Un alto porcentaje de los escolares de Uruguay sufren acciones violentas y muchos de ellos incorporan esa agresividad y la trasladan a su vida social, afirman dos informes.
Una de las investigaciones realizada en abril por psicólogos, maestros y asistentes sociales, coordinada por la Fundación para el Desarrollo Integral, reveló actitudes violentas en los niños de los asentamientos irregulares de Montevideo.
Esos asentamientos contienen en la actualidad unas 30.000 viviendas que albergan a 122.500 personas, en una ciudad donde habita 45,2 por ciento de los 3,1 millones de habitantes del país.
La constante emigración de habitantes del interior de Uruguay hacia la capital y la creciente marginalidad social ha hecho crecer de forma rápida a los barrios periféricos.
Los niños "tienen formas de relacionarse agresivas y violentas y se ve mucho el golpe como límite", revelaron directores de escuelas de esas zonas consultados en el informe al que accedió IPS y que se realizó con niños de cinco a 13 años.
El estudio indica que 36,6 por ciento de los escolares consultados dijeron que no les gustaba el recreo (descanso entre cursos), porque temían o no compartían las actitudes violentas de sus compañeros.
Sin embargo, dentro de ese porcentaje existen actitudes agresivas que tienen un grado de importancia menor. "Los niños grandes pelean y nos sacan la pelota" o "no me gusta pelear, porque pierdo amigos", fueron algunas de las respuestas de los escolares encuestados.
Pero la agresividad no sólo quedó de manifiesto en las relaciones interpersonales.
Comentarios espontáneos de algunos niños sobre el mal uso que sus condiscípulos hacen del local escolar apuntan hacia otras expresiones de esas conductas agresivas. "Los baños no me gustan, los gurises (niños) los rompen todos" o "hay niños malos que rompen la escuela", testimoniaron otros escolares.
Las situaciones de violencia personal o institucional parecen indicar, a juicio de los maestros, que "hay maltrato oculto" detrás de la agresividad constatada.
Otra encuesta efectuada entre abril y julio de este año por la empresa consultora Cifra, a pedido del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), deja como resultado que la percepción de los maestros expresada en el estudio anterior transita por un camino acertado.
Cifra revela que casi 40 por ciento de los 1.220 niños y niñas encuestados en todo el país sufre algún tipo de violencia.
El trabajo fue encargado por Unicef con el objetivo de saber cuáles son los principales problemas que a juicio de los niños los afectan en mayor medida.
La valoración de la violencia por parte de los encuestados tuvo vertientes diversas que el estudio dividió en tres áreas.
La mayor cantidad de los encuestados, 17 por ciento, denunció ser víctima de violencia física leve, mientras 15 por ciento dijo sufrir violencia física grave.
En cuanto a la violencia psicológica, dijo padecerla siete por ciento de los niños consultados para la investigación denominada "La voz de los niños".
"Esos estudios demuestran que gran parte de la agresividad reprimida se vuelca dentro del hogar. Es interesante señalar que en gran parte quienes ejercen esa violencia son las madres", concluye el trabajo.
El abogado Ricardo Pérez Manrique, experto en temas de minoridad, dijo a IPS que la violencia en los asentamientos irregulares tiene su raíz en que las madres son las que más sufren la violencia del mundo exterior y de su propia pareja.
Pero "los estudios de otros niveles sociales demuestran que este fenómeno es común a todas las clases, lo cual expresa la crisis del marco de referencia básica que es la familia", dijo Pérez Manrique, secretario de la Corte Suprema de Justicia.
El experto agregó que esa referencia "se está reformulando de acuerdo con la nueva realidad social", y advirtió que "la sociedad moderna, dentro de los avances, no ha logrado elaborar fórmulas para que esa violencia se manifieste en forma inocua". (FIN/IPS/rr/dm/pr hd/99)