La Asamblea Mundial de Amigos de la Tierra, iniciada hoy en la capital de Ecuador, decidió fomentar la resistencia como un nuevo camino para la conservación sustentable del ambiente.
Ricardo Buitrón, presidente de Acción Ecológica de Ecuador, que organiza el encuentro de ambientalistas de varios continentes, dijo a IPS que la resistencia se basará en acciones que desarrollan comunidades de distintos países para evitar la alteración de su entorno y la destrucción de sus formas de vida.
"Son acciones que se llevan adelante en lugares donde el deterioro ecológico afecta cada vez más a comunidades ancestrales que mantienen una visión cultural de sobrevivencia y conservación ambiental", dijo Buitrón.
Los procesos de transnacionalización de la economía y la globalización de los mercados provocan un aumento desproporcionado en la explotación intensiva de recursos generando severos perjuicios al ambiente, sostuvo el activista.
"Pero esas culturas, amenazadas por la expansión de la sociedad industrial que no las tiene en cuenta, se resisten a desaparecer", señaló el activista.
Los participantes de la asamblea dieron a conocer distintas experiencias de resistencia llevadas adelante por comunidades indígenas y campesinas de distintos países.
Ivonne Ramos, de Acción Ecológica, se refirió al juicio contra la petrolera Texaco, que desde hace seis años llevan adelante en Nueva York varias nacionalidades nativas de la Amazonia ecuatoriana.
Los demandantes alegan que Texaco violó normas industriales al descargar agua procedente de perforaciones petroleras en ríos y terrenos amazónicos, con lo que destruyó el ecosistema y las fuentes de alimentación.
Los problemas de salud y la mortandad de animales aumentaron en la región desde que se produjo la contaminación.
La semana pasada, Texaco admitió su responsabilidad y sus representantes intentaron llegar a un acuerdo de indemnización fuera de la Corte por 500 millones de dólares, tres veces menor a la demanda.
Para Ramos, el principal objetivo del juicio contra Texaco es sentar un precedente para acabar con la impunidad ambiental de las empresas transnacionales. Por lo tanto, el juicio debe resolverse en los tribunales, sostuvo.
"Estas compañías quieren mantener su impunidad. Con la negociación extrajudicial, Texaco se niega a rendir cuentas de sus delitos ambientales y sociales por la vía legal", señaló Ramos.
La activista mencionó otros intentos de juicio a transnacionales por delitos ambientales o violaciones de derechos humanos, como es el caso de Unocal en Birmania, Shell en Nigeria y Southern Perú Copper Corporation en Perú.
En Ecuador, en las provincias de Pastaza y Morona Santiago, los indígenas shuar y achuar llevan a cabo acciones de protesta por las actividades de la empresa petrolera Atlantic Richfield (ARCO) que promueve la explotación de hidrocarburos en áreas selváticas.
Los indígenas uwa de Colombia y los secoyas de Ecuador unieron sus fuerzas para denunciar los planes de la compañía Occidental Petroleum, de Estados Unidos, para perforar y extraer crudo de sus tierras.
La lucha del pueblo uwa "es una defensa de nuestros derechos culturales frente al desarrollismo que nos quieren imponer desde arriba", dijo Lorenzo Muelas, dirigente indígena colombiano.
Los reclamos de uwas y secoyas recibieron la solidaridad de organizaciones aborígenes y de derechos humanos de Estados Unidos que exigieron el cese de la prospección petrolera en territorios indígenas.
Los mapuches de Chile también realizan movilizaciones de resistencia a lo que consideran un "robo de sus tierra por parte de grandes madereras".
Juan Pichun, dirigente mapuche presente en la asamblea, aseguró que la lucha de su pueblo se centra en la recuperación de sus tierras ubicadas 400 kilómetros al sur de Santiago.
"Mapuche significa gente de la tierra. ¿Cómo podemos seguir siendo gente de la tierra si las empresas forestales se apropiaron de nuestros lugares?", se preguntó.
Pichun aseguró que en 1972 el entonces presidente Salvador Allende les entregó los títulos de propiedad de sus territorios, pero la dictadura de Augusto Pinochet se los quitó. "La mayoría de nuestros territorios están adjudicados a empresas forestales que destruyen el bosque", dijo el líder indígena chileno.
Eleomar do Nacimento, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, explicó que la lucha por la reforma agraria reivindica un desarrollo sustentable, y recordó en tal sentido la lucha de Chico Mendes, asesinado por luchar contra la deforestación amazónica.
"La defensa del ambiente y la reforma agraria están juntas no solo por la importancia que tiene la sustentabilidad, sino porque quienes destruyen el bosque y contaminan son los dueño de los grandes latifundios y madereras del Brasil", señaló Do Nascimento.
Los ejemplo de resistencia ambiental expresados durante la Asamblea de Amigos de la Tierra pertenecen solo a América Latina.
En la reunión se mencionó la lucha de los indígenas de varias zonas de Estados Unidos amenazados por proyectos mineros y vertederos de residuos nucleares, como la reserva de los havasupai en el estado de Arizona, amenazados por un plan de explotación de uranio.
Leroy Jean Pierre, campesino francés de la Confederation Paysanne, afirmó que solo la oposición de las comunidades a las actividades de quienes dañan el ambiente en los distintos países puede ayudar a disminuir los efectos de la devastación ambiental que sufre el mundo.
"En 1998 los agricultores franceses quemaron los silos que contenían semillas de maíz transgénico de la transnacional suiza Novartis como forma de mostrar nuestro rechazo a la utilización de ese tipo de semillas", señaló Jean Pierre.
Ricardo Buitrón también aseguró que la promoción de la resistencia de las comunidades reivindica su derecho a un ambiente saludable, a decidir sobre su destino y "a perpetuar un relacionamiento con la naturaleza que garantiza la vida de las actuales y futuras generaciones". (FIN/IPS/kl/mj/en/99