MEXICO: Prisión y propaganda, nuevas armas contra los piratas

El comercio de productos falsificados en México es desde este mes un delito grave, que será combatido con penas no excarcelables, infiltración de detectives en organizaciones delictivas y una agresiva campaña en los medios de comunicación.

El objetivo del gobierno y empresarios es disminuir por lo menos a la mitad las ganancias que por 500 millones de dólares anuales obtienen los piratas de videos, medicinas, discos, ropa, programas de computación, licores, libros y otras decenas de productos.

El Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) y el grupo denominado Aliados contra la Piratería", integrado por industriales del vestido, video, música y perfumería, señalan que México es el más importante mercado de productos con marca falsificada de América Latina.

La Coalición Internacional contra las Falsificaciones señala, por su parte, que este país es el centro de la piratería de más alto crecimiento en América Latina y ramificaciones en toda la región.

En algunos establecimientos comerciales legales y en la mayoría de puestos ambulantes de México no es muy difícil conseguir películas y discos antes de que sean estrenados a nivel mundial, ropa falsa de famosas marcas y sofisticados programas de computación a precios muy inferiores a los originales.

Normas aprobadas por diputados y en vigencia desde este mes establecen que los responsables del negocio de productos falsificados enfrentarán penas de por lo menos tres años de cárcel, sin derecho a excarcelación por fianza, pues su delito pasó a ser considerado grave.

Además, los piratas serán acusados de evasión fiscal, lo que podría generarles millonarias multas y más años de prisión.

Jorge Amigo, presidente de la IMPI, dijo a IPS que los industriales crearon una "especie de policía investigadora privada", para infiltrarse en las organizaciones de piratas para descubrir su manera de operar y el lugar en que guardan sus productos.

En 1997, la Procuraduría decomisó y destruyó 12,6 millones de productos apócrifos, entre ellos medicinas, casetes, vídeos, perfumes, ropa y otros. Al año siguiente la cifra subió a 37,9 millones y de enero a septiembre de 1999 la cantidad fue de 56,6 millones.

La piratería de marcas es un problema creciente en el mundo, pues tiene que ver con la globalización y las nuevas y sofisticadas técnicas que permiten copiar casi cualquier cosa y a veces con mucha calidad, señaló Amigo.

En México, seis de cada 10 programas de computación que se venden en el mercado son falsificados, en música esa relación es de 7 a 10, en videos de 6 a 10 y en perfumes de 3 a 10, indican estudios de la IMPI.

En la venta de los productos piratas participan miles de personas, en su mayoría de escasos recursos.

Los empresarios y el gobierno anunciaron que este mes iniciarán una amplia campaña en los medios de comunicación para advertir a los falsificadores sobre los peligros a los que se exponen y a los consumidores para alentarlos a comprar productos con respaldo y garantía.

En los avisos promocionales que verán los mexicanos se utilizará el logotipo de una huella digital con forma de rostro cortada a la mitad y de la cual brota sangre que dibuja el típico parche de un pirata.

Las diferencias de precios entre productos originales y falsificados llegan hasta 300 por ciento en México.

Pero los consumidores se enfrentan a graves riesgos cuando compran esos productos copiados, en especial si se trata de medicinas, licores y elementos para la limpieza del hogar, advirtió Arturo Lomelí, presidente de la no gubernamental Asociación Mexicana para la Defensa del Consumidor.

La mejor medicina contra la piratería es la educación de los consumidores, los controles policiales y los castigos con cosas secundarias, aunque importantes, dijo Lomelí.

Por su parte, Efrén Huerta, presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas, opinó que es necesario poner énfasis en cambiar los patrones de consumo. Ese sería el mejor ataque contra los piratas, expresó.

"Se trata de un delito que la sociedad hoy casi lo ve con tolerancia y simpatía, porque no hay una cultura de los derechos de la propiedad intelectual", señaló Huerta. (FIN/IPS/dc/dm/if/99)

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