El fomento de la cría de ganado a gran escala en los países en desarrollo no aumentará la seguridad alimentaria y podría perjudicar a los pequeños criadores, advirtieron ambientalistas de Estados Unidos.
La advertencia surgió después de que institutos internacionales de estudios agrícolas señalaron que el previsible aumento de la demanda de carne y productos lácteos en los países en desarrollo exigirá el incremento de la cría de ganado a gran escala.
El aumento de la producción de ganado llevará a una creciente deforestación y a la contaminación de las fuentes de agua, semejante a la que ya se produjo en Estados Unidos, dijeron los grupos.
En la actualidad, 23 por ciento de la población mundial que vive en el Norte industrializado consume tres o cuatro veces más carne y pescado, y cinco veces más leche por persona que los habitantes del Sur en desarrollo.
No obstante, entre 1970 y 1990 el consumo por habitante de carne, leche y huevos en los países en desarrollo creció cerca de 50 por ciento, señala el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Instituto de Estudios de Política Alimentaria, de Washington, y el Instituto Internacional de Estudios Ganaderos, de Kenia.
En ese lapso, el consumo de carne en los países en desarrollo aumentó 70 millones de toneladas, en tanto en los países industrializados subió 26 millones de toneladas, según el informe.
"Para el 2020, los países en desarrollo producirán 95 millones de toneladas más de carne por año y las naciones desarrolladas 20 millones de toneladas más en comparación… con la producción de comienzos de los años 90", agregó el informe de 72 páginas.
Para afrontar el aumento de la demanda y el inevitable incremento de la producción, el informe sugiere que los países en desarrollo instalen instituciones que regulen la contaminación y controlen las tecnologías de los productores de ganado en gran escala.
Sin esas políticas, "el resultado podría ser que la industria ganadera quede en manos de algunos grandes productores, con pocas oportunidades para criadores pobres y escaso control de los riesgos para la salud y el ambiente".
El informe expresó que los países en desarrollo deben patrocinar entidades que permitan a los pequeños criadores integrarse a los procesadores en gran escala de ganado y a los proveedores de insumos agrícolas en una forma justa y equitativa.
Sin embargo, el Movimiento Reformista de Animales de Granja (FARM, en su sigla inglesa), una organización de Estados Unidos, arguyó que toda promoción de empresas ganaderas a gran escala afectará a los pequeños criadores en los países en desarrollo.
"La imposición de contratos de explotación por parte de empresas internacionales a los ganaderos es una forma de colonialismo agrícola que no debe ser tolerado por los países en desarrollo", afirmó un comunicado de la organización.
"El ganado en establecimientos agrícolas consumirá granos y legumbres que, si se le dieran directamente la gente, nutrirían a más personas", manifestó el grupo.
Los productos animales proporcionan sólo una pequeña fracción de las calorías y proteínas que brindan los alimentos vegetales por hectárea de tierra cultivable, según FARM.
La organización tambien advirtió que el aumento de la producción ganadera causará el incremento de precios cerealeros y, por lo tanto, podría generar grandes hambrunas en países en desarrollo.
FARM recomendó políticas que reduzcan el consumo de carne y huevos en países industrializados, lo cual liberará cereales y legumbres para alimentar a naciones en desarrollo.
Los ambientalistas también advirtieron sobre los problemas de contaminación causados por la producción en gran escala de ganado en pie en Estados Unidos.