(IPS) La decisión de Argentina de reducir voluntariamente su emisión de gases invernadero, a los que se atribuye el recalentamiento planetario, aumentará la presión para que otros grandes países en desarrollo hagan lo mismo, señalaron en Alemania participantes en una conferencia internacional sobre cambio climático.
"La decisión tiene lugar cuando los países industrializados en general se alejan de sus compromisos" de reducción de emisiones, declaró un integrante del Grupo de los 77 países en desarrollo quien pidió mantener su nombre en reserva.
"Estados Unidos en especial condiciona el cumplimiento de sus metas de reducción de emisiones a que China e India se comprometan a hacerlo voluntariamente, aunque eso no lo exige la convención climática mundial", agregó.
La Convención Marco sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas sólo exige que los países industrializados reduzcan las emisiones dañinas, principalmente de dióxido de carbono.
El alcance de las reducciones, las formas de lograrlas y el cumplimiento legal de las metas acordadas fue objeto de discusión en los últimos cinco años.
De hecho, la Quinta Sesión de la Conferencia de las Partes (COP 5) de la Convención de Cambio Climático que se celebra actualmente en Bonn procura que los 35 países industrializados, que son responsables de al menos 55 por ciento de las emisiones industriales de todo el planeta, ratifiquen el Protocolo de Kioto acordado hace dos años en esa ciudad japonesa.
La cuestión también está en el centro de la actual ronda de negociaciones internacionales que comenzó el 25 de octubre e ingresó en su etapa crucial este martes cuando ministros y altos funcionarios de Ambiente de 173 países y representantes de organizaciones no gubernamentales comenzaron a exponer sus respectivas posturas.
Una de las declaraciones oficiales que más llamó la atención fue la de la ministra de Ambiente de Argentina, María Julia Alsogaray, quien señaló que su país está preparado para reducir voluntariamente el crecimiento de sus emisiones de gases invernadero, en cumplimiento de la promesa que hizo el presidente Carlos Menem durante la COP 4, celebrada en Buenos Aires el año pasado.
Alsogaray instó a la reunión de Bonn a adoptar un proceso que acepte el compromiso voluntario de Buenos Aires y que cree un "puente a la Convención que permita que Argentina y otros países no incluidos en el Anexo I participen de los mecanismos de Kioto".
El Anexo I comprende a los países industrializados y el Protocolo de Kioto los obliga a cumplir con metas individuales en sus emisiones para el período entre el 2008 y el 2012. El resultado general será un descenso de cinco por ciento en las emisiones comparadas con el nivel de 1990.
Pero el hecho es que las emisiones siguen aumentando en todo el mundo, y se espera que las de los países en desarrollo aumenten 18 por ciento por encima del nivel de 1990 para el 2010 a menos que se tomen las medidas pertinentes.
Un miembro de la delegación argentina declaró que la propuesta de Argentina se propone lograr, en un marco de desarrollo sustentable, la reducción de la tasa de crecimiento de las emisiones de gases invernadero por debajo de la que existiría en ausencia de medidas mitigantes.
El período de compromiso para la meta se sitúa entre el 2008 y el 2012, lo mismo que para los países industrializados. La propuesta argentina pareció secundada por Kazajstán, una república de Asia central que perteneció a la disuelta Unión Soviética. El representante kazajo reiteró en los últimos 10 días la intención de su país de integrar el grupo de naciones industrializadas del Anexo I.
Australia, Estados Unidos y Japón elogiaron el compromiso voluntario de Argentina. El subsecretario estadounidense de Asuntos Mundiales, Frank E. Loy, felicitó a Buenos Aires por su iniciativa. Los países pueden reducir sus emisiones y contribuir con el crecimiento económico asumiendo una meta adecuada de reducciones que les permita continuar comerciando, aseguró.
Loy, ex director del Fondo de Defensa Ambiental de Estados Unidos, dijo a los delegados que piensa explorar en un foro adecuado y de alto nivel el progreso hecho y la forma en que los países industrializados y en desarrollo pueden cooperar para ampliar y fortalecer esta tendencia.
Incluso el secretario ejecutivo de la Convención de Cambio Climático, Michael Zammit Cutajar, con sede en Bonn, espera que la actual ronda de negociaciones "abra el camino para que los países en desarrollo participen más en la resolución (del problema) del cambio climático en el futuro".
Pero China e India, los dos mayores países en desarrollo, insisten que, en coherencia con la Convención sobre Cambio Climático, los países industrializados deben ser los primeros en cumplir sus compromisos, que incluyen la ratificación del Protocolo de Kioto.
Hablando en nombre de la presidencia actual de la Unión Europea, el ministro finlandés del Ambiente, Satu Hassi, anunció que los 15 estados miembros del bloque están "preparados para ratificar el Protocolo de Kioto sobre cambio climático de la Conferencia Río+10" en el 2002.
La conferencia Río+10 se celebrará en el décimo aniversario de la Cumbre de la Tierra realizada en enero de 1992 en Río de Janeiro, en la que se firmó la convención de Cambio Climático.
La conferencia Río+10 surgió varias veces en la reunión de Bonn, y el 25 de octubre el canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder exhortó a los delegados a que ratifiquen el Protocolo de Kioto en coincidencia con esa fecha.
Desde entonces, como señaló un delegado, Río+10 se convirtió en una palabra comodín. "El problema es que las declaraciones por sí solas no bastan. Necesitamos progresos sólidos en materia de ratificación", agregó.
La necesidad de que el Protocolo de Kioto se ratifique para el 2002 también la subrayó el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Klaus Toepfer, quien tuvo el apoyo de Thorvald Moe, subsecretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París.
Pero el protocolo sólo entrará en vigor y será obligatorio legalmente cuando al menos 55 países, incluso los países industrializados, lo hayan ratificado.
Hasta el momento, sólo 15 países, todos ellos del mundo en desarrollo, lo ratificaron. Entre ellos no se encuentran China e India, que son grandes emisores, aunque mucho menos que los estados industrializados.
Los países industrializados en general y Estados Unidos en particular se muestran reacios a ratificar el Protocolo de Kioto y argumentan que las consecuencias económicas de la rápida transición a una economía de menores emisiones, incluso su potencial impacto en la competitividad comercial, podrían ser nefastas. (FIN/IPS/tra-en/raj/aq/en/99