Las enfermedades acechan a millones de sobrevivientes del ciclón que devastó parte de la costa oriental de India, debilitados por la falta de alimentos durante seis días y carentes del apoyo del gobierno estadual, que está paralizado.
Cientos de cadáveres y restos de animales flotan en el puerto de Paradeep, en el estado de Orissa, azotado la semana pasada por vientos de 260 kilómetros por hora que hicieron entrar las aguas hasta 20 kilómetros costa adentro.
La prevención de epidemias es tan importante como la entrega de paquetes de alimentos por paracaída, destacaron representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) que coordinan las tareas de ayuda.
Los casos de cólera y otras enfermedades transmisibles por el agua se acumulan en los hospitales, que no cuentan con energía eléctrica ni suministros médicos, según informes de Cuttack, situada a 80 kilómetros de Bhubaneshwar, la desierta capital estadual.
En Cuttack se inició una campaña de desinfección que incluye la cremación de cadáveres.
Así mismo, Cuttack fue escenario de disturbios protagonizados por miles de hambrientos, que obligaron a las autoridades a pedir apoyo de paramilitares para mantener la ley y el orden y organizar las tareas de ayuda.
Impulsadas por el hambre, muchas personas roban, saquean y bloquean el paso de vehículos a menos que sus ocupantes les entreguen dinero o comida, señalaron informes de prensa.
La Asociación Voluntaria de Salud de India señaló la creciente necesidad de descentralizar la administración, que hasta ahora no ha sido capaz de responder a esta tragedia humana.
"La coordinación es escasa, y no hubo intentos de trasladar personas de las aldeas devastadas hacia campamentos de refugiados, donde contarían con agua potable, alimentos y medicinas", observó Alok Mukhopadhyay, director de la Asociación.
Aunque India es conocida por su respuesta rápida y eficiente a las calamidades con recursos locales, la tragedia de Orissa se topó con una total incompetencia de la administración estadual.
El Departamento de Meteorología había advertido sobre el ciclón cuatro días antes que ocurriera, e incluso emitió boletines especiales por televisión y radio, pero no hubo una reacción de las autoridades.
El gobierno federal, encabezado por el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (PBJ), todavía no declaró la tragedia como "desastre nacional", lo que permitiría al estado utilizar fondos asignados a otros programas. Orissa está gobernado por el Partido del Congreso, el principal grupo opositor.
"El primer ministro Atal Bihari Vajpayee no debería dudar ante la exhortación de Sonia Gandhi, presidenta del Congreso, a considerar el ciclón como desastre nacional", señaló el diario The Hindu en su editorial de este jueves.
El ciclón podría haber cobrado decenas de miles de vidas, además de dejar a millones sin alimentos, vivienda, electricidad ni agua potable, devastar la red de caminos y destruir la mitad de los cultivos de arroz, el alimento básico de los indios.
Los informes sobre ataques a funcionarios por parte de sobrevivientes enfurecidos por tantos días de abandono obstaculizan las tareas, ya que aquéllos no quieren arriesgarse a entregar la ayuda, según varios medios de prensa.
Las numerosas agencias humanitarias tratan de coordinar sus esfuerzos para distribuir la ayuda de manera pareja en las áreas afectadas.
Unas 14 ONG, entre ellas Caritas, Action Aid, Australian Aid y Servicio Católico de Ayuda, además del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, se reparten las tareas, informaron trabajadores de la agencia Oxfam/India.
Muchas de las ONG ya tienen camiones cargados de ayuda prontos en las fronteras de Orissa, pero temen ingresar al estado debido a los disturbios.
Las agencias ya juntaron unas 10.000 toneladas de alimentos para distribuir, pero no pueden hacerlo por el caos reinante y los caminos inundados, señaló Ajay Kanchan, portavoz de Oxfam en Nueva Delhi.
Una evaluación inicial de Oxfam señala que los más afectados fueron los pescadores pobres, miembros de castas inferiores y tribus marginadas en el cinturón costero del sur de Orissa, además de los trabajadores jornaleros.
Aunque no existen estimaciones disponibles sobre el número de personas que perecieron ahogadas en las zonas costeras debido a la subida de seis metros en el nivel del mar, sólo en el distrito de Kendrapara habrían fallecido unas 15.000 personas, según Kanchan.
La única buena noticia este jueves fue la reanudación de la conexión ferroviaria entre Orissa y el resto del país, así como la habilitación de canales de navegación hacia el puerto de Paradeep.
Indian Railways anunció que pondrá trenes a disposición para la entrega de suministros a Orissa. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/mlm/en-pr/99