SALUD: La receta contradictoria del Banco Mundial

Como un buen doctor, el Banco Mundial realizó un diagnóstico de los problemas que afectan a sus pacientes más desvalidos, los pobres y enfermos del mundo en desarrollo, pero su receta puede agravar las enfermedades.

La probabilidad de morir antes de cumplir cinco años de edad es cinco veces mayor para quienes viven con menos de un dólar por día que para quienes viven con más de un dólar por día, señaló el banco en su Informe sobre el Desarrollo Mundial 1999/2000.

Actualmente hay 1.500 millones de personas, entre los 6.000 millones de habitantes del planeta, que viven con menos de un dólar por día, y 2.000 millones más viven con menos de dos dólares diarios.

La receta del Banco Mundial para la salud del mundo en desarrollo puede resultar una píldora amarga para aquellos a quienes dice que quiere ayudar.

En el informe se enfatizó que el cuidado de la salud debe ser prioritario para los países que deseen lograr desarrollo y progreso en el próximo milenio.

El banco sostuvo que la concepción del desarrollo debe extenderse más allá de lo referido al crecimiento económico e incluir metas sociales, y señaló que el aumento de las oportunidades de prosperar tiene importancia para la salud de las personas.

También destacó que la creciente importancia de los servicios significa que el conocimiento se volverá cada vez más esencial, y pronosticó que la inversión en el capital humano, incluyendo los gastos en salud y educación, será "más importante que la inmversión en capital físico".

Pese a todo esto, las políticas de ajuste estructural impulsadas por el banco forzarán a los gobiernos a reducir sus gastos en los sistemas de salud de los cuales dependen las personas más pobres de los países en desarrollo.

El banco prefiere que esos sistemas de salud se privaticen.

La situación actual en Zimbabwe es un ejemplo del impacto de esas políticas de ajuste sobre el sector de la salud.

El sistema de salud pública de Zimbabwe fue en un tiempo la envidia de muchas naciones vecinas, y hoy es despreciado por los habitantes del país.

"Los cursos de enfermería dejaron de ser gratuitos en Zimbabwe, y el resultado es que no hay suficientes estudiantes", señaló Tony Avirgan, coordinador de comunicaciones de La Brecha del Desarrollo, una organización no gubernamental con sede en Washington.

"Por otra parte, los salarios de quienes se dedican a la medicina y la enfermería han bajado tanto que esos profesionales están dejando el país, contratados por firmas británicas", añadió.

Los servicios médicos de los hospitales rurales se han deteriorado en varios países del sudeste de Africa durante los últimos 18 meses, y en muchos de ellos es notoria la carencia de medicamentos, indicó Avirgan.

"El síndrome de inmunodeficiencia adquirida y la malaria son los principales problemas de salud en Africa, pero debemos preguntarnos si el Banco Mundial es la institución más adecuada para enfrentarlos. Las políticas de ajuste estructural han dejado a los gobiernos sin medios para cumplir su papel en el cuidado de la salud". comentó.

La receta del banco para que el mundo sea mejor en el próximo milenio se presentó como el resultado del aprendizaje realizado por la agencia durante 50 años de experiencia en la ayuda al desarrollo.

Una de las cosas que aprendió la agencia es que los beneficios del crecimiento económico de un país no se extienden a las personas más pobres como se había previsto. En el informe se enfatizó que las estrategias de desarrollo deben tener en cuenta las necesidades esenciales de los seres humanos.

La agencia afirmó que el desarrollo sustentable debe ser concebido como algo más amplio que "un aumento del ingreso por habitante logrado a cualquier precio", y que debe asignarse importancia a las cuestiones ambientales, educativas y de género.

Según el banco, los gobiernos de los países en desarrollo "deben desempeñar un papel vital en el proceso de desarrollo, por ejemplo con inversiones en el área de la salud".

David Dunham, del Instituto de Estadios Sociales de la ciudad sudoccidental holandesa de La Haya, comentó que esas opiniones de la agencia son "más que nada un eco del pensamiento que se está poniendo de moda en los estudios económicos sobre la salud".

Desde el comienzo de los años 90 el banco ha estado moviéndose en esa dirección, con "sus planteos anteriores sobre 'distribución con crecimiento', 'ajuste con un rostro humano' y 'la necesidad de una red social de seguridad' para las personas que quedan al margen del crecimiento económico", explicó.

Sin embargo, las nuevas políticas para la salud del Banco Mundial se basan el criterio de crear "servicios privados para aquellos que pueden pagarlos", y esto significará que los gobiernos recorten sus gastos en salud, para adaptarse a la "lógica de la reestructura económica", añadió.

De hecho, algunos gobiernos de Asia ya han decidido reducir las inversiones en salud, para evitar los costos políticos mayores de disminuir salarios u otros gastos en ese sector, y el resultado ha sido "un deterioro general de los servicios", indicó Dunham.

Eso es lo que ocurrirá en Sri Lanka si el gobierno decide recortar el presupuesto destinado a la salud, advirtieron expertos en ciencias sociales de ese país.

En la actualidad Sri Lanka se ufana de indicadores de salud de muy buen nivel para un país en desarrollo, debidos en su mayor parte a un sistema de salud pública que ha brindado asistencia gratuita a la población durante décadas.

El Informe sobre Desarrollo del Banco Mundial destaca a Sri Lanka por sus logros en este terreno.

En los países pobres, el promedio de expectativa de vida fue 59 años en 1997, y el de mortalidad infantil fue 82 por 1.000 nacimientos con vida, mientras en Sri Lanka esos indicadores fueron, respectivamente, 73 años y 14 por 1.000, "no tan buenos como los de los países industrializados, pero tampoco muy lejos de ellos", comentó el banco.

Esto explica por qué los críticos de la política de salud de la agencia señalan su carácter contradictorio.

"No es posible mantener un modelo económico neoliberal basado en el mercado, y al mismo tiempo sostener que las metaas sociales son importantes. Ambas cosas son incompatibles", aseveró Avirgan.

El cuidado de la salud debe permanecer en manos del Estado, y las políticas de ajuste estructural que lo hacen retirarse de esa área son "malas medicinas", añadió. (FIN/IPS/tra-en/mmm/mk/mp/he dv/99

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