El director general de la Organización Mundial de Comercio, el neocelandés Mike Moore, escogió a personaliades de Africa, América Latina, Estados Unidos y Europa para ocupar las cuatro subdirecciones generales de la institución.
Los nuevos funcionarios son Ablassé Ouedraogo, de Burkina Faso, Paul-Henri Ravier, de Francia, Miguel Rodríguez Mendoza, de Venezuela, y Andrew Stoler, de Estados Unidos.
Con la decisión de Moore, el bloque asiático quedó excluido de la distribución de los altos cargos, pero fuentes diplomáticas recordaron que a una figura de ese continente, el viceprimer ministro de Tailandia, Supachai Panitchpakdi, asumirá la dirección general de la OMC el 1 de septiembre del 2002.
La búsqueda del equilibrio regional jugó este año un papel preponderante en la reñida elección del director general de la OMC y obligó a una solución de transacción que consistió en el desdoblamiento del mandato para que lo compartieran Moore y Supachai, en períodos de tres años cada uno.
Fuentes negociadoras dijeron que la ausencia de asiáticos de las subdirecciones generales quedaba compensada por la presencia de Moore, un político socialdemócrata originario de un país de la zona del Pacífico que abarca también a la región asiática.
Sin embargo, diplomáticos asiáticos rechazaron la interpretación de que los países de Oceanía pertenezcan al bloque asiático.
Los cuatro nuevos funcionarios deberán asumir antes de la conferencia ministerial de la OMC que sesionará en Seattle, Estados Unidos, del 30 de noviembre al 3 de diciembre.
Moore, que consultó con Supachai antes de efectuar las designaciones, dijo que la decisión había sido muy difícil debido a que existían numerosos candidatos con altos méritos.
Sin embargo, en algunos medios diplomáticos de Ginebra, donde todavía perduran los ecos de la tensa disputa librada a mediados de este año por las candidaturas de Moore y Supachai, se comentó que en la designación de los subdirectores predominó un criterio de retribución por apoyos recibidos en esa campaña electoral.
Estados Unidos, observaron, desempeñó un papel primordial en catapultar a Moore desde el comienzo, mientras que Francia, al volcar a último momento su apoyó al neocelandés, contribuyó a establecer prácticamente una paridad entre los dos candidatos.
Por su parte, la representación de Venezuela ante la OMC impulsó de manera activa la figura Moore. En cambio Brasil, que sostuvo a Supachai, proponía para la subdirección general a Paulo Barthél-Rosa, un funcionario de la OMC de nacionalidad brasileña.
Pero el significado de las designaciones de los subdirectores como recompensa por los respaldos otorgados a Moore fue resistida por otros negociadores. La candidatura del estadounidense Stoler a la subdirección general, afirmaron, se conocía incluso antes de que Moore se postulase para su actual cargo.
Stoler, un funcionario con casi 20 años en la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, equivalente a un ministerio de comercio exterior, ocupa el segundo cargo de la misión estadounidense en Ginebra desde 1989.
En el caso de Rodríguez, aunque las fuentes reconocieron la adhesión firme de la diplomacia venezolana a Moore, su candidatura a la subdirección general contó con el apoyo de casi todos los países de América Latina, con la excepción de Brasil.
Rodríguez, ex ministro de Estado en su país, viene de desempeñar un papel clave en el organismo especializado encargado de la preparación de las negociaciones para la formación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Con relación a Ouedraogo, las fuentes apuntaron que tanto Supachai como Moore habían anticipado durante sus campañas electorales que la única región que dispondría con seguridad de una subdirección general sería Africa, en atención a la marginalización en el proceso de liberalización del comercio que fomenta la OMC.
Las designaciones anunciadas por Moore reactualizaron una preocupación expresada de manera extraoficial por numerosas delegaciones acerca del elevado número de subdirecciones generales.
Durante la existencia del antecesor de la OMC, el GATT, que se prolongó hasta el 31 de diciembre de 1994, las labores de la institución se atendían con sólo dos subdirectores generales. Pero a partir de la creación de la OMC, se aumentó a cuatro.
En la actualidad no hay tareas para adjudicarles a los cuatro, afirmó un negociador latinoamericano. Con un solo subdirector basta, dos serían más que suficientes y prácticamente sobrarían, comentó.
La fuente lamentó que en este segundo mandato de la Dirección General de la OMC tampoco se haya encomendado ninguna de las subdirecciones generales a una mujer.
Moore realizó gestiones para romper esa tradición negativa, pero no encontró respuestas apropiadas de los gobiernos, dijo el informante, que pidió reserva de su identidad.
Sin embargo, observó, ese desequilibrio de género podría ser corregido por Supachai, quien también tendrá artribuciones para suplantar a todos los subdirecctores generales e inclusive para reducir su número. (FIN/IPS/pc/ag/if/99