CARIBE: "Lenny" daña viviendas, cultivos y turismo

Autoridades de casi todas las islas del Caribe oriental evalúan los daños causados durante dos días por el huracán Lenny, la más poderosa tormenta de la segunda mitad de noviembre de que se tenga registro.

"Este fue un huracán equitativo. Casi todos los países de la región resultaron afectados de una u otra manera", dijo a IPS un observador de huracanes de Florida.

Hasta el viernes por la noche, la mayoría de las islas de Sotavento, especialmente St. Martin, St. Marteen, Anguila, Antigua, Saba, Saint Eustatius, San Cristóbal y Nevis todavía eran azotadas por las lluvias del debilitado pero aún amenazante Lenny.

Mientras, en las islas de Barlovento, en particular Granada, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, Dominica y Guadalupe, agencias administradoras de desastres naturales y socorristas intentaban despejar los caminos para rescatar a los residentes y permitir el transporte de combustible y otros suministros vitales.

En la mayoría de estas islas no hay agua corriente ni electricidad porque los servicios fueron interrumpidos para proteger la maquinaria, y el servicio telefónico es intermitente.

Aunque Lenny fue culpado de al menos ocho muertes, paradojalmente seis de esos decesos se produjeron en los países afectados en menor grado por el huracán.

En Haití, por ejemplo, dos bebés murieron en un pequeño deslizamiento de tierra, saturada por las lluvias. Un hombre murió en Puerto Rico mientras instalaba refugios para la tormenta, y dos pescadores y un soldado fueron arrastrados por las aguas cerca de la costa de Colombia.

Sólo se registraron dos muertes en St. Marteen y Guadalupe, dos de las islas más afectadas, pero en éstas hubo varias decenas de heridos.

Miles de personas quedaron sin hogar debido al huracán. En Haití, varias casas fueron arrastradas por las aguas, y en Puerto Rico numerosas viviendas corren peligro de derrumbe.

Unas 540 personas quedaron sin techo debido a la destrucción de la mitad de las casas en la localidad costera colombiana de Cabo de la Vela.

Pero sin duda el este del Caribe se llevó la peor parte. La falta de vivienda es ahora un grave problema en Granada, especialmente en las aldeas de pescadores de la costa occidental, así como en Soufriere, Santa Lucía, y en Barouallie, San Vicente, donde cientos de casas precarias se derrumbaron o fueron arrastradas por las aguas.

Lo mismo ocurrió en Nevis, y hasta 400 viviendas fueron destruidas o severamente dañadas en Martinica y Guadalupe.

Además de estos daños, las autoridades están preocupadas por la pérdida del sustento de mucha gente. Por ejemplo, 60 por ciento de los cultivos de arroz, maíz y banana de Haití fueron destruidos, según estimaciones.

En la mayoría de las islas, los caminos cedieron bajo las aguas. Las localidades costeras del oeste de Granada están desconectadas de St. Georges, y se teme que esto provoque una escasez de combustible en la capital, dado que la principal refinería del país está ubicada en la costa.

También resultó destruido un complejo pesquero recién construido en la costa de Granada.

Un barco que transportaba productos agrícolas de Dominica a San Cristóbal y Nevis varó, y en la propia Dominica encallaron dos buques pesqueros.

Pero probablemente lo más preocupante para los gobiernos de la región es el daño a la infraestructura en la industria turística, menos de un mes antes del comienzo oficial de la temporada invernal, el 15 de diciembre.

Soufriere, la localidad más afectada de toda Santa Lucía, es el corazón del sector turístico de esa isla.

Grandes hoteles de la famosa playa Grand Anse, de Granada, resultaron severamente dañados, al igual que muchos comercios turísticos. Un bar flotante en la bahía de St. Georges se hundió, y al menos un restaurante preferido por los turistas quedó destruido.

En San Vicente, un complejo turístico de 20 millones de dólares que iba a inaugurarse oficialmente la semana próxima sufrió graves daños.

También preocupa a las autoridades la publicidad negativa sobre el turismo en el Caribe que siempre sigue a los desastres naturales.

Lenny azotó a la región cuando la temporada de huracanes estaba terminando, y el miércoles alcanzó los 220 kilómetros por hora, un récord para una tormenta de la segunda quincena de noviembre.

Pese a su desvastador impacto, provocó menos daños y víctimas fatales que otros huracanes de fin de temporada, como Gilbert en 1988, Hugo en 1989, Andrew en 1992, Gordon en 1994, Luis en 1995 y Georges y Mitch en 1998. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/mlm/en/99

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