El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, y el poeta argentino Juan Gelman discutieron mediante cartas abiertas la posibilidad de investigar desapariciones de personas durante las dictaduras en sus países.
El 7 de mayo Gelman había realizado gestiones ante el secretario de la Presidencia uruguaya, Elías Bluth, para que se investigara el destino de un nieto o nieta suyo, quien habría desaparecido en Uruguay en 1976.
Bluth llamó por telefono al poeta el 3 de junio y le prometió una respuesta, asegurándole que Sanguinetti había decidido ocuparse del caso personalmente, pero Gelman no recibió más noticias del secretario de la Presidencia, con quien trató sin éxito de comunicarse.
El 10 de octubre Gelman dio a conocer una carta abierta a Sanguinetti en la cual reclamó información y mencionó los nombres de 23 oficiales uruguayos que, según sus investigaciones, pueden aportar datos sobre el caso.
La madre del nieto o nieta del poeta fue María Claudia García, su nuera, quien había sido detenida en Argentina por fuerzas militares en agosto de 1976, cuando estaba embarazada de seis meses, y habría sido trasladada dos meses después a Uruguay. Su esposo, Marcelo Gelman, fue asesinado en Argentina.
Las investigaciones realizadas por Gelman indican que García dio a luz en el Hospital Militar de Montevideo, y que en diciembre de 1976 ella y su hijo o hija salieron de un centro de detención clandestino en el cual se hallaban, con destimo desconocido.
Las fuerzas militares y policiales de las últimas dictaduras en Argentina (1976-1983) y Uruguay (1973-1985) coordinaban sus actividades. Una de las formas de esa coordinación fue el llamado «Plan Cóndor», en el cual participaron también los gobiernos dictatoriales de Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay.
Se ha denunciado que en el marco de esa coordinación hubo numerosos casos de traslados de detenidos entre ambos países y de secuestro de niños.
Durante los últimos años, organizaciones defensoras de los derechos humanos identificaron en Argentina a ocho hijos e hijas de uruguayos desaparecidos en Buenos Aires. Los menores habían sido entregados a familias vinculadas con los represores.
Gelman, quien reside actualmente en México y es uno de los escritores más prestigiosos de América Latina, recibió el apoyo de organizaciones humanitarias y personalidades de todo el mundo.
Entre quienes dirigieron cartas abiertas a Sanguinetti, para pedirle que ayudara a encontrar al nieto o nieta de Gelman, estuvieron el argentino Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz), el italiano Darío Fó (Premio Nobel de Literatura) y el portugués José Saramago (Premio Nobel de Literatura).
También el historiador británico Eric Hobsbawm, los músicos Chico Buarque (Brasil), Fito Páez (Argentina), Joan Manuel Serrat (España) y Daniel Viglietti (Uruguay), y los escritores uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, entre otros.
Sanguinetti dio a conocer el viernes 5 una respuesta a Gelman, en la cual afirmó que había realizado una «discreta averiguación» sobre el caso y que ningún dato indicaba que García hubiera estado en Uruguay.
El presidente añadió que «en territorio uruguayo no se han denunciado casos de pérdida de identidad de menores como los que han ocurrido en Argentina», y señaló al poeta que el caso de su nuera sería «una completa excepción».
También escribió que quienes podrían haber participado en los hechos denunciados «en muchos casos murieron o son ancianos», y que «en su inmensa mayoría ya no están sometidos a jerarquía militar ni a la autoridad del Estado uruguayo».
«Espero que la vida le devuelva a su nieto lo antes posible. Se lo dice alguien que jamás le hizo daño a usted o a su familia, se lo dice alguien que jamás empuñó un arma para imponerle a alguien sus propias ideas y que jamás practicó ningún modo de la violencia política», comentó el presidente.
«En plena campaña electoral usted alimentó hasta el cansancio un esfuerzo para presentarme como indiferente o insensible a reclamos humanitarios. Con eso usted no le ha hecho nada a quienes le arrebataron a su nieto, se ha alejado de la meta ansiada y en cambio le ha hecho daño a un demócrata», añadió.
El 31 de octubre se realizó en Uruguay la primera vuelta de las elecciones nacionales, en las cuales el izquierdista Tabaré Vázquez logró una amplia victoria sobre el liberal Jorge Batlle, del gobernante Partido Colorado.
Vázquez y Batlle cometirán por la presidencia en una segunda vuelta que se llevará a cabo el 28 de noviembre.
«Sepa, simplemente, que intente ayudarle. Y que si está a mi alcance no dejaré de hacerlo, pese a todo», aseguró Sanguinetti en su carta abierta.
El domingo se hizo pública una «respuesta a la respuesta» de Sanguinetti, en la cual Gelman expresó que la «discreta investigación» mencionada por el mandatario parecía haberse realizado «con prisa y ligereza, tal vez por influjo de la ola de solidaridad espontánea» que causó su anterior carta abierta.
El poeta indicó que en las actas de una comisión parlamentaria uruguaya que investigó en 1985 la desaparición de personas durante la dictadura hay testimonios sobre la presencia de una mujer embarazada en una dependencia militar, que los colaboradores de Sanguinetti «pasaron vertiginosamente por alto».
«No dudo de la buena fe con que usted repite las conclusiones de sus subordinados, pero no encuentro en su carta ninguna alusión a los 23 militares» que pueden estar involucrados en el caso, añadió.
Gelman señaló que varios de esos militares, de entre 54 y 67 años, «ni murieron ni son ancianos», que los militares retirados «nunca pierden su subordinación institucional» y que uno de los oficiales que él había mencionado es hoy «miembro del Estado Mayor del comandante en jefe del Ejército uruguayo».
El poeta comentó que Sanguinetti lo «sobrestima» al creerlo capaz de alentar una campaña internacional, que carece de medios para organizar a los más de 2.000 intelectuales de 20 países que se solidarizaron con su pedido, y que nunca tuvo intención de influir en el resultado de las elecciones uruguayas.
«Si usted es abuelo conocerá muy bien de qué densidad es el cariño que uno tiene por los nietos, cuán cargado está de preocupación y cuidado por su porvenir, del deseo de transmitirles vida y experiencia», argumentó.
El poeta subrayó que «esa voluntad no está sujeta a tiempos electorales».
«Dice usted, y me consta, que ‘jamás empuñó un arma para imponerle a alguien sus propias ideas’. Puedo asegurarle que mi nieta o nieto tampoco», agregó.
Gelman mencionó que el comandante en jefe del Ejército de Uruguay, Fernán Amado, realizó el 29 de octubre una comida «de desagravio» para 40 militares denunciados por violaciones de los derechos humanos. Entre ellos hubo varios de los que Gelman había acusado de participar en secuestro de su nieto o nieta.
El poeta sugirió al presidente que «ordene que la investigación se profundice» y que no permita que los mandos de las Fuerzas Armadas «le impidan un acto de grandeza».
En Uruguay rige desde 1986 una ley que amnistió a militares y policías acusados de violar los derechos humanos. Pero el artículo 4′ de esa norma, ratificada en un referendo realizado en abril de 1989, exige que el Poder Ejecutivo investigue e informe a los familiares de los desaparecidos sobre su destino. (FIN/IPS/rr/mp/hd ip/99