Las compañías trasnacionales están aprendiendo que si no asumen sus responsabilidades ambientales y sociales perderán dinero, sostienen ejecutivos del sector, a pesar del escepticismo de los activistas.
La 12 reunión anual del Panel Mundial, titulada "Invertir en Responsabilidad", se realizó en La Haya la semana pasada para discutir sobre la posibilidad de una economía que tenga en cuenta al ambiente, la ética y la sociedad.
Expertos en desarrollo sustentable, representantes de compañías trasnacionales, políticos, diplomáticos y organizaciones no gubernamentales participaron en la conferencia.
"Para ser sustentables, las empresas deben ser viables en lo económico, pero también responsables en lo ambiental y social", dijo John Elkington, presidente de SustainAbility, de Gran Bretaña.
La firma de Elkinton asesora a varias agencias nacionales e internacionales como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
"Por lo tanto, el capitalismo del siglo XXI tendrá tres aspectos principales que serán el… económico, consistente en el capital físico y financiero, el ambiental, es decir, el capital natural, y el humano e intelectual", explicó.
Elkington aseguró confiado que ese enfoque tiene cada vez más aceptación, y por ello mencionó dos ejemplos que fueron la fima NovoNordisk, de Dinamarca, y Shell, la compañía angloholandesa.
La presión inicial de ambas firmas provino de actvistas externos a la compañía y de accionistas de la misma, luego, consultores externos analizaron la estrategia existente hasta el momento, y finalmente, el nuevo enfoque se integró a todas las decisiones gerenciales relevantes.
Cerca de 120 firmas internacionales de 30 países, de más de 20 grandes sectores industriales, se sumaron al compromiso compartido en el Consejo Mundial de Empresas para el Desarrollo Sustentable (Consejo Mundial).
El objetivo de la agrupación es desarrollar un vínculo más estrecho entre el sector empresarial, los gobiernos y la sociedad civil, aumentando la transparencia social, ambiental y de desarrollo del sector, para que todos salgan beneficiados.
"Es indudable que el principal desafío que enfrenta la comunidad empresarial es definir lo que espera la sociedad del comportamiento de una compañía y de su transparencia", señaló Paul Drechsler, director de Industrias Químicas Imperial, y miembro del Consejo Mundial.
"Una compañía sustentable asume la responsabilidad de las consecuencias de sus actividades. Nuestro estudio reveló que la reputación, los valores y principios de una firma son los motivos principales para que adopte el desarrollo sustentable", indicó.
Drechsler mencionó que el Consejo Mundial asesora a varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas, y participa en las actividades y negociaciones de la OECD en el área de cambio climático.
"La aparición de códigos de conducta preparados por compañías responsables hará que nuestro trabajo sea más definido y comprendido por la opinión pública", aseguró Drechsler.
La importancia de los códigos de conducta, que regulan el comportamiento e incrementan la responsabilidad social de las firmas multinacionales, fue reconocida por muchos participantes del panel de conferencistas.
La ministra de Asuntos Económicos de Holanda, Annemarie Jorritsma Lebbink, comentó que su país discute actualmente si el gobierno debería regular las prácticas de las compañías que operan en el extranjero.
"Yo prefiero alentar a las compañías a desarrollar su propio código de conducta. Sin embargo, mi gobierno apoya la actualización de los lineamientos de la OECD, que ya tienen 23 años, para las multinacionales", detalló.
La ministra anunció también una nueva legislación contra la corrupción, acorde a las directivas de la OECD, que penalizará el soborno en el exterior.
Aleksandr Livshits, representante especial de Rusia en el Grupo de los 8 (G-8, integrado por los siete países más ricos del mundo, más Rusia), mencionó la necesidad de luchar contra la exportación ilegal de capital financiero, uno de los principales problemas de su país.
"El capital exportado de Rusia en los últimos seis años fue de unos 150.000 millones de dólares. Una parte importante es ilegal. Creemos que los países receptores comparten la responsabilidad con nosotros", indicó Livshits, que anunció que el problema sería planteado en el G-8.
El ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Amr Moussa, dio una perspectiva de lo que sucede en el mundo en desarrollo. También sostuvo que la globalización será el tema principal del próximo siglo y llamó a una acción conjunta para maximizar los beneficios y disminuir los riesgos.
"El informe del PNUD sobre desarrollo humano en 1999 muestra que crece la brecha entre ricos y pobres. Los frutos de la globalización no llegan a millones de personas. Hay consenso en cuanto a que los gobiernos no pueden superar ese desafío sin la participación de la comunidad empresarial y la sociedad civil", alegó Moussa.
Los diplomáticos, los políticos y los empresarios presentes en la conferencia parecían muy optimistas, pero los representantes de los grupos ambientalistas se mostraron escépticos.
"Todos hablamos de sustentabilidad, pero deberíamos saber que nada de lo que estamos haciendo es sustentable. Hacia donde se mire, biodiversidad, cambio climático, bosques, pesquerías, se puede ver lo poco que tenemos y lo mucho que perdimos", señaló Paul Hohnen, director de la División de Ciencia y Política de la organización ambientalista Greenpeace.
Pero "hay que reconocer que hubo un fuerte progreso en cuanto a la toma de conciencia del problema en general, o en el desarrollo de códigos de conducta en particular", sostuvo Siegfried Woldhek, asesor especial del Fondo Mundial para la Naturaleza.
"Pero aún hace falta sentir mayor necesidad de ocuparnos de esos problemas", concluyó.(FIN/IPS/tra-en/bm/ak/ceb/aq/en-if/99