El gobierno de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) permite que sus aliados extranjeros se lleven cuantiosos recursos naturales de este país africano con tal de mantenerse en el poder, afirmaron analistas políticos.
La RDC se ha convertido en "un gigantesco supermercado de autoservicio" del que los países vecinos involucrados en la guerra civil, y en especial Zimbabwe, toman lo que desean en forma gratuita, según los analistas.
Tanto Angola, Namibia y Zimbabwe, que respaldan al gobierno de Laurent Kabila, como Uganda y Ruanda, aliados de los rebeldes, no tienen reparos en servirse a gusto las riquezas halladas en los territorios que controlan.
Cada país aliado se lleva todo lo que puede. Uganda y Ruanda saquean oro, diamantes, café y madera; Zimbabwe, diamantes y cobre, y Angola, petróleo.
Zimbabwe, Uganda y Ruanda se convirtieron en exportadores de diamantes aunque no tienen una sola mina en su propio suelo, informó la Oficina de Diamantes, un departamento de la Oficina de Aduanas de Bélgica que supervisa la importación y exportación del mineral.
El pasado julio, Zimbabwe exportó 19.000 quilates de diamantes, Uganda 11.000 y Ruanda 1.500, según estadísticas de la Oficina de Diamantes.
Kinshasa acusó a Uganda y Ruanda de haber robado 185.216 quilates de diamantes y 447 kilogramos de oro durante los primeros ocho meses de la guerra, pero no dijo nada respecto de sus propios aliados.
"Los rebeldes y el gobierno deben entender que es hora de poner fin a esta guerra, que no hace más que llenar los bolsillos de los aliados de ambas partes", urgió Tshidibi Ngodavi, un analista político residente en la capital, Kinshasa.
Según Tshidibi, tanto los rebeldes como los aliados del gobierno se comportan como bandidos, mientras la población continúa sujeta a la dictadura y la violencia.
"Somos testigos del mayor atraco a mano armada de los tiempos modernos. El pueblo vive en la pobreza más abyecta mientras las partes beligerantes roban nuestros recursos naturales", lamentó Jackson Bitema, propietario de una pequeña tienda de comestibles en la capital.
Medios de prensa independientes de Kinshasa, cuyas fuentes son principalmente agencias de noticias internacionales y radios extranjeras, confirmaron el saqueo de recursos naturales, y los congoleños están furiosos.
"Es repugnante ver cómo nuestros propios compatriotas permiten la liquidación de nuestros recursos sólo para mantenerse en el poder", acusó Franklin Musau, director de una empresa de transporte privado de la capital.
El gobierno de Kabila, que supuestamente debe defender los intereses del país, mira hacia otro lado mientras los aliados, en especial Zimbabwe, roban la riqueza mineral de este país, agregó.
"El presidente Kabila está vendiendo el país a intereses extranjeros", afirmó Musau.
Cada día, los aliados extraen del país cuantiosos recursos minerales robados a la RDC.
"Tan vasta, rica y subdesarrollada, la RDC posee demasiada riqueza mineral, y esto despierta la lujuria de los gobiernos extranjeros", señaló Kwebe Kimpele, ex periodista de la radio estatal.
El conflicto de la RDC estalló en agosto de 1998, después que Kabila expulsó a las tropas ruandesas tutsis que lo ayudaron a derrocar en mayo de 1997 al dictador Mobutu Sese Seko, luego fallecido en el exilio.
Desde entonces, el conflicto absorbió a seis países africanos. Angola, Zimbabwe, Chad y Namibia apoyan al gobierno, mientras Uganda y Ruanda respaldan a los rebeldes.
El país con peor reputación entre los congoleños es Zimbabwe, el principal aliado militar de Kabila, que aportó 11.000 soldados para respaldar a las tropas leales al gobierno.
Zimbabwe ya no oculta sus intenciones de fortalecer sus vínculos económicos con la RDC aumentando el número de contratos de minería y agricultura con el régimen de Kabila.
El gobierno congoleño cedió al de Zimbabwe, encabezado por Robert Mugabe, el control de Gecamine, la mayor empresa minera del país.
Así mismo, le otorgó la concesión de 200 kilómetros cuadrados de Mbuji-Mayi, la capital de la provincia diamantífera de Kasai Oriental, y de 500.000 hectáreas en la provincia suroriental de Katanga para el cultivo de arroz, maíz, frijoles de soya y boniatos.
"Este es el tipo de contratos que sólo puede realizarse en tiempos de guerra. Al final, el país aliado siempre termina por chantajear al gobierno, amenazando con retirar sus tropas si sus expectativas no son satisfechas", señaló Tshidibi.
"Queremos hacernos cargo de nosotros mismos otra vez. Todos los extranjeros deberían irse", expresó Bitema, y agregó que la RDC nunca se pondrá en pie nuevamente si continúa el saqueo por parte de los aliados.
"La transformación de Congo en un gigantesco supermercado gratuito de autoservicio explica por qué una guerra tan impopular pudo prolongarse tanto tiempo", observó Colette Braeckman, periodista del diario belga Le Soir. (FIN/IPS/tra-en/bm/rnr/sz/mn/mlm/ip/99