El papa Juan Pablo II terminó hoy una visita apostólica de cuatro días a India, luego de destacar que la libertad religiosa constituye uno de los derechos humanos.
El pontífice viajó este lunes hacia su próximo destino, Georgia, en un vuelo especial de Air India que el gobierno puso a su disposición como cortesía.
India tiene unos 1.000 millones de habitantes, y de ellos sólo 25 millones son cristianos. Cerca de 83 por ciento de la población es hindú, y 11 por ciento musulmana.
La fe no debe convertirse en un motivo de conflicto, y de hecho va junto con la paz, dijo el jefe de la Iglesia Católica en la noche del domingo a una audiencia interreligiosa.
El Papa evitó la palabra "conversión", tan manejada el último año por grupos fundamentalistas hindúes como Vishwa Hindu Parishad (VHP), que desató una violencia sin precedentes contra la minoritaria comunidad cristiana y sus instituciones en India.
Ningún estado ni grupo tiene derecho a controlar directa o indirectamente la convicción religiosa de una persona ni a obstaculizar la práctica pública de su fe, subrayó el pontífice.
"La libertad de culto constituye la esencia misma de los derechos humanos. Su inviolabilidad es tal que debe reconocerse a los individuos el derecho a cambiar de religión si su conciencia así se lo indica", agregó.
Además de todos los honores de un jefe de Estado de visita, el gobierno de coalición encabezado por el Partido Bharatiya Janata, de corte nacionalista hindú, ofreció al Papa una fuerte protección.
Sin embargo, el gobierno no emitió por la red nacional de televisión la misa al aire libre que el Papa celebró en la mañana del domingo, ni permitió que altos funcionarios compartieran una plataforma con él.
La misa congregó a unas 75.000 personas, y en ella se lanzó el documento del sínodo asiático "Eccelsia in Asia", el cual destaca que la evangelización en este continente, donde nació el cristianismo, constituye "una prioridad absoluta".
El Papa no pareció perturbarse por las manifestaciones y protestas protagonizadas por el VHP y otros grupos fundamentalistas menos conocidos que exigían el fin de supuestas conversiones forzadas y una disculpa por las conversiones realizadas por los portugueses en su antiguo enclave de Goa.
Pero el pontífice no los complació, y en cambio encomendó la protección del clero y el laicado de su iglesia en Asia a la Virgen María. "Renueva y sostiene su espíritu de celo y su compromiso con la gran tarea de la evangelización y el servicio", dijo en una homilía.
El documento del sínodo deja claro que la Iglesia Católica, que se arraigó en Europa en el primer milenio y en Africa y América en el segundo, procura que el tercer milenio "sea testigo de una gran cosecha de fe en este continente vasto y vital".
Durante un encuentro con el Papa, el primer ministro Atal Bihari Vajpayee admitió que, aunque India es una tierra de libertad religiosa, tiene "algunos sectores intolerantes".
Las autoridades se encargaron de mantener a esos sectores bien lejos del Papa en su camino por Diwali, el festival indio de luces, que culminó en la medianoche del domingo con fuegos artificiales. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/mlm/cr/99