CANADA: Expertos rechazan autorregulación de sanidad alimentaria

Expertos en salud de Canadá rechazaron un plan del gobierno para traspasar gran parte de las tareas de control alimentario a un organismo estatal que defiende intereses de los productores de alimentos y a la propia industria privada.

Las autoridades anunciaron su intención de aprobar antes de fin de año una ley que permitiría a las empresas privadas controlarse a sí mismas y otorgaría mayores poderes para aprobar nuevos productos al Ministerio de Agricultura, que ha actuado durante muchos años como defensor de la industria alimentaria.

Esa norma exigiría, además, que la peligrosidad de los productos que emplean ingeniería genética y aditivos alimentarios sea demostrada por quienes realizan denuncias.

La ley actual de Alimentos y Drogas requiere que las compañías prueben que sus productos son seguros antes de que el gobierno permita su venta.

Científicos que trabajan en los laboratorios del Ministerio de Salud canadiense sostienen que los inspectores de alimentos no serán capaces de resistir presiones políticas e industriales si la supervisión queda en manos del Departamento de Agricultura y de los fabricantes de alimentos.

Según la Coalición Canadiense de Salud (CHC), que agrupa a sindicatos y ambientalistas, la nueva ley debilitaría los poderes de los inspectores gubernamentales, restringiría el derecho público de conocer informes críticos sobre el tema y permitiría la venta incontrolada de productos transgénicos.

La norma sustituiría disposiciones incluidas en 14 leyes vigentes, incluyendo parte de la Ley de Alimentos y Drogas y la que creó en 1997 la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA), el principal organismo de contralor alimentario, dependiente del Ministerio de Agricultura.

Las críticas de científicos y activistas hicieron que el ministro de Agricultura, Lyle Vanclief, anunciara que postergará el envío al parlamento del nuevo proyecto para realizar más consultas.

"Hay una cantidad de personas y organizaciones que expresaron preocupación porque no comprenden con claridad lo que la ley quiere decir, de modo que pensamos que sería apropiado realizar más consultas con ellos", declaró Vanclief.

"La CFIA y el Ministerio de Agricultura tienen importantes papeles que cumplir pero la inspección de alimentos no es una de ellas", afirmó Cindy Wiggins, de la CHC.

Los temores de científicos y activistas canadienses fueron compartidos por expertos internacionales que participaron hace dos semanas en una conferencia realizada en Ottawa.

John Verral, un químico farmacéutico que trabaja en el Consejo Británico de Etica de la Alimentación, una agencia independiente de contralor, declaró que los canadienses deberán temer por su seguridad alimentaria si el gobierno sigue adelante con sus planes para dejar que la industria se autorregule.

Encomendar al mismo departamento estatal las tareas conflictivas de promover la industria alimentaria y proteger la salud sería un gran error, similar al que causó la difusión de la enfermedad "de las vacas locas" en Gran Bretaña, añadió el experto.

El personal de la CFIA provino de siete ministerios y departamentos que eran responsables de la seguridad de los alimentos de origen animal y vegetal. Antes de la creación de la CFIA, el Ministerio de Salud compartía las tareas de contralor.

"El Ministerio de Salud establece las reglas y los inspectores de la CFIA aseguran que se cumplan, pero el Ministerio de Salud realiza también la auditoría y el monitoreo de la CFIA. Esto es mucho mejor que tener una sola agencia que fije las normas y obligue a respetarlas", aseguró Vanclief.

Verral sostuvo, sin embargo, que la experiencia británica demostró que un departamento gubernamental que promueve los intereses económicos de la agricultura y de la industria procesadora de alimentos no puede regular en forma apropiada la seguridad del abastecimiento de víveres en el país.

Los productores de alimentos británicos no fueron capaces de prevenir por sí mismos los problemas sanitarios en su actividad, y eso llevó a que se extendiera la contaminación de la carne.

Ahora Gran Bretaña está considerando la posibilidad crear un organismo independiente de contralor alimentario que dependa directamente del parlamento.

"No acepten el sistema que demostró ser tan inadecuado para nosotros, porque es una receta para el desastre. ¡Aprendan de nuestros errores!", dijo Verral a sus colegas canadienses. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/ego/mp/he dv ip/99)

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