El gobierno de China reforzó la campaña contra el movimiento religioso Falun Gong, que se convirtió para las autoridades en un "culto perverso" y en la principal amenaza contra el poder del Partido Comunista.
"No hacer nada respecto de Falun Gong sería una blasfemia contra la civilización y una infracción a los derechos humanos básicos del pueblo chino", declaró el jueves Ye Xiaowen, director de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos, en una conferencia de prensa.
El Parlamento aprobó el fin de semana una ley que provee el marco necesario para reprimir al movimiento y a otros "cultos heréticos".
La secta Falun Gong combina el "qigong", una técnica tradicional china que incluye el control de la respiración y ciertos ejercicios, con creencias budistas y taoístas, y tiene decenas de millones de seguidores en el país. Su líder y fundador, Li Hongzhi, vive ahora en Estados Unidos.
Una mayoría absoluta de legisladores del Parlamento votaron a favor de la ley, ignorando las manifestaciones pacíficas que realizan los miembros de Falun Gong desde hace una semana frente al edificio del órgano legislativo.
La legislación, que entró en vigor de inmediato, prevé sentencias de al menos siete años de cárcel para quienes organicen algún culto.
"Crear organizaciones o conseguir adeptos en las provincias", al igual que "colaborar con grupos extranjeros" se consideran "casos graves", que pueden significar el encarcelamiento por siete años o más.
Otros delitos, como agruparse para acosar al gobierno o para realizar manifestaciones, pueden significar una condena de entre tres y siete años de cárcel.
La legislación recalca que quienes se sientan decepcionados por un culto no serán tratados como los "organizadores deliberados", y sólo un puñado de cabecillas serán castigados rigurosamente.
La ley sólo menciona el ejemplo de Liu Jiaguo, líder de una "secta herética" de la provincia de Hunan, que fue ejecutado en octubre.
Liu habría violado a 11 mujeres, dos de las cuales eran menores de edad, y estafado 220.000 yuanes (27.000 dólares) en dinero en efectivo y en bienes a sus seguidores.
El objetivo principal de la nueva ley es destruir al movimiento espiritual Falun Gong, que tiene una capacidad de convocatoria y ha causado un daño social "sin precedentes desde la fundación de la nueva China", explicó la agencia estatal de noticias Xinhua.
Ye Xiaowen, de la Administración de Asuntos Religiosos, acusó a "fuerzas extranjeras" de apoyar al movimiento, pero no las nombró.
"El Falun Gong tiene el apoyo de fuerzas del exterior que tienen motivos oscuros y están contra el pueblo chino", aseguró.
China tildó al movimiento de "culto perverso" la semana pasada, y condenó a 13 de sus dirigentes por cometer el delito capital de robar secretos de Estado.
Los cultos son "cánceres de la sociedad", rezaba un comentario publicado el domingo por el Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista, que prometió que no se detendrá en la lucha hasta no "obtener una victoria completa".
Sima Nan, un periodista que ahora se dedica a recorrer el país por orden del gobierno y a desacreditar las creencias en las fuerzas sobrenaturales de Falun Gong, sostiene que los líderes comunistas no pueden ser indulgentes con el movimiento.
"Es una gran amenaza para su poder. (El jefe del partido) Jiang Zemin no tiene más rivales que Li Hongzhi", declaró.
Centenas, tal vez miles de seguidores de Falun Gong, llegaron a la capital la semana pasada para manifestar contra la decisión del gobierno de declarar la ilegalidad del movimiento.
Muchos participaron en sentadas silenciosas y fueron detenidos por la policía en la plaza Tiananmen, el corazón político de Beijing.
China anunció el domingo pasado, inmediatamente después de aprobar la nueva ley, que Li Chang, Wang Zhiwen, Ji Liewu y Yao Jie, miembros clave de Falun Gong, fueron acusados de "organizar un culto para minar la aplicación de las leyes", informó la agencia Xinhua.
La campaña contra la secta siguió esta semana, ya que los medios estatales de comunicación informaron sobre el arresto de 217 personas.
También se informó que la policía aplastó a dos sectas imitadoras que decían tener poderes sobrenaturales para atraer seguidores.
Liu Jineng, fundador del Guogong o Gong Nacional, sus dos asistentes y otros seguidores fueron arrestados en Mianyang, en la provincia de Sichuan, informó el Diario de Sichuan. La secta tenía 60 centros en 22 provincias y 3.000 estudiantes asistían a la Escuela China de Poderes Sobrenaturales.
El grupo Cibei Gong, o Compasión Gong, de Wuhan, en la provincia de Hubei, también fue disuelto a la fuerza.
Su fundador Xiao Yun fue arrestado el mes pasado, según el Changjiang Daily. Xiao, ex seguidor del Falun Gong, fundó el Cibei Gong en 1998. La secta creció rápidamente y consiguió más de 900 seguidores en menos de un año.
"Si cometimos algún error del cual deberíamos aprender la lección, es no haber proscripto antes al Falun Gong", comentó el director de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos, Ye Xiaowen. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/ceb/aq/hd-ip/99