CIENCIA: Mapa genético de mesoamericanos se conocerá en el 2005

La composición genética de las población de Mesoamérica (América Central y México) se conocerá en el 2005, como resultado de un proyecto científico que explora nuevos caminos para luchar contra las enfermedades congénitas en la región.

Tomás Arias, coordinador del proyecto, dijo a IPS que la iniciativa, en la que participan los principales centros de investigación centroamericanos, tiene como fin determinar la influencia de la estructura genética poblacional y el efecto de fármacos y otros agentes químicos utilizados en medicina.

Arias, presidente del Instituto del ADN y del Genoma Humano (Ingen), de la Universidad de Panamá, indicó que con esos trabajos se espera abrir un nuevo horizonte en el enfoque de las enfermedades emergentes de origen infeccioso y las que resultan del desequilibrio ecogenético.

Subrayó que existe un vacío en ese campo de la investigación, debido a que las industrias farmacéuticas que operan en los países industrializados, con excepción de Japón, han desarrollado medicamentos a partir de estudios con poblaciones blancas, que son su principal mercado.

Sin embargo, aclaró que las medicinas y las terapias concebidas para un mundo próspero fracasan o tienen distintas respuestas en países en desarrollo, donde existen poblaciones heterogéneas con gran diversidad genética.

"Eso es lo que queremos determinar, a través de las muestras del ADN (ácido desoxirribonucleico), obtenido de poblaciones representativas de la región", precisó Arias al explicar los alcances de la colaboración entre las universidades.

El interés científico en el ADN se debe a que el mismo codifica la información para la reproducción y el funcionamiento de las células, y representa la "copia de seguridad" de la información genética primaria en todos los seres vivos.

Lucía Jorge, miembro del equipo de investigadores del Ingen, señaló que el proyecto plantea el uso de métodos diferentes a los sistemas tradicionales, para un examen profundo de los genotipos de grupos humanos en América Latina.

La iniciativa recibió este año el respaldo de la Asociación de Universidades e Instituciones de Estudios Superiores, de México, y del Consejo Superior de Universidades de Centroamérica, en procura del mejoramiento de los niveles de investigación e intercambio académico.

Arias estimó que el estudio del genoma (conjunto de cromosomas de un núcleo, célula o individuo) humano, del cual Panamá es pionera en la región, es un paso necesario en el diseño de un sistema biomédico dirigido a la identificación de los factores de riesgo asociados con la herencia.

Entre las enfermedades de origen genético más frecuentes en América Central figura la anemia falciforme, cuya prevalencia es mayor en los negros, la diabetes, más difundida en pueblos indígenas, y los trastornos cardiovasculares, predominantes entre los descendientes de europeos.

Un estudio genético realizado por el Ingen en Panamá causó sorpresa al demostrar que la población de este país, en su mayor parte integrada por personas de piel blanca, cuenta con 36 por ciento de genes indígenas, 34 por ciento africanos y 30 por ciento blancos o caucásicos.

Estadísticas oficiales indican que los indígenas representan nueve por ciento de los 2,8 millones de habitantes de Panamá, pero la presencia dominante de sus genes en la sangre de los panameños indica que no son tan minoritarios como se creía.

Atencio López, dirigente de la comunidad indígena kuna y actual representante de Panamá en el Parlamento Centroamericano, comentó a IPS que el informe del Ingen confirma el hecho histórico de que "las culturas aborígenes han contribuido a forjar la nacionalidad y la unidad panameña".

López indicó que, pese al desconocimiento o negación de esa verdad, muchos se ven obligados a reconocer, mediante pruebas científicas irrefutables, que la herencia y la cultura de los pueblos autóctonos siguen más vivas que nunca.

Sin embargo, advirtió que las investigaciones en genética deben ajustarse a un marco ético, ya que una desviación podría conducir a un mercado de patentes de genes con fines comerciales o a una selección racial insospechada.

Activistas indígenas de Panamá y Estados Unidos detuvieron a comienzos de esta década, a través de una campaña de denuncias, un proyecto global sobre la diversidad del genoma humano, que pretendía obtener una patente comercial de los anticuerpos encontrados en la sangre de una aborigen panameña.

La muestra sanguínea fue extraída en forma ilegal por un médico estadounidense que trató de aprovechar la competencia de los grandes laboratorios interesados en crear una vacuna efectiva contra el VIH, que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

El proyecto se desmoronó debido a las presiones, pero dejó dudas sobre las prácticas inescrupulosas de algunos países del Norte industrializados para obtener beneficios de grupos humanos a los que consideran "conejillos de indias".

No obstante, Arias descartó que el proyecto universitario a su cargo tenga alguna relación con la fracasada iniciativa estadounidense, que rechazó por su enfoque carente de normas y principios éticos.

El presidente del Ingen reconoció que la búsqueda de patentes para los genes, moléculas o medicamentos derivados de material genético humano es motivo de debate mundial, en especial cuando no se toman en cuenta los derechos de las comunidades o poblaciones que aportan la riqueza genética.

Añadió que los descubrimientos y avances en el estudio del genoma serán compartidos con el resto de los países de la región y sus institutos de investigación, para estrechar la colaboración científica en beneficio de la humanidad.

Arias apuntó, al respecto, que el primer simposio de biomedicina de las poblaciones de Panamá y sus fronteras se realizará del 2 al 4 de diciembre en la capital panameña, con la participación de científicos de América Central, Canadá y Estados Unidos, y de la Organización Mundial de la Salud.

Bioquímicos, genetistas, toxicólogos y profesionales de la investigación biológica estudiarán en ese cónclave las interacciones de la estructura genética y el ambiente, así como los efectos de los fármacos en la población.

El simposio centrará su atención en los adelantos de las investigaciones del ADN y sus aplicaciones en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.

Arias consideró que se trata del comienzo de un largo camino, que busca en las huellas del pasado del hombre las respuestas a preguntas frecuentes en el ámbito antropológico, en procura de la salud humana. (FIN/IPS/dc/dm/he sc/99)

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