EUROPA: Yeltsin abandonó cumbre de la OSCE

El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, se retiró hoy de la cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE), en Turquía, en protesta por las críticas que recibió por la ofensiva militar rusa en Chechenia.

Yeltsin insistió ante gobernantes europeos y en una reunión privada con el presidente estadounidense Bill Clinton que Rusia actúa contra "terroristas y bandidos" en su propio territorio, y advirtió que la ofensiva militar no cesará.

También terminó antes de lo previsto una reunión con el presidente francés Jacques Chirac y con el canciller (jefe de gobierno) Gerhard Schroeder, y volvió a Moscú.

Rusia se enfrenta así a la amenaza de sanciones financieras y al aislamiento político. Pero observadores políticos señalaron que Occidente tiene pocas alternativas viables, ya que la mayoría del pueblo ruso apoya la guerra contra los guerrilleros islámicos en Chechenia.

Clinton recordó a Yeltsin que seguramente no ocuparía la presidencia rusa sin el apoyo de Occidente, mientras el líder ruso recordó el precedente sentado por los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Yugoslavia este año.

Está previsto que los líderes reunidos adopten la declaración final, la Carta de Estambul, durante la ceremonia de clausura de la cumbre el viernes, aunque Rusia advirtió que no se debe agregar texto a último momento. Moscú insistió que no firmará el documento si contiene referencias a Chechenia.

Mientras, Turquía logró uno de sus mayores objetivos en la cumbre de Estambul: la firma de un acuerdo con Azerbaiján para construir un oleoducto entre Baku y Ceyhan que vinculará los yacimientos de petróleo del mar Caspio con el Mediterráneo.

Clinton estuvo presente durante la firma del acuerdo, lo cual irritó aun más a Moscú, que había intentado impedir la construcción del oleoducto.

"La firma del acuerdo por el oleoducto Baku-Ceyhan es un gran logro para Turquía", declaró Kemal Kirisici, analista de relaciones internacionales de la Universidad Bogazici, de Estambul.

"Pero la aplicación práctica del proyecto queda a la sombra del conflicto ruso-checheno, porque la inestabilidad actual en la región del Cáucaso afectará en lo inmediato la construcción del oleoducto así como el futuro flujo ininterrumpido del petróleo", advirtió.

"La controversia entre Oriente y Occidente en la sesión de este jueves surge de dos principios conflictivos pero relacionados: la integridad territorial y los derechos humanos. Aplicar los dos a la vez provoca conflictos, inevitablemente", dijo Kirisici.

Este jueves también se firmaron cuatro acuerdos entre Azerbaiján, Kazajstán, Turkmenistán y Turquía, con la presencia de Clinton.

"El acuerdo por el oleoducto lleva el asunto a mitad de camino, pero no hasta el final", afirmó Ferai Tinc, analista de relaciones internacionales de Estambul.

"Las trasnacionales petroleras tienen sus dudas sobre la factibilidad del proyecto, ya que los yacimientos del mar Caspio quizá no sean del tamaño suficiente", agregó.

Las petroleras condicionaron su participación a que Turquía aporte financiación y asegure el volumen de crudo que transportará el oleoducto, dijo la analista.

Turquía aceptó aportar los 2.400 millones de dólares que hacen falta para construir el oleoducto desde la frontera con Georgia hasta el puerto turco de Ceyhan.

"Para que tenga éxito, el proyecto aún debe superar grandes dificultades, como la financiación, la construcción y la definición del estatuto legal del mar Caspio", dijo Mehmet Ogutcu, director para Asia-Pacífico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

No obstante, el acuerdo alcanzado este jueves le otorga a Turquía una importante vía de transporte de energía, según la mayoría de los analistas.

Turquía busca canalizar el petróleo del mar Caspio a los mercados internacionales desde 1991, cuando Azerbaiján se independizó tras el colapso de la Unión Soviética.

Desde entonces y con ese fin, las petroleras British Petroleum, Amoco, Shell, Texaco y Chevron negocian con la Corporación Petrolera Turca y la Compañía Petrolera Estatal de Azerbaiján, así como con los gobiernos de Estados Unidos, Turquía y Azerbaiján.

Las compañías plantearon en un principio trasladar el petróleo en barcos petroleros desde el puerto ruso de Novorossysk por el río Bósforo, pero Turquía se opuso firmemente por los posibles peligros ambientales.

Se prevé que el oleoducto quede concluido en el 2004, con una capacidad para trasladar 50 millones de toneladas de crudo por año.

"Turquía consume anualmente 30 millones de toneladas de petróleo, pero se prevé que la cifra aumentará 50 por ciento para el 2010", explicó el ministro de Energía Cumhur Ersumer.

"O sea que Turquía, un país importador de petróleo, tendrá el control de vitales recursos energéticos mientras controle el oleoducto", agregó la analista política Taha Akyol.

Pero el economista Mustafá Sonmez cree que el acuerdo es una "aventura diseñada para devolver a Turquía el peso estratégico regional que perdió tras el fin de la guerra fría".

"Esto lo hace Estados Unidos para quitarle a Rusia el dominio estratégico de la región del Cáucaso, mientras fomenta el de Turquía", dijo Sonmez a IPS.

"Hay 117 millones de toneladas de crudo para ser transportados por año desde el mar Caspio a los mercados internacionales. La capacidad actual de la terminal marítima rusa de Novorossysk es de 96 millones de toneladas", explicó.

"Si se le agrega la capacidad instalada de la terminal de Supsa, en Georgia, entonces no quedará petróleo para transportar por el oleoducto de Baku-Ceyhan", razonó Sonmez. (FIN/IPS/tra-en/nm/ak/aq/ip/99

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