La aparente retractación del ex oficial de la Armada de Argentina Adolfo Scilingo ante la justicia española, en un proceso por violaciones de los derechos humanos, no desmiente hechos ya probados ocurridos durante la última dictadura militar argentina.
Así lo señalaron en este país distintas personalidades que reaccionaron por la presunta marcha atrás de Scilingo ante el juez español Baltasar Garzón, a quien le aseguró que mintió cuando brindó testimonio acerca de los llamados "vuelos de la muerte".
Scilingo provocó una conmoción en el país y en el exterior en 1995, cuando le confesó al periodista argentino Horacio Verbitsky que durante la dictadura (1976-83) prisioneros políticos fueron arrojados vivos al Río de la Plata desde aviones militares.
Verbitsky explicó el viernes que la confesión de Scilingo, transcripta por el periodista en el libro "El vuelo", sólo confirmó lo que ya se sabía y añadió que su principal aporte fue la "dimensión subjetiva" de los hechos, contados por uno de sus protagonistas.
Por su parte, Alba Lanciloto, de la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, dijo a IPS que el testimonio del ex marino les causó "un gran dolor", no porque ellas no supieran que eso había ocurrido "sino porque los argentinos parecieron creer lo que pasó solo cuando lo confirmó un asesino".
En los años en que gobernaron los militares en Argentina se registraron al menos 10.000 secuestros seguidos de desaparición de las personas, aunque las organizaciones de derechos humanos elevan es cifra a 30.000. Entre ellos se cuentan 500 menores secuestrados o nacidos durante el cautiverio de sus padres.
Así como Madres de Plaza de Mayo se organizó a partir de un grupo de mujeres que reclamaba por la aparición de sus hijos detenidos por fuerzas de represión dictatorial, Abuelas surgió en el marco de la búsqueda de sus nietos.
Muchos de esos menores secuestrados están en la actualidad aún en poder de sus apropiadores, con la identidad cambiada, mientras se procesan causas judiciales contra jefes militares por esos hechos.
Desde fines de los años 70, Madres, Abuelas y otras organizaciones humanitarias surgidas al calor de la dictadura fueron informadas de los vuelos de la muerte por sobrevivientes, pero nunca se pudo conocer la identidad de las víctimas.
Los testimonios acerca de estos vuelos quedaron registrados en el documento denominado "Nunca más", elaborado luego de la recuperación de la democracia por un grupo de escritores, periodistas y dirigentes humanitarios tras escuchar el relato de centenares de sobrevivientes.
Scilingo había sido el único militar que decidió confesar hasta ahora, y no sólo habló con periodistas sino que escribió un libro, que ahora dice que sólo firmó por necesidad económica. Además viajó a España para declarar ante Garzón, y presentó una gran cantidad de documentos.
Entre esos documentos, recogidos por Verbitsky en su libro, hay una serie de presentaciones que hizo el ex marino ante sus superiores en los años 70 y 80 y cartas a los ex dictadores Jorge Videla y Eduardo Massera, enviadas en esta década, en las que ratifica las características de la represión.
Sin embargo, después de casi dos años de estar detenido en España, Scilingo dijo que todo fue fruto de una conspiración, que mintió "por respeto a las víctimas" y como parte de su enfrentamiento con su superior, el ex almirante Massera, a quien quería perjudicar.
Esta nueva estrategia no implica que se desmorone el proceso, basado en una infinidad de pruebas documentales y testimonios de sobrevivientes. El propio periodista Verbitsky anticipó que Garzón le pidió declarar ante su juzgado.
Garzón tramita una causa penal por genocidio, torturas y desaparición de personas a unos 600 españoles y descendientes de españoles desaparecidos en Argentina durante la dictadura militar. En el marco de ese juicio pidió esta semana la captura y procesamiento de 98 militares argentinos.
Los jefes de la dictadura militar argentina fueron condenados en su país a mediados de los años 80, pero luego fueron indultados por el presidente Carlos Menem, del Partido Justicialista, durante su primer mandato (1989-1995).
Miles de otros uniformados de menor rango que también participaron de la represión ilegal ya habían sido amnistiados por leyes dictadas durante el gobierno de Raúl Alfonsin, de la Unión Cívica Radical (1983-1989).
Una de las abogadas que tuvo Scilingo, Liliana Magrini, sostuvo este viernes que su ex cliente, a quien ella misma le aconsejó presentarse ante el juez Garzón, es un "gran fabulador" y puso en duda su actual salud psíquica.
Entretanto, Lanciloto, que perdió a sus dos hermanas, a sus dos cuñados y a un sobrino durante la represión ilegal, señaló que esta retractación debería ser calificada como un nuevo delito, esta vez de "tortura psicológica permanente", por el daño que produce entre los familiares. (Fin/IPS/mv/dm/hd/99