PAKISTAN-JAPON: Golpe militar enfría más las relaciones

Los vínculos ya álgidos entre Japón y Pakistán se enfriaron aún más luego del derrocamiento en Islamabad del gobierno civil de Nawaz Sharif, señalaron analistas japoneses.

En reacción al golpe del día 12, el primer secretario del gabinete japonés, Mikio Aoki, exhortó al general golpista paquistaní Pervez Musharraf a "elaborar un proceso específico para la restauración de la democracia".

El embajador de Japón en Pakistán, Minoru Kubota, realizó una exhortación similar el lunes en un encuentro con Musharraf, jefe del ejército y del Estado Mayor Conjunto.

Musharraf arguyó que el ejército tomó el poder del impopular gobierno de Sharif porque no había otra salida. Luego declaró el estado de emergencia, cerró el parlamento, derogó la Constitución y se autoproclamó jefe de gobierno.

Varios gobiernos extranjeros expresaron su desaprobación hacia el golpe militar, y el lunes, los ministros de la Commonwealth acordaron suspender a Pakistán en su calidad de miembro.

Aunque Musharraf dijo que no tiene intención "de quedarse en el poder más de lo absolutamente necesario", no ha establecido un cronograma para la restauración del gobierno civil.

Aunque Sharif no tenía buenas relaciones con Japón, Musharraf es visto en este país como un promotor de la capacidad nuclear de Pakistán, y por lo tanto representa un revés para los vínculos bilaterales, explicaron analistas.

Así lo expresó el diario japonés Asahi Shimbun en un editorial de la semana pasada.

El aumento de la competencia con India por el desarrollo de armas y misiles nucleares podría reanudarse una vez que las Fuerzas Armadas paquistaníes se hayan consolidado en el poder, continuó el periódico.

Japón es también el mayor donante de Pakistán de ayuda oficial para el desarrollo y su segundo mayor inversor y socio comercial luego de Estados Unidos. Esta influencia económica provocó llamados en Japón a repensar la ayuda nacional a ese país.

Tokio, que en 1996 ofreció a Islamabad 282,2 millones de dólares en ayuda, congeló nuevos préstamos y donaciones en yenes luego de las pruebas nucleares realizadas por Pakistán e India en mayo de 1998.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional anunció que retendrá un préstamo de 280 millones de dólares a Islamabad debido al golpe, y se prevé que Japón, uno de los principales contribuyentes de la institución financiera, seguirá esta política.

Sin embargo, Japón debería continuar con la ayuda para el desarrollo de Pakistán con el fin de aliviar la grave crisis económica que afecta a su pueblo, opinó Masaki Ohashi, profesor de estudios de desarrollo de la Universidad de Mujeres de Keisen.

"La interrupción de la ayuda haría empeorar las condiciones y sumiría a Pakistán en la pobreza", advirtió Ohashi.

"Eso puede evitarse si Japón continúa canalizando ayuda hacia sectores que afectan a la gente común" como la salud y la educación "y a la vez adopta una postura firme reduciendo los préstamos en yenes para mostrar su desaprobación hacia el programa nuclear paquistaní", sugirió.

Muchos observadores prefieren esperar a ver cuál es el próximo paso de Musharraf.

Las Fuerzas Armadas de Pakistán parecen tratar de mostrar un rostro benevolente, conscientes de que la opinión pública internacional, los prestamistas e inversores extranjeros no ven con buenos ojos los golpes militares.

Quizá sea por esta razón que analistas como Noaya Oda, del Instituto de Economías en Desarrollo, afirman que "las cosas están calmas en Pakistán".

Por lo tanto, "debería levantarse la prohibición de ayuda de Japón", opinó.

En el ámbito comercial, sin embargo, el golpe de Estado atemorizó a los japoneses, preocupados por los riesgos políticos que implica el acontecimiento, señaló la Organización de Comercio Exterior de Japón (OCEJ), un ente autónomo encargado de aumentar el flujo comercial con otros países.

Varios expertos predijeron una reducción de la inversión japonesa en Pakistán debido al golpe de Estado, reveló un informe de OCEJ publicado el día 15.

"Aunque no prevemos un empeoramiento de la situación, nos mantendremos a la expectativa", declaró el portavoz de Toyota Motor Corp, un gran inversionista en Pakistán.

Aun antes del golpe, la inversión extranjera en Pakistán había caído 51 por ciento en el año fiscal 1998.

La inversión privada -encabezada por compañías automotrices y eléctricas de Japón- se situó en 5,7 millones de dólares en el mismo año, frente a 9,5 millones de dólares en 1995.

Las empresas japonesas consideran a Asia meridional como una región potencial para futuras inversiones, pero el golpe dejará a la nación islámica en suspenso, dijo Oda.

"La duda de los japoneses agravará las condiciones económicas de Pakistán, ya afectada por las sanciones económicas de Occidente y Japón como resultado de su prueba nuclear de mayo del año pasado", explicó.

Islamabad padece un déficit presupuestal y comercial crónico, relacionado con un altísimo gasto militar. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/ip-if/99

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