Un atentado con dinamita contra el oleoducto que transporta petróleo en Ecuador desde la Amazonia hasta la refinería de la norteña zona de Esmeraldas provocó un derrame de 36.000 barriles de crudo con serias consecuencias para el ambiente.
La carga explosiva estalló a la altura del kilómetro 284, sector Las Lagunas, cercano a Santo Domingo de los Colorados, unos 100 kilómetros al oeste de Quito.
El oleoducto permanecerá fuera de servicio hasta este jueves, ya que la ruptura es importante y los trabajos de reparación en el tramo dañado demorarán 48 horas, informó la empresa estatal Petroecuador, que opera esa obra.
Las autoridades advirtieron que el vertido de petróleo representa un riesgo para la salud de los habitantes de la zona, mientras varias cuadrillas de trabajadores empezaban las tareas de limpieza.
Para mitigar el impacto ambiental se colocaron barreras de material absorbente y productos químicos a lo largo de un arroyo cercano al desastre.
También se construyó una piscina para acumular el hidrocarburo y evitar que corriera hasta el río Toachi. Sin embargo, parte del crudo derramado habría llegado hasta esa vía fluvial.
Trabajadores provistos de máscaras y guantes recogen el petróleo en cubos y lo depositan en tanques con una capacidad de 50 galones (190 litros) cada uno.
En un lugar cercano al que se produjo el atentado, el oleoducto ya tuvo dos roturas. La primera se produjo en febrero de 1998, y la segunda en mayo, con el resultado de la contaminación de piscinas de cultivo de peces cercanas a la tubería y del río Toachi.
El primero de los dos accidentes, verificado en las inmediaciones de la refinería de Esmeraldas, provocó el derrame de 16.000 barriles de crudo en un río cercano a la ciudad y un incendio en las barriadas aledañas, con un saldo de 14 personas muertas y 52 heridas.
Angel Lozano, uno de los campesinos que estuvo cerca de los dos accidentes anteriores, comentó que todavía estaba en su cama cuando este martes escuchó la explosión.
"El anterior accidente en mayo lo vi de cerca, caminaba para ordeñar las vacas cuando algo explotó y me tiré al piso. En pocos segundos quedó todo negro, menos mal que estaba a 100 metros del chorro gigante de petróleo", dijo Lozano.
Otro campesino del lugar aseguró que estaba en su casa cuando escuchó el estallido y sintió un movimiento parecido a un temblor de tierra.
"Salí corriendo fuera de la casa y vi una gran nube negra que se expandía", señaló.
Según Lozano, el "chorro gigante" de crudo del episodio de mayo duró diez minutos. Luego se redujo su intensidad, pero el vertido continuó cerca de dos horas y media.
En esa oportunidad, el petróleo derramado fue de menos de 5.000 barriles, frente al volumen de 36.000 barriles que escapó este martes del oleoducto.
Ninguna organización se hizo responsable del atentado. Fuerzas especiales de la policía investigan en la zona sobre la base de múltiples hipótesis.
En opinión de algunos comentaristas, el atentado podría haber sido obra de guerrilleros colombianos como reacción ante la prevista concesión por 10 años a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de la base aérea de la localidad ecuatoriana de Manta, situada en un punto medio de la costa.
El gobierno de Jamil Mahuad explicó que las fuerzas estadounidenses utilizarán las instalaciones de Manta para el combate contra el narcotráfico, pero la oposición sospecha que Washington pretende una base para una posible intervención en Colombia.
Otros opinan que el atentado contra el oldeoducto podría haber sido perpetrado como protesta contra la decisión de Mahuad de mantener en el cargo al ministro de Energía, René Ortíz, quien fue acusado de irregularidades.
El presidente de Petroecuador, Jorge Pareja, aseguró que el episodio no afectará las exportaciones petroleras del país, pues se dispone de una reserva almacenada de cerca de dos millones de barriles.
"Es un atentado sin sentido, porque con esto no dañan a un gobierno, ni a un ministro. Sólo dañan a una empresa del Estado que es parte de todos los ecuatorianos", declaró Pareja.
La explosión provocó la pérdida de unos dos millones de dólares entre el petróleo vertido y la contaminación de las piscinas de peces y de otras instalaciones, de acuerdo con los primeros cálculos.
En los últimos dos años se produjeron diez roturas de importancia en el oleoducto transecuatoriano, aunque éste es el primer atentado contra esa obra de más de 500 kilómetros de extensión y que transporta 345.000 barriles de crudo al día desde la zona petrolera de la selva hasta la costa, donde está la refinería.
Los trabajadores de Petroecuador atribuyeron esos accidentes a la falta de mantenimiento, consecuencia a su vez de "la intención del gobierno de privatizar el sector petrolero".
El petróleo y sus derivados son el segundo rubro de exportación del país y representan 24 por ciento de los ingresos por comercio exterior, frente a 30 por ciento del banano. (FIN/IPS/kl/ff/en/99