El Banco Central de Chile informó hoy que el país registró en septiembre un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 1,1 por ciento, luego de 11 meses consecutivos de recesión.
Felipe Morandé, presidente de la División de Estudios del banco, señaló que la recuperación debe continuar en el último trimestre de este año, no obstante lo cual 1999 concluirá con un PIB "algo negativo".
"Todos los indicadores nos señalan que la reactivación ha ido tomando fuerza en el último trimestre del año. Esperamos terminar 1999 con una economía creciendo a una tasa cercana a la que estábamos acostumbrados", dijo a su vez el ministro de Economía, Jorge Leiva.
El índice mensual de actividad económica, asimilable al PIB, tuvo en septiembre un incremento de 1,1 por ciento, respecto del mismo mes de 1998, con lo cual el promedio de los nueve primeros meses del año marcó una caída de 2,7 por ciento.
Analistas empresariales y académicos pronosticaron que la economía chilena registrará al finalizar 1999 una baja en el producto de entre uno y 1,5 por ciento, pese a la recuperación en el último trimestre, en tanto el gobierno espera una caída de solo 0,5 por ciento.
El asesor de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Hacienda, Guillermo Larraín, aseguró que en el 2000 se acelerará el crecimiento del PIB hasta cinco por ciento, para alcanzar después una tasa del orden de siete por ciento.
Este país de 15 millones de habitantes tuvo un crecimiento promedio anual de siete por ciento desde mediados de la década de los 80, interrumpido en 1998 por el impacto de la crisis financiera mundial nacida en Asia en julio de 1997.
En octubre del año pasado el PIB chileno retrocedió 3,1 por ciento, para continuar con caídas de 1,5 en noviembre, 3,9 en diciembre, 2,6 para enero, 2,2 en febrero, 2,1 en marzo, 6,3 en abril, 2,7 en mayo, 1,5 en junio, 4,7 en julio y 0,2 por ciento en agosto.
La recuperación de la actividad en septiembre era previsible por la leve caída de agosto y los efectos de las medidas de alivio del ajuste económico que el Banco Central adoptó desde el primer trimestre de este año.
Las autoridades redujeron paulatinamente las tasas de interés y liberalizaron la cotización del dólar para estimular las actividades productivas y, en especial, el crecimiento de las exportaciones, como resortes de la reactivación.
La balanza comercial, deficitaria en los tres últimos años, acumuló hasta octubre un superávit de 1.237,3 millones de dólares, con ingresos de 12.829,8 millones por exportaciones y un gasto en importaciones de 11.592,5 millones de dólares.
La mayor actividad está generando presión sobre las importaciones, por lo cual es previsible una disminución del superávit de la balanza comercial, pero sin arriesgar la tendencia a recuperar el crecimiento.
Morandé señaló que la mayoría de los indicadores de octubre ratifican la tendencia a la recuperación y que no se observan eventuales riesgos inflacionarios que aconsejen cambios en la política monetaria y crediticia.
Como consecuencia de la recesión, la tasa anualizada de inflación llegó en octubre a solo 2,5 por ciento, pero al mismo tiempo persiste un elevado desempleo de alrededor de 12 por ciento de la fuerza laboral.
El ministro Leiva estimó que la reactivación económica permitirá sustantivas reducciones de la tasa de desocupación a partir del primer trimestre del año próximo.
Morandé señaló que es conveniente la baja inflación, así como el ritmo moderado de la recuperación del PIB, en tanto permite pensar en "una administración más simple de la política monetaria", sin alterar las tasas de interés.
Según el ejecutivo del Banco Central, la política monetaria no requerirá de grandes cambios si la economía se recupera a las tasas previstas en torno a cinco por ciento para el 2000.
Los expertos del Banco Central y del Ministerio de Hacienda estimaron igualmente que el marco internacional es positivo para la recuperación, aún después de que Estados Unidos incrementara su tasa de interés interbancaria en 0,25 por ciento.
Morandé dijo que la decisión de la Reserva Federal divulgada el martes fue "una señal tranquilizadora para los mercados mundiales" y descartó por ahora el peligro de un desalineamiento de las tasas internas de interés respecto de las internacionales.
"No creemos que ese momento haya llegado, debido a que las tasas europeas y japonesa tienen gran espacio para crecer", señaló.
Larraín dijo que el incremento de la tasa en Estados Unidos hace más probable una desaceleración gradual, "deseada y necesaria", de la economía de ese país.
"En el 2000 vamos a tener una economía de Estados Unidos desacelerándose, que se va a ver compensada con un crecimiento en Europa, Asia y América Latina", lo cual fortalecerá los precios de las materias primas y facilitará la recuperación chilena, dijo. (FIN/IPS/ggr/dm/if/99