/REPETICION CORREGIDA/ AMBIENTE: Otra gestión para reducir gases invernadero

Representantes de 150 naciones se reunirán en Alemania el próximo lunes para discutir, a dos años de la firma del Protocolo de Kioto, la reducción de las emisiones de gases invernadero, proceso que quedó estancado debido a diferencias entre los gobiernos.

El Protocolo de Kioto fue elaborado en 1997 para reducir cinco por ciento para el año 2012 las emisiones de gases invernadero de los países industrializados respecto del nivel de 1990.

La mayoría de los científicos concuerdan en que los gases, producidos por la combustión de petróleo, gasolina, carbón y otros químicos con una base de carbono, recalentaron gradualmente la atmósfera de la Tierra y alteraron el clima.

Sin embargo, los mecanismos de comercialización incluidos en el tratado siguen dividiendo a Europa y Estados Unidos, y la incertidumbre que rodea la ratificación del protocolo por el senado estadounidense podría detener su avance.

La reunión que comienza en Bonn el lunes y durará 10 días ayudará a definir las reglas para que los países ricos limiten el costo de aplicar el Protocolo al reducir las emisiones en otros países a través de los llamados "mecanismos de flexibilidad", que implican incentivos de mercado, del instrumento.

Durante las discusiones también se determinarán las consecuencias para los países que no cumplan con los objetivos del protocolo.

Diplomáticos estadounidenses y europeos acordaron dejar de lado los temas más controvertidos relacionados con los mecanismos flexibles, como los límites al uso de tales métodos, y en su lugar concentrarse en áreas donde hay cierto grado de consenso.

Las charlas "son para asegurarnos de cumplir realmente con el plazo de tener todo en su lugar antes de un año", cuando las negociaciones concluyan en una conferencia en La Haya, dijo Michael Oppenheimer, científico del Fondo de Defensa Ambiental.

Oppenheimer señaló que "hay pocas probabilidades de que se alcancen los objetivos actuales y muchas de que el proceso colapse si no está todo en su lugar de aquí a un año".

La no ratificación del Protocolo de Kioto por el Senado estadounidense, con mayoría del opositor partido Republicano, sería muy perjudicial para el proceso.

La negativa es probable después de que rechazara la semana pasada el Tratado para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares, la primera derrota en el Senado de un importante tratado internacional desde 1920.

Hasta la fecha, sólo 14 países, todos del mundo en desarrollo, ratificaron el Protocolo de Kioto.

El acuerdo entrará en vigencia y será legalmente obligatorio cuando haya sido ratificado por al menos 55 países, incluso las naciones industrializadas que representan la mayor parte de las emisiones de los países industrializados.

El Senado estadounidense señaló que la industria de este país estaría en desventaja frente a la de otros y se negó a ratificar el tratado a menos que países en desarrollo "clave" también se comprometan a limitaciones y plazos en la reducción de las emisiones.

La atención ahora se dirige a Argentina y Kazajstán, que prometieron limitar sus emisiones con el fin de desbloquear el proceso. Se espera que durante la reunión en Bonn definan cómo y cuándo implementarán esas reducciones.

"En Bonn estudiaremos la seriedad de la participación de los países en desarrollo", dijo Frank Maisano, portavoz de la Coalición Climática Mundial, un grupo financiado por industrias productoras de gas y petróleo que realizó una campaña millonaria contra el acuerdo de Kioto e influyó sobre el Senado.

Hermann E. Ott, jefe del Instituto Wuppertal, un grupo alemán de expertos, propuso que los países ratifiquen e implementen el tratado de Kioto al margen de Estados Unidos y que la Unión Europea (UE) asuma el liderazgo del proceso.

En un informe titulado "Terminar con la parálisis", publicado por la Fundación Heinrich-Boll alemana, Ott y Sebastián Oberthur afirman que se podría establecer una coalición de países liderada por la UE, que incluyera a Rusia y Japón, que están comprometidos con la política de protección climática.

"Este enfoque llevaría a la creación de una nueva masa de apoyo, que es absolutamente necesaria para dar nueva vida al proceso de la política climática internacional", sostuvieron los autores en su informe.

Bonizella Biagini, directora del programa climático internacional del Trust Ambiental Nacional, un grupo de defensa con sede en Washington, concuerda con la necesidad de esa propuesta.

"Forjar nuevas alianzas para terminar con el bloqueo es una posibilidad", señaló.

Sin embargo, Chris Flavin, vicepresidente de investigación del Worldwatch Institute, advirtió a las organizaciones no gubernamentales sobre los riesgos de depender demasiado de un solo enfoque.

"La clave es tener un abanico de estrategias y enfoques. El peligro subyacente es que si seguimos sólo un camino y no tenemos éxito, el Protocolo no será negociado o no será ratificado por Estados Unidos", dijo.

Agregó que los negociadores deben tener en mente la importancia de la ratificación e implementación del tratado, ya que los científicos comienzan a presenciar un cambio en los patrones climáticos y señalaron que los 10 años más calurosos se registraron en la última década, siendo 1998 el más caluroso.

Los científicos también consideran que la frecuencia y gravedad del fenómeno de El Niño, una serie de sequías, inundaciones y desastres naturales asociados, constituyen otra señal de cambio climático del tipo que se asocia con el recalentamiento planetario, dijo Flavin.

Si sigue la tendencia actual, la temperatura mundial promedio podría aumentar entre uno y 3,5 grados para el año 2050, según un grupo internacional de expertos sobre ciencia climática designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Ese aumento de la temperatura tendría serias consecuencias climáticas y ambientales, que van desde marcados aumentos del nivel del mar hasta la propagación de la malaria hacia el norte.

Las emisiones de gases invernadero continúan aumentando en todo el mundo y se calcula que las de los países industrializados habrán aumentado 18 por ciento respecto de las de 1990 en el 2010 a menos que se tomen medidas eficaces, de acuerdo con el panel de la ONU.

Flavin dijo que los países necesitan avanzar a partir de las medidas positivas que muchas naciones están tomando para disminuir el uso de combustibles fósiles y aumentar el uso de fuentes de energía renovables, entre ellas la solar y la eólica.

El gran crecimiento de las tecnologías solar y eólica y la inminente comercialización de baterías que emplean hidrógeno, predicen un nuevo sistema energético con menos carbono a comienzos del siglo XXI, señaló.

"Sin embargo, el desarrollo estará muy influido por las decisiones gubernamentales sobre subsidios e impuestos a los combustibles fósiles y a la adopción de incentivos de mercado para nuevas tecnologías de generación de energía", recalcó Flavin. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/at/aq/en/99

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