El golpe militar de esta semana en Pakistán podría arruinar los históricos vínculos con Estados Unidos y estrechar las relaciones entre este país e India, advirtieron especialistas en asuntos de Asia meridional.
"Los indios deben estar más que felices" por el derrocamiento del primer ministro Nawaz Sharif, que "bien podría ser el último clavo en el ataúd de las relaciones entre Pakistán y Estados Unidos", comentó Robert Wirsing, profesor de la Universidad de Carolina del Sur.
Hasta uno de los más férreos defensores de Islamabad en el Congreso estadounidense sugirió que cambiará de posición. El senador Sam Brownback, que el año pasado se dedicó a tratar de aliviar las sanciones contra Pakistán, advirtió que el golpe de Estado constituye un duro revés para sus esfuerzos.
Así mismo, los analistas están preocupados por la posibilidad de que los militares hagan volver a Pakistán a un peligroso estado económico y violentos conflictos internos, de los que el país tendía a salir lentamente.
El jefe del ejército paquistaní, general Pervez Musharraf, "no podrá hacer nada por la economía", predijo Deepa Ollapolly, especialista en Asia meridional del Instituto de Paz de Estados Unidos, un gabinete de estrategia financiado por el gobierno.
"También enfrentará graves conflictos internos", añadió Ollapolly.
Un gran desafío para las Fuerzas Armadas será el de "controlar a los diversos grupos radicales islámicos, poner fin a las disputas sectarias y proteger a la minoría chiíta", agregó Shireen Hunter, directora del programa islámico del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, de Washington.
"Si no hacen esto, con toda seguridad acelerarán la fragmentación de Pakistán", advirtió.
Todas estas razones contribuyen a la frustración de los funcionarios de Washington que, hasta esta semana, elaboraban el itinerario de una gira del presidente Bill Clinton por Pakistán e India, prevista para el próximo enero o principios de febrero.
Es casi seguro que la visita a Pakistán será cancelada, anunciaron funcionarios de gobierno. Ahora, Clinton deberá decidir si continúa con los planes de la visita a India, lo que podría ser considerado como una nueva provocación por Islamabad.
El ejército paquistaní, aliado estratégico de Washington durante la mayor parte de la guerra fría, ya estaba irritado por la imposición de sanciones de Estados Unidos tras las pruebas nucleares del año pasado.
La irritación de los militares creció cuando Sharif, luego de reunirse con Clinton en julio, ordenó el retiro de los combatientes que habían invadido la zona fronteriza de Kargil, en la región de Cachemira controlada por India.
"No hay duda de que los militares y algunos círculos islámicos sintieron que Sharif cedió a la presión de Estados Unidos", observó Robert Hathaway, experto en Asia meridional del Centro Woodrow Wilson.
La moderación que ha mostrado Washington ante los últimos hechos de Pakistán sugiere claramente que el gobierno estadounidense teme provocar más al ejército de ese país.
Desde el golpe del martes, Estados Unidos se limitó a exhortar a Musharraf para que restaure el orden democrático lo antes posible.
La secretaria de Estado, Madeleine Albright, previno el miércoles que "el golpe militar de Pakistán… crea una nueva incertidumbre" en el sur de Asia, donde India y Pakistán se transformaron el año pasado en potencias nucleares.
Pero Washington no podrá continuar normalmente sus relaciones con Islamabad hasta que se restaure el régimen democrático, porque las leyes nacionales le impiden ofrecer ayuda no humanitaria a cualquier gobierno que haya tomado el poder por la fuerza.
Además, Estados Unidos debe oponerse a la concesión de créditos a tales gobiernos por parte de instituciones financieras multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Michel Camdessus, director gerente del FMI, ya anunció que la agencia no considerará una solicitud de crédito de 280 millones de dólares para Pakistán debido al golpe de Estado.
Así mismo, la Corporación de Inversión Privada en Ultramar, un organismo público de Estados Unidos que ofrece créditos y seguros a empresas nacionales con intereses en países extranjeros, advirtió que el golpe podría afectar la capacidad de la agencia de "promover nuevas inversiones directas" en Pakistán.
Pero la mayoría de los analistas aconsejan a la administración que utilice una "diplomacia tranquila" con los militares de Pakistán para evitar provocarlos más.
"Aunque debemos dejar clara la necesidad de restauración del régimen democrático, tenemos que trabajar con moderación para no herir la sensibilidad" del ejército de Pakistán, sugirió Hathaway. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mlm/ip/99