Las hidrovías, que parecían en Brasil una solución adecuada para abaratar el transporte, pierden adeptos por problemas ambientales y sociales.
La batalla actual se refiere a la hidrovía Araguaia-Tocantins, nombre de dos grandes ríos que nacen en el centro del país, se unen y desembocan cerca de Belém, capital estadual de Pará, en el norte del país, cruzando parte del Amazonia.
El proyecto integra el programa de grandes inversiones del actual gobierno para el período 2000-2003.
El proceso de autorización para las obras de la hidrovía fue suspendido por dos fallos judiciales, en respuesta a iniciativas del Ministerio Público de Goiás, uno de los estados afectados, y de comunidades indígenas xavantes.
Las impugnaciones acusan las empresas responsables del proyecto, Administración de la Hidrovía Tocantins-Araguaia y Compañia Docas de Pará, de falsificar el estudio de impacto ambiental exigido para el inicio de las obras.
Fueron alteradas o eliminadas las observaciones de cuatro de los siete antropólogos que participaron en el estudio, que señalaron los puntos más críticos del proyecto, como los daños y las amenazas a la sobrevivencia de 11 grupos indígenas que viven a lo largo de los ríos.
Además, se suprimió partes del informe del biólogo Afonso Pereira Filho, que previó la reducción de la fauna ictiológica como consecuencia del dragado y la destrucción de rocas por las explosiones y otras providencias previstas para hacer más navegables los ríos de la cuenca.
"Los mismos profesionales hicieron la denuncia, que no fue desmentida por la empresa involucrada", argumentó el abogado Fernando Baptista, del no gubernamental Instituto Socioambiental, autor de la acción en nombre de los xavantes.
El juez Cesar Augusto Bearsi, de Cuiabá, capital del estado de Mato Groso, acogió el pedido de suspensión del proceso de licenciamiento del proyecto por falsificaciones del estudio, caracterizadas por la supresión de las "restricciones de los científicos".
"Francamente, no se pude basar una obra de tal magnitud en una farsa", justificó el juez en su fallo, que suspendió también las audiencias públicas en comunidades locales, otra exigencia del proceso de inicio de las obras potencialmente perjudiciales para el ambiente y las poblaciones involucradas.
La hidrovía peca también por el objetivo que la justifica, el de abaratar el transporte de soja producida en el centro-oeste de Brasil y exportada a través de los puertos del norte del país, según Washington Novaes, periodista y ex secretario de Medio Ambiente del Distrito Federal.
El proyeto solo favorecería los grandes agricultores volcados a la exportación, en desmedro de la "vocación natural de los rios, el ecoturismo" y de las poblaciones locales, incluyendo los indígenas, argumentó Novaes.
Un estudio de impacto ambiental realizado por organizaciones no gubernamentales estima que llevar una tonelada de soja combinando hidrovía, carretera y ferrocarril hasta el puerto norteño de Itaquí costaría 78 por ciento más que hacerlo por la vía tradicional, de camiones y trenes por el sureste de Brasil.
La cuenca Araguaia-Tocantins se extiende por dos millones de kilómetros cuadrados, 23,5 por ciento del territorio brasileño y un área de bajo desarrollo, ocupado por ganadería extensiva y actividades extractivas forestales y minerales.
Su tierra es inadecuada para el monocultivo de soja y se agotará en poco tiempo, pese a la aplicación de muchos fertilizantes y agrotóxicos, advirtió Mauricio Galinkin, director del Centro Brasileño de Referencia y Apoyo Cultural, una de las organizaciones no gubernamentales que se oponen al proyecto.
Otras hidrovías están paralizadas o fue bloqueada su ampliación por objeciones ambientales. Es el caso de la Paraguay-Paraná, que uniría el oeste brasileño con Bolivia y con los demás países del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Paraguay y Uruguay.
Es en Amazonia que los ambientalistas más tratan de obstaculizarlas.
Además de la Araguaia-Tocantins, cuyo estudio de impacto ambiental fue rechazado en 1997 por su superficialidad, la hidrovía de los ríos Teles Pires y Tapajós también se suspendió, pues cruza las tierras reservadas a los indígenas mundurucus. (FIN/IPS/mo/mj/en/99