Los reyes de España, de visita en La Habana para la IX Cumbre Iberoamericana, están recibiendo un tratamiento preferencial del gobierno socialista y el pueblo de Cuba, entre otras cosas porque su presencia fue decisiva para el éxito de la reunión.
Atenciones especiales, regalos, salutaciones y una amplia cobertura por parte de los medios de comunicación oficiales marcaron el clima de esta primera visita del rey Juan Carlos y la reina Sofía.
El presidente Fidel Castro agradeció a los reyes "por su presencia amistosa" durante una cena de gala ofrecida a los delegados presentes en la Cumbre, realizada el lunes y este martes, y destacó que es la primera vez que se produce una visita de reyes a la isla.
La participación de Juan Carlos y Sofía en la Cumbre, que se lleva a cabo en el único país socialista de la región, garantizó el éxito de la reunión, que estuvo en duda a comienzos del año.
Los presidentes Miguel Angel Rodríguez, de Costa Rica, Francisco Flores, de El Salvador, y Arnoldo Alemán, de Nicaragua, decidieron no asistir para marcar su desacuerdo político con el gobierno de Castro.
El presidente de Chile, Eduardo Frei, se abstuvo de participar por sus diferencias con España en relación con el juicio en ese país contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, y el mandatario de Argentina, Carlos Menem, decidió no concurrir para expresar su solidaridad con Frei.
Un diplomático de América Central que no quiso ser identificado afirmó que si se hubiera cancelado la visita de los reyes, como en algún momento se manejó que ocurriría, la Cumbre habría resultado un fracaso.
El analista argentino Andrés Oppenheimer señaló que España parece ser el país más interesado en realizar las cumbres iberoamericanas, quizá porque su objetivo es presentarse ante las demás naciones europeas como líder de una comunidad cultural integrada por más de 400 millones de personas.
España es hoy el primer socio comercial de Cuba y el principal inversor en la isla, en especial en el sector del turismo. Entre 1990 y 1997, el intercambio comercial entre los dos países pasó de 372 a 618 millones de dólares anuales.
En Cuba no existe población indígena, y más de 60 por ciento de los habitantes son descendientes directos de españoles.
José Martí, el más venerado de los héroes locales del siglo pasado, era hijo de españoles, y muchos de los principales dirigentes del proceso revolucionario que comenzó a fines de los años 50, incluyendo a Castro, tienen ascendencia española.
La isla fue un enclave estratégico del comercio colonial entre América y España, y hoy están radicadas en ella 120 firmas españolas, entre ellas tres bancos. Funcionan 70 asociaciones económicas entre empresas de ambos países, y el comercio bilateral crece en forma acelerada.
El rey de España tiene un trono reservado en La Habana desde el siglo XIX. La silla se encuentra en el Salón Real del Palacio de los Capitanes Generales, la antigua sede del gobierno colonial, que hoy es el museo de la ciudad.
El trono fue ubicado allí cuando el rey Fernando VII, apodado "El Deseado", manifestó su deseo de visitar Cuba y otras colonias, que nunca cumplió.
Cerca del trono se exhiben ahora un cuadro que representa a Alfonso XIII, abuelo del rey Juan Carlos, cuando era niño, y una fotografía autografiada del actual monarca español, donada al museo en 1977.
En Cuba viven unas 4.000 personas nacidas en España, reunidas en diversas asociaciones.
"Nos hubiera gustado recibirlo (al rey) en el aeropuerto como se merece, con la presencia de todas las instituciones españolas, pero no pudo ser en esta ocasión", lamentó Alfredo Gómez, presidente de la Federación de Sociedades Gallegas.
Las medidas de seguridad que impuso el gobierno de Castro con motivo de la Cumbre evitaron casi cualquier contacto entre la población local y los visitantes, pero una de las presencias más comentada en las calles fue la de los reyes españoles, de quienes se habla con admiración y aprecio.
En un programa de televisión dedicado a los niños, la presentadora dedicó este martes varios minutos a los reyes, aclarando a sus televidentes que ellos ya no usan coronas y trajes como los monarcas de los cuentos.
"La visita de Juan Carlos a este país, que muchos consideran el más 'hispanófilo' de América Latina, está cargada de símbolos y no sólo de carne y hueso", dijo el vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, José Ramón Fernández, quien es hijo de españoles. (FIN/IPS/dc/99)