EE.UU.: Empresas invierten más en dictaduras que en democracias

Las grandes empresas de Estados Unidos dicen creer en la democracia pero invierten su dinero en dictaduras, denunció el Servicio de Información sobre la Nueva Economía (SINE), un grupo de expertos con sede en Washington.

"Es irónico que, aunque el triunfo de la democracia hace 10 años (con el fin de la guerra fría) generó un gran crecimiento económico mundial, las democracias en desarrollo sean las menos beneficiadas por el comercio y la inversión", comentó David Jessup, autor del informe, titulado "Dólares y democracia".

Si esta tendencia continúa, "las decisiones de las empresas estadounidenses sobre compras e inversiones en el extranjero podrían, inadvertidamente, reducir las posibilidades de supervivencia de las democracias frágiles", advirtió Jessup, director ejecutivo del SINE.

Las "democracias en desarrollo" podrían beneficiarse insistiendo en normas de comercio mundial que exijan el respeto a los derechos humanos y laborales en la próxima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sugirió el SINE.

La reunión ministerial tendrá lugar en Seattle, Estados Unidos, del 30 de noviembre al 3 de diciembre.

El nuevo informe recoge cifras del Banco Mundial y del gobierno de Estados Unidos, y define a las democracias como aquellos países considerados libres por la organización estadounidense de derechos humanos Freedom House.

Existen otras formas de clasificar a los países, por ejemplo por sus ingresos por habitante o por sus exportaciones, admitió Jessup.

Pero "no importa cómo se clasifiquen los datos, los gobiernos autoritarios venden a Estados Unidos, y en menor grado al mundo, más productos que las democracias en desarrollo, en especial productos manufacturados", destaca el informe.

En 1989, los países democráticos representaron 53,4 por ciento de todas las importaciones de Estados Unidos desde el Sur en desarrollo, excepto el petróleo. Desde entonces, la cifra cayó a 39,4 por ciento, aunque ahora hay más democracias para escoger.

En contraste, los países clasificados como "no libres" (un grupo dispar que incluye a Arabia Saudita, Birmania y Chad) ganaron 10,6 por ciento, y los "parcialmente libres" (como Indonesia, Perú y Zimbabwe) 10,9 por ciento.

En el mismo período, la inversión de Estados Unidos en el sector manufacturero de países democráticos en desarrollo subió 1,8 puntos al pasar de 26,2 a 28 por ciento en 1989, frente a un aumento de 5,7 puntos en regímenes autoritarios.

China, que hace 10 años figuraba en el lugar 18 entre los receptores de inversiones de Estados Unidos, está ahora en cuarto lugar, por encima de Argentina y Corea del Sur, que tienen gobiernos democráticos.

En conjunto, China y los "parcialmente libres" Brasil, México y Malasia representaron el año pasado 67,6 por ciento de toda la inversión directa estadounidense en el sector manufacturero del Sur en desarrollo.

Sin embargo, el informe advierte contra las conclusiones apresuradas.

El SINE destacó que no existe una explicación clara para esta ventaja de los gobiernos autoritarios sobre los democráticos, y en ningún momento sugiere que los ejecutivos e inversores realicen una elección a conciencia entre unos y otros.

En cambio, una combinación de factores podrían influir en las decisiones empresariales, como el nivel de salarios, la protección del ambiente y los derechos laborales.

Los dictadores tienden a suprimir todas estas normas y a ofrecer fuertes incentivos, que incluyen exoneraciones fiscales, para atraer a compañías extranjeras, señala el informe.

Los déspotas también pueden aventajar a los demócratas porque la política exterior de Estados Unidos sostiene que los mercados abiertos conducen a sistemas políticos abiertos, y por lo tanto otorga a los empresarios un motivo para "comprometer" a los regímenes autoritarios, agrega.

Por su parte, los dictadores pueden adoptar decisiones con rapidez y aplicarlas enérgicamente.

Cuando el presidente indonesio Alí Suharto fue derrocado tras 32 años de régimen dictatorial, un experto del banco de inversión J.P. Morgan dijo que "la democracia es una forma deseable de gobierno, pero no necesariamente la forma más eficiente de gobierno", recordó Jessup.

Sin embargo, la inversión puede ser particularmente riesgosa, y la recuperación especialmente lenta, en aquellos países donde el autoritarismo y la corrupción prevalecen sobre la democracia y la ley. Indonesia es el ejemplo más claro.

Entonces, ¿qué pueden hacer las democracias en desarrollo para mejorar sus perspectivas de mercado?

Una medida posible sería respaldar la demanda sindical de que la OMC apruebe una "cláusula social" que vincule al comercio con garantías a los derechos de los trabajadores, especialmente a la libertad para sindicalizarse.

El Grupo de los 15 países en desarrollo pertenecientes a la OMC acordaron el pasado agosto oponerse a tal medida por temor a que se transforme en un pretexto para el proteccionismo de los países ricos.

Pero "si se construye adecuadamente, un mecanismo que vincule el comercio con los derechos laborales ayudará mucho más a las democracias del Sur a obtener mercados para sus exportaciones de lo que protegerá a las industrias en el Norte industrial", concluye el informe. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/mlm/dv-if/99

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