La reunión cumbre en la capital noruega de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Israel y Estados Unidos finalizó hoy sin anuncios sobre asuntos de fondo, aunque con el compromiso de israelíes y palestinos de continuar su negociación de paz.
Los presidentes Yasser Arafat, de la ANP, y Bill Clinton, de Estados Unidos, y el primer ministro de Israel, Ehud Barak, declararon que la cumbre fue fructífera, después de un largo estancamiento del proceso de paz.
También explicaron que evitarán las declaraciones públicas que puedan perjudicar la negociación, que continuará a cargo de funcionarios de alto nivel.
Los principales protagonistas del proceso de paz de Medio Oriente se entrevistaron en Oslo para encarar, según dijeron, la etapa final de la maratónica negociación de paz.
"Nadie que haya visto las fotografías del presidente Arafat y del (asesinado) primer ministro (Yitzhak) Rabin a la puerta de la Casa Blanca (en 1993) podría negar que Medio Oriente ha cambiado", dijo el lunes el rey Harald de Noruega, al dirigirse a los participantes en la cumbre.
El proceso de paz entre israelíes y palestinos sólo ha avanzado algunos pasos desde su comienzo formal hace seis años y Clinton, su principal patrocinador, está empeñado en una carrera contra el tiempo para apagar el polvorín de Medio Oriente antes del fin de su segundo mandato en el 2001.
Por su parte, Arafat tiene prisa por lograr la creación de un estado palestino independiente, el objetivo por el que ha luchado durante 50 años.
Arafat confirmó en Oslo su firme deseo de alcanzar la paz definitiva con Israel. "Como Clinton, creo que esta ocasión debe servir para dar una nueva oportunidad al proceso de paz", dijo el presidente de la ANP.
"No buscamos un objetivo imposible, sino que solamente deseamos que se implementen los acuerdos ya firmados", agregó.
Arafat reiteró en Oslo que los palestinos esperan que Israel abandone los territorios que ocupó en 1967 y desmantele los asentamientos judíos en esos sitios, como lo ha exigido el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
En la cumbre de Oslo participaron también el presidente de Finlandia, Martti Ahtisaari, el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, y los cancilleres Abdel Elah Khatib, de Jordania, y Mohammed Benaïssa, de Marruecos.
El motivo formal de la cumbre fue una ceremonia de homenaje a Rabin, el primer ministro israelí asesinado el 4 de noviembre de 1995 por un extremista judío.
Rabin es considerado uno de los arquitectos del proceso de negociaciones, por el que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1994, junto con Arafat y el ex canciller israelí Shimon Peres.
La iniciativa de la ceremonia de homenaje correspondió a la viuda del asesinado jefe de gobierno, Leah Rabin.
"Es triste estar aquí cuatro años después de su asesinato. Espero que la reunión en Oslo recuerde la obligación de continuar el proceso de paz que comenzó aquí. En Israel, Oslo siempre será asociado con la paz", dijo Leah Rabin.
Las conversaciones en la capital noruega sirvieron como paso inicial de una nueva ronda de conversaciones de paz, algo que Clinton intentó impulsar desde el comienzo de la reunión cuando afirmó que la cumbre debía "darle algo de energía al proceso".
Clinton dijo que si Rabin hubiera estado vivo para ver la reunión, habría dicho: "Esto está bien, pero si en realidad quieren homenajearme, terminen con el trabajo".
"Ahora tenemos una oportunidad, pero sólo una, de alcanzar una paz real y duradera entre Israel y sus vecinos. Si nos desviamos, todos sufriremos las consecuencias", afirmó el mandatario estadounidense.
Arafat, Barak y Clinton habían consolidado estrechos vínculos con Rabin. Se los vio profundamente conmovidos durante el discurso de Leah Rabin el lunes.
Los ojos de Clinton se humedecieron cuando ella dijo: "Ahora, vuestro compromiso es encontrar la fórmula correcta para terminar lo que mi marido comenzó y por lo que pagó el máximo precio: la vida. Depende de ustedes. ¿Es esto pedir demasiado?"
Casi siete años pasaron desde el comienzo, en enero de 1993, de la primera ronda de negociaciones en Oslo.
Insatisfechos con los escasos avances logrados luego del primer diálogo directo entre la Organización para la Liberación de Palestina y el gobierno israelí, celebrado en 1991 en Madrid, ambas partes comenzaron a buscar otras vías de contacto.
Al contrario de otros intentos previos de diálogo de paz, las causas históricas del conflicto quedaron fuera de las conversaciones en Oslo.
Los asistentes a la última cumbre de Oslo coincidieron en que el carácter reservado de las conversaciones fueron en interés de todos. Clinton destacó esta necesidad apenas llegó a la capital noruega el lunes por la mañana.
"Es probable que cuanto menos digamos en público, más posibilidades tengamos de llegar a algo", dijo entonces.
Las conversaciones iniciales de 1993 concluyeron con el Acuerdo de Paz de Oslo, que dejó sentados los principios para el establecimiento gradual de la paz entre Israel y los palestinos.
El acuerdo incluyó el establecimiento de una administración palestina autónoma en algunas áreas de Cisjordania y Gaza.
La implementación de los Acuerdos de Oslo sufrió muchos retrocesos. El Protocolo de Hebrón, firmado en enero de 1997, el Memorándum de Wye River, en octubre de 1998, y el Memorándum de Sharm el-Sheikh, de septiembre de 1999, fueron testimonio de esas dificultades.
En los últimos meses, Barak comenzó a implementar algunos de los puntos acordados en Wye River, como la liberación de presos árabes en cárceles israelíes y la apertura de un pasaje para que los palestinos transiten entre Gaza y Cisjordania.
Aún no se han abordado los puntos más difíciles, como los asentamientos judíos en los territorios autónomos y ocupados, la constitución de un estado palestino y el destino de Jerusalén, reivindicada como capital tanto por israelíes como por palestinos.
Las conversaciones en Oslo esta semana no representaron un avance en el proceso de paz, pero romperán el hielo para próximas negociaciones. (FIN/IPS/tra-en/ip/js/ak/ff-mj/ip/99