IRAQ: EEUU y Gran Bretaña piden expulsión de representante de ONU

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, trata de resistir la presión de Estados Unidos y Gran Bretaña para expulsar a su coordinador humanitario en Iraq, Hans von Sponeck, informaron funcionarios del foro mundial.

Von Sponeck, un diplomático alemán, se volvió demasiado crítico hacia las sanciones comerciales contra Iraq para el gusto de Washington y Londres, señaló el diario londinense The Financial Times.

Sin embargo, Annan solicitó a Von Sponeck que permanezca en su puesto un año más, informó el martes Fred Eckhard, portavoz de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

"Ya hubo quejas similares sobre su predecesor, y el secretario general piensa que habría quejas similares sobre su sucesor. Es algo inherente al territorio", declaró Eckhard.

El antecesor de Von Sponeck, el diplomático irlandés Denis Halliday, abandonó su cargo hace un año luego que Estados Unidos y Gran Bretaña protestaran por sus fuertes denuncias de los efectos del embargo impuesto a Iraq en 1990, luego de su invasión a Kuwait.

Posteriormente, Halliday se transformó en uno de los principales críticos de las sanciones de la ONU.

Aunque Von Sponeck tiene una postura menos combativa que Halliday, también fue blanco de críticas por sugerir que el embargo perjudicó al pueblo iraquí.

"El coordinador humanitario debe preocuparse por la gente a la que debe servir. Debe caminar sobre un hilo muy fino", observó Eckhard.

Durante una visita a la sede de la ONU, la semana pasada, Von Sponeck dijo que incluso el programa especial "petróleo por alimentos", que permite a Iraq exportar mensualmente 1.000 millones de dólares en petróleo para adquirir artículos humanitarios, padece trabas de Washington y Londres.

En los últimos meses, Estados Unidos y Gran Bretaña bloquearon 572 solicitudes de importaciones de Iraq por unos 700 millones de dólares, según la ONU.

Aun sin las trabas, el programa no es suficiente para restaurar el nivel de vida de los iraquíes previo a la guerra del Golfo, cuando el ingreso por habitante era superior a 3.000 dólares, observó Von Sponeck.

De todas maneras, Washington y Londres consideran que el coordinador humanitario es más crítico hacia las sanciones que hacia Bagdad, al que culpan por el deterioro del nivel de vida de los 23 millones de iraquíes.

El embajador británico Jeremy Greenstock arguyó que de las 82 trabas que su gobierno puso a las solicitudes iraquíes, 62 se debieron a falta de información suficiente de Bagdad sobre sus pedidos de importación.

Algunos de los artículos solicitados podían tener "uso ambiguo", incluidas aplicaciones militares, mientras dos pedidos se relacionaban con productos para un programa ilegal de petróleo, según Gran Bretaña.

Los pedidos humanitarios de Iraq deben ser estudiados con cuidado porque el gobierno se propone "mantener, y aun reconstruir, sus armas de destrucción masiva", previno el embajador estadounidense Peter Burleigh.

Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU estipulan que las sanciones sólo serán levantadas cuando Iraq haya eliminado todas sus armas de destrucción masiva y ello haya sido verificado por el foro mundial.

Pero esa verificación está muy lejos de concretarse, ya que desde diciembre, cuando aviones estadounidenses y británicos atacaron Iraq, Bagdad no abre sus puertas a los inspectores.

El Consejo de Seguridad pretendía que el programa petróleo por alimentos permitiera a Bagdad, bajo estricta supervisión de la ONU, abastecer a su población de alimentos, medicinas y aun reconstruir parte de la infraestructura destruida en la guerra, pese a las sanciones.

Pero Von Sponeck y Annan advirtieron que más de 10 por ciento de los artículos humanitarios que Iraq intentó importar fueron retenidos, principalmente por Estados Unidos y Gran Bretaña, los países que más se oponen al levantamiento de las sanciones.

Estados Unidos también fue criticado por varios países integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU por respaldar el embargo y a la vez incitar abiertamente a disidentes iraquíes que pretenden derrocar al presidente Saddam Hussein.

Varios grupos disidentes terminaron el lunes una reunión de cuatro días en Nueva York para superar diferencias y formar un frente unido contra Hussein.

Varios funcionarios estadounidenses, entre ellos el subsecretario de Estado Thomas Pickering y el embajador itinerante para crímenes de guerra, David Scheffer, se reunieron con delegados de los grupos iraquíes para estimularlos a unirse más.

Sin embargo, algunos delegados declararon posteriormente que quedaron muchos temas pendientes y que varios grupos, entre ellos los disidentes chiítas y kurdos, ni siquiera participaron de la reunión. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/mlm/ip/99

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