EEUU: Prosperidad no alcanza a millones de pobres

Decenas de millones de habitantes de Estados Unidos viven en la pobreza y no reciben beneficio alguno de la prosperidad general de este país, según el Instituto para la Política Alimentaria y el Desarrollo (IFDP), de California.

"America needs human rights", un libro publicado por el IFDP, señala que el gobierno, que critica a otros países por sus antecedentes de derechos humanos, debe examinar sus propias faltas en materia de "derechos humanos económicos" con respecto a la alimentación y la vivienda de sus ciudadanos.

"Llegó el momento de observar seriamente nuestros antecedentes de derechos humanos aquí, en casa", apuntó Peter Rosset, director ejecutivo del IFDP y coautor del libro.

Comparado con otras naciones industrializadas, Estados Unidos tiene uno de los peores índices de pobreza y hambre, afirma el libro. "A pesar de que la prensa elogia la burbuja de la bolsa de valores, el hambre afecta a 36 millones de ciudadanos de los cuales 14 millones son niños", advierte.

La cantidad de personas que no pueden comprar suficientes alimentos en Estados Unidos aumentó 50 por ciento entre 1985 y 1990, de 20 a 30 millones, o sea 12 por ciento de la población, señaló el libro, escrito también por Anuradha Vital.

En 1995 se calculó que la cantidad aumentó a 35 millones de personas indigentes. "El hambre no se origina en la escasez de alimentos sino más bien en factores políticos, que dan como resultado una distribución y acceso injustos", expresaron los autores.

Según datos del censo federal, uno de cada cinco niños menores de cinco años vive en la pobreza, el índice más alto entre las naciones industrializadas. Además, la brecha entre ricos y pobres en este país es la peor de los últimos 50 años.

Unos 44 millones de personas no tienen seguro de salud y siete más no tienen viviendas.

"Viola las normas internacionales de derechos humanos que haya tantos que no tienen nada en medio de tanta riqueza", critica la publicación.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, si bien no tiene fuerza legal, incluye el derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar propio y de la familia.

Si bien esto no significa que los gobiernos deben alimentar y alojar a todos, estipula que las políticas no deben negar esos derechos, explicó Rosset.

El libro del IFDP asegura que la política estadounidense niega esos derechos a millones de personas en el país, a pesar del auge económico.

Mucha gente pasa hambre "porque no puede permitirse una alimentación adecuada, lo cual es resultado de la caída a largo plazo del salario real del trabajador promedio, así como los recortes en el gasto social", según el IFDP.

La semana pasada, el IFDP y el Instituto de Estudios Políticos, con sede en Washington, organizaron una delegación de celebridades y miembros del Congreso para realizar una gira en autobús por el estado meridional de Georgia.

Los participantes de la excursion, entre ellos los legisladores Cynthia McKinnen y Luis Gutierrez, y el actor Danny Glover, solicitaron un aumento del salario mínimo y más fondos federales para la educación, la salud y el cuidado de los niños.

Una de las razones por las cuales se eligió a Georgia fue por su alto índice de pobreza, dado que cerca de 9,7 por ciento de los hogares tienen "acceso inseguro a los alimentos", según Rosset.

El libro indicó que el primer motivo de la creciente pobreza es la caída salarial, pese a que descendió el desempleo. Las estadísticas oficiales consideran que una persona esta empleada si realiza cualquier tarea por 10 o 40 horas semanales y se le paga entre siete a 70 dólares por hora.

"Eso es un contrasentido porque muchos necesitan trabajo a tiempo completo y no lo pueden conseguir y muchos son incapaces de mantenerse a sí mismos y sus familias con los bajos salarios que ganan", apuntó el libro.

En 1996, más de cuatro millones de trabajadores estaban empleados a tiempo parcial, pretendían tiempo completo y no lo conseguían, dijo el Instituto. Casi 10 millones adicionales trabajan tiempo completo todo el año por menos de siete dólares por hora.

"Esos grupos de trabajadores, todos registrados como empleados, no obtienen suficientes ingresos para alojar y alimentar a una familia de cuatro", indicó el libro.

El gasto social descendió en forma paralela al aumento del índice de pobreza.

En 1996, el presidente Bill Clinton firmó la ley de reforma de previsión social, que recortó 54.000 millones de dólares y eliminó el programa de ayuda a familias con niños dependientes que brindaba mensualmente asistencia a 12,8 millones de personas.

Más de la mitad del recorte afectó a los subsidios alimentarios, lo cual redunjo la compra de víveres a personas con bajos ingresos.

En 1997, primer año de la reducción de beneficios, una investigación de la conferencia de alcaldes estadounidenses descubrió un aumento adicional del 60 por ciento en la cantidad de personas que no pueden adquirir una cantidad suficiente de alimentos.

De alguna manera, el gobierno reconoció que la política doméstica viola normas internacionales de derechos humanos, observó el libro.

En la Cumbre Mundial de la Alimentación en Roma, en 1996, Melinda Kimble, jefa de la delegación estadounidense, dijo que su país no podía apoyar los términos sobre el derecho a alimentarse, usado en el plan de acción de la cumbre, porque la nueva reforma previsional violaría la ley internacional.

Kimble trató de minimizar el derecho a los alimentos, llamándolo "un objetivo o una aspiración".

"Entonces, ¿donde está el dinero gastado antes en previsión y programas para subsidiar alimentos que habrían podido ayudar a que Estados Unidos cumpliera con los propósitos enunciados en el Plan de Acción de la Cumbre?", pregunta el libro.

Al mismo tiempo que redujo los beneficios previsionales, el presupuesto federal de 1999, propuesto por la administración Clinton, incluyó un aumento de 112.000 millones de dólares para gastos militares en los próximos seis años.

"Mientras un quinto de los niños del país crecen en la pobreza, es una desgracia nacional poner a la cabeza de nuestras prioridades los intereses de los compañías de equipos militares", afirmó el libro.(FIN/IPS/tra-en/dk/ego/aq/hd/99

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