EE.UU.: China y Rusia serían prioridad en gobierno de Bush hijo

La prioridad de la política exterior de Estados Unidos debería ser la relación con "antiguos aliados y posibles rivales de Europa y Asia", advirtió George W. Bush, gobernador de Texas y precandidato presidencial favorito del Partido Republicano.

En su primer discurso dedicado a la política exterior, pronunciado el viernes en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, en California, Bush se hizo eco de muchas de las prioridades de su padre, el ex presidente George Bush (1988-1992).

El precandidato opinó que "Eurasia es el corazón estratégico del mundo" y fustigó implícitamente al presidente Bill Clinton por descuidar los vínculos con los países de esa región.

"Todos nuestros objetivos en Eurasia dependerán de que fortalezcamos las alianzas que sustentan nuestra influencia en Europa, Asia oriental y Medio Oriente", dijo.

Así mismo, Washington debería prestar más atención a India sin descuidar su "antigua relación con Pakistán", agregó Bush, popularmente conocido como "W" para distinguirlo de su padre.

El gobernador consideró que los mayores desafíos de toda Europa y Asia son China y Rusia, a los que calificó de "potencias en transición", y dedicó la mayor parte de su discurso a los vínculos futuros con esos dos países.

Si China y Rusia "se transforman en amigos de Estados Unidos, esa amistad estabilizará al mundo, pero si no, la paz que buscamos no será encontrada", advirtió, y sugirió que, si resulta elegido presidente, adoptará una línea más dura hacia ambas naciones.

"China es un competidor, no un aliado estratégico", dijo Bush, aunque respaldó la incorporación de Beijing a la Organización Mundial del Comercio.

"Si soy presidente, China será respetada como una gran potencia, pero en una región de fuertes alianzas democráticas. No será amenazada, pero sí controlada", advirtió.

Añadió que Washington debería "ampliar sus bases de defensas con misiles" entre aliados asiáticos como Corea del Sur, Japón, Filipinas, Australia y Tailandia, y que su gobierno ayudaría a Taiwan "a defenderse", en una declaración poco precisa que seguramente provocará una airada reacción de Beijing.

Así mismo, Bush exhortó a "una nueva relación estratégica" con Rusia y afirmó que aumentaría la ayuda económica para desmantelar el arsenal nuclear de ese país.

Moscú podría incorporarse a los esfuerzos de defensa de misiles de Estados Unidos, pero sólo si abandona "su peligroso hábito de proliferación atómica", aclaró el precandidato, y reiteró su oposición al Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares, rechazado por el Congreso en octubre.

Washington continuará apoyando la reforma política y económica en Rusia, pero "no excusará su brutalidad", dijo Bush, en clara referencia a la actual represión en la república separatista de Chechenia.

"Si Rusia ataca a civiles… ya no puede esperar la ayuda de las instituciones financieras multilaterales", advirtió.

Bush no hizo mención de Africa, y su única referencia a América Latina fue una breve frase relacionada con su esperanza de alcanzar un acuerdo hemisférico de libre comercio.

Tampoco mencionó grandes temas mundiales como el recalentamiento del planeta u otros temas ambientales, pero destacó que agencias como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional "no deberían imponer la austeridad, rescatando banqueros y empobreciendo a las clases medias".

En cambio, ambas instituciones financieras deberían volverse "más transparentes y responsables" y "estimular las bases del crecimiento económico y el libre mercado", opinó.

En cuanto a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bush dijo que "nunca pondría a soldados estadounidenses bajo el comando del foro mundial" y que Washington "sólo debería pagar sus aportes atrasados a la ONU si ésta reduce su burocracia y la desproporcionada contribución" de Estados Unidos.

El gobernador de Texas, reelegido por abrumadora mayoría el año pasado, despliega una campaña de más de 40 millones de dólares, mucho más que sus rivales más cercanos para la nominación presidencial, entre ellos el senador de Arizona John McCain.

En general, Bush es considerado un "peso liviano" en materia de política exterior, particularmente después de una embarazosa entrevista televisiva, hace dos semanas, donde se le preguntó el nombre de los mandatarios de Chechenia, Pakistán, India y Taiwan.

De los cuatro, Bush sólo supo decir el apellido del presidente de Taiwan, Lee Teng-hui.

El discurso del viernes pareció destinado a marcar su identidad en materia de política exterior y diferenciarla del derechista Patrick Buchanan y del vicepresidente Al Gore, favorito a la nominación presidencial por el gobernante Partido Demócrata. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mlm/ip/99

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