La negativa del Senado de Estados Unidos a ratificar el Tratado General para la Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBT) recibirá como respuesta nuevas campañas por el desarme nuclear, en las cuales se buscará involucrar a gobiernos.
"Esta situación creará otro movimiento, será el comienzo de más activismo por parte de los pacifistas", declaró Alejandro Calvillo, director ejecutivo de la filial mexicana de la organización ambientalista Greenpeace.
Calvillo y otros activistas dijeron que no hay planes inmediatos, pero expresaron su seguridad de que el año próximo continuarán las campañas para alertar sobre la amenaza de las armas nucleares a la paz y seguridad en el mundo.
Los activistas señalaron que no sólo habrá protestas callejeras, como las que tuvieron lugar en México luego de que India y Pakistán realizaron pruebas nucleares el año pasado.
También se proponen trabajar con dirigentes políticos y funcionarios gubernamentales para alertar contra una nueva carrera armamentista nuclear.
Calvillo dijo que su movimiento intentará aproximarse con esa intención al gobierno mexicano y que espera una respuesta positiva, dada la histórica oposición de México a la proliferación de armas nucleares.
Mexicano estuvo a la vandguardia de los esfuerzos que condujeron a un tratado para mantener a la región libre de armas nucleares. Tambien jugó un papel destacado en el grupo conocido como Coalición de la Nueva Agenda (NAC), que integra junto a Brasil, Egipto, Irlanda, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Suecia
La NAC emitió en junio una declaración ministerial conjunta para pedir la "rápida, final y total eliminación de todas las armas nucleares".
En Europa, activistas como Karel Koster también piensdan que es útil trabajar con los gobiernos sensibles a la cuestión del armamento nuclear.
"Tenemos una comunidad de organizaciones no gubernamentales (ONG) muy activa, que trata de crear conciencia del problema", dijo Koster a IPS después de la decisión del Senado estadounidense, el 13 de octubre.
"Una parte del sistema político también es partidaria de la total eliminación de las armas nucleares. El gobernante Partido Laborista de Gran Bretaña tiene una actitud muy positiva en este asunto", añadió.
El movimiento internacional contra las armas nucleares ha cambiado desde la turbulenta época de la Guerra Fría, cuando las calles de las capitales del mundo fueron escenario de protestas y los gobiernos eran considerados como "el enemigo".
Jan Oberg, director de la Fundación Trasnacional, con sede en Europa, señaló en un ensayo titulado "Movimientos y acciones para la paz en el cambio de siglo" que los activistas mostraron signos de agotamiento despues de la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989.
"El movimiento pacifista fue decisivo para cambiar la actitud de la gente y debilitar el sistema de dos bloques durante la Guerra Fría, pero los activistas fueron tomados por sorpresa, como todos, por el derrumbe del imperio soviético (en 1991) y la rapidez de los cambios en el ambiente político", apuntó Oberg.
"Quedaron desubicados cuando un buen número de armas nucleares desaparecieron", acotó.
Oberg señaló que también hay un factor generacional, porque el movimiento antinuclear estuvo formado por quienes crecieron durante la época de la Guerra Fría en los años 50 y durante los "floreados, jóvenes y rebeldes años 60".
"Como todo el mundo, envejecieron. Por eso, unos cuantos dejaron los movimientos, se pusieron corbata, compraron una casa e iniciaron una carrera, a menudo en el aparato estatal contra el cual habían protestado. En fin, se conformaron con la realidad y buscaron la comodidad", observó.
Tambien las ideologías se vieron afectadas. La izquierda política, que lideraba muchos de esos movimientos durante los años de la Guerra Fría, fue "golpeada por una crisis" cuando se desmanteló el imperio soviético.
Las corrientes que la sucedieron carecieron de definiciones claras sobre un mundo que había estado dividido en dos campos antagónicos.
Sin embargo, no todos los activistas abandonaron sus esfuerzos. Muchos dedicaron sus energías y su capacidad de conducción a movimientos ambientalistas, feministas y defensores de los derechos humanos.
El papel de las ONG en la definición de políticas de gobierno fue reconocido la semana pasada en un panel de discusión para fijar el programa de la "Semana del Desarme" de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Huang Yu, un director de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, enfatizó el papel clave que jugaron las ONG para que países miembros de la ONU ratificaran el tratado de prohibición de arsenales químicos y bacteriológicos.
Daryl Kimball, de la Coalición para Reducir los Peligros Nucleares, con sede en Washington, dijo en la misma reunión que el rechazo del Senado estadounidense al CTBT "fue un atentado contra la seguridad internacional".
Otros delegados opinaron que la actitud del Senado afectó el progreso de los esfuerzos para abolir las armas nucleares alcanzado durante los últimos diez años.
El CTBT, firmado en 1996 por 154 países, prohibe la detonación de cualquier tipo de arma nuclear, incluyendo a las que se realizan "con fines pacíficos" y las subterráneas. El rechazo del Senado estadounidense a su ratificación bloqueó los esfuerzos para que ese tratado entre en vigor.
Dirigentes políticos de Alemania, Grancia y Gran Bretaña publicaron antes de la votación una carta en el periódico estadounidense The New York Times, en la cual exhortaron a los senadores a ratificar el tratado.
Los pacifistas se proponen pedir a los gobiernos de esos países europeos que se sumen a una campaña para impedir otra carrera de armamentos nucleares.
Como dijo Calvillo, "ahora hay pacifistas en los gobiernos". (FIN/IPS/tra-en/mmm/mk/ego/mp/ip/99)