Un nuevo paso en su dinámico proceso de integración dieron Chile y Argentina, al definir en esta capital un marco jurídico para la futura interconexión de los sistemas eléctricos de los dos países.
Christian Nicolai, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía de Chile, y Luis Sbertoli, subsecretario de Energía de Argentina, intercambiaron el miércoles los respectivos informes y acuerdos técnicos para la interconexión.
Los acuerdos deben ser ahora refrendados por las cancillerías de los dos países, mediante un protocolo adicional al Acuerdo de Complementación Económica bilateral puesto en marcha en agosto de 1991.
Con ese paso culminará el trámite normativo, pero la materialización de un sistema de intercambio constante de energía eléctrica entre Chile y Argentina dependerá del tendido de líneas físicas por parte de inversionistas privados.
La interconexión permitirá que los dos países compartan su potencial de producción de energía, prestándose cooperación para cubrir la eventual escasez en uno u otro, lo cual posibilitaría la rebaja de precios para los consumidores.
La interconexión eléctrica es el último acuerdo de relevancia concretado por las administraciones del chileno Eduardo Frei y del argentino Carlos Menem en el marco del dinámico proceso de integración desarrollado en esta década.
Menem entregará el gobierno el 10 de diciembre al opositor Fernando de la Rúa, ganador de las elecciones de octubre, en tanto Frei finalizará su gestión el 11 de marzo, tras la elección de su sucesor el 12 de diciembre.
El proceso de integración iniciado en 1991 por Menem y el entonces presidente chileno Patricio Aylwin (1990-1994) posibilitó la solución de 24 diferendos limítrofes y la superación de la desconfiaza entre las dos naciones.
Los acuerdos económicos contribuyeron a que Chile se convtiera en 1996 en socio externo del Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado además de Argentina por Brasil, Paraguay y Uruguay.
Entre las iniciativas bilaterales se cuenta la construcción de tres gasoductos para el suministro de gas natural argentino a diversas regiones de Chile, e igualmente la habilitación de cinco pasos fronterizos, como base para futuros corredores entre el océano Pacífico y el Atlántico.
La larga lista de iniciativas de integración incluyó en las últimas semanas la materialización de un protocolo de cooperación minera y, finalmente, el acuerdo básico técnico y jurídico para la interconexión eléctrica.
La tarea que queda pendiente para los próximos gobiernos de Argentina y Chile es interesar a los inversionistas para la construcción al menos de una línea de alta tensión entre los dos países, que comparten una frontera de 5.000 kilómetros de extensión en la cordillera de Los Andes.
Argentina y Chile tienen sistemas nacionales de producción y suministro eléctrico interconectados, que en el caso chileno están basados en el potencial hídrico, mientras que en Argentina predominan las fuentes de origen térmico, sobre todo de gas.
Estas características permitirían a Chile exportar electricidad a Argentina en la época invernal, cuando dispone de grandes caudales en los ríos, e importarla del país vecino en la temporada veraniega.
El principio de la optimización de las fuentes productivas y de los suministros debería posibilitar la rebaja de las tarifas eléctricas, según señalaron los responsables del sector energético de los dos países.
Argentina y Chile tienen un alto grado de "integración empresarial" en el área de la electricidad, como consecuencia de las inversiones que consorcios chilenos hicieron al otro lado de la frontera cuando Menem privatizó empresas generadoras y distribuidoras.
Existe actualmente una presencia importante de empresarios de España, luego de que la compañía Endesa de ese país tomara a principios de este año el control de Enersis, el mayor consorcio eléctrico chileno.
La interconexión eléctrica, con un aumento de la oferta de electricidad producida en plantas térmicas de Argentina, debería llevar también a la revisión en Chile de los planes de construcción de nuevas centrales hidroeléctricas.
Esa revisión es alentada por grupos ecologistas, opuestos a la intervención en gran escala del Bío-bio, el principal río del sur de Chile, donde Enersis construye actualmente la controvertida central Ralco. (FIN/IPS/ggr/ff/if en/99