Aranceles, reglas de origen, servicios y sector agropecuario son los temas puestos hoy sobre la mesa por los negociadores de México y de la Unión Europea (UE), que comenzaron la octava ronda de discusiones de libre comercio.
Hasta el 15 de octubre, ambas partes abordarán además capítulos como servicios e inversión. Once meses atrás, habían comenzado a discutir el principal proyecto comercial de Ernesto Zedillo, que dejará la presidencia mexicana en diciembre del 2000.
El mandatario mexicano visitará España y Alemania el 17 de octubre, acompañado por el secretario (ministro) de Comercio, Herminio Blanco, con el propósito de apuntalar el apoyo político a las negociaciones.
Atraido por un mercado potencial de 368 millones de consumidores con un ingreso por persona de 23.093 dólares anuales, el gobierno de México procura mejores condiciones en el intercambio comercial con los países comunitarios.
Un centenar de competidores actúan en el mercado europeo, que concentra la quinta parte del comercio mundial, en condiciones preferenciales y mejores que las de México.
La UE era el destino de 13 por ciento de las exportacionees totales de México en 1988. Ese porcentaje cayó hasta 3,3 por ciento en 1998, cuando el comercio bilateral alcanzó apenas 15.600 millones de dólares.
El año pasado, un pírrico 9,4 de las importacionees de México procedían de la UE, de acuerdo con cifras oficiales.
En cambio, el intercambio entre México y Estados Unidos, que firmaron en 1994 junto con Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, aumentó 137 por ciento en los últimos cinco años.
En 1998, México logró introducir 94.700 millones de dólares de mercancías en Estados Unidos.
La UE y México prevén concluir un acuerdo antes que de que finalice este año, destacó el subsecretario mexicano de Negociaciones Comerciales Internacionales, Luis de la Calle.
Sin embargo, el optimismo del discurso oficial contrasta con el clima de división que domina al sector industrial mexicano, casi un año después de iniciadas las negocaciones.
La industria automotriz, la textil y la de artículos de piel de México no están dispuestas a dar marcha atrás en sus exigencias.
Los fabricantes de piezas de vehículos, por ejemplo, no prevén grandes volúmenes de exportaciones hacia la UE, donde ese sector es 18 veces superior al mexicano.
Ese sector está más estructurado en Europa, pues posee capacidad de abastecer todos los componentes de un vehículo a los fabricantes, ante lo cual los mexicanos tienen nulas posibilidades de competir, sostienen industriales locales.
La organización Industria Nacional de Autopartes propuso en las negociaciones 50 por ciento de liberalización del comercio en un plazo de 10 años, contra 80 por ciento en cuatro años planteado por los negociadores europeos.
La Cámara Nacional de la Industria del Vestido pretende que la UE conceda preferencias arancelarias flexibles, de tal suerte que los productores mexicanos puedan fabricar prendas con telas importadas de Oriente, Guatemala y Estados Unidos.
Los sectores de fibra, textil y confección plantean una desgravación total hasta el 2007, con aranceles que deberán mantenerse sin cambios cuatro años y comenzar a bajar gradualmente desde entonces.
Las ropa de la UE ingresan a México con un impuesto aduanero de 35 por ciento.
Los industriales del calzado mexicano exigen que los artículos procedentes de Europa sean desgravados también hasta el 2007.
Este sector argumenta que un arancel cero de entrada pulverizaría a las industrias locales, incapaces de competir con la tecnología y la moda de las empresas italianas y francesas. Esa misma situación es planteada por los fabricantes de artículos de piel.
El sector agroalimentario mexicano exporta a Europa 6,2 por ciento de sus productos, mientras 83 por ciento del total de ventas al exterior tienen como destino Estados Unidos y Canadá.
En esas circunstancias, México pugna por una desgravación en cinco periodos, desde el inmediato hasta 10 años. Fuera de las discusiones quedaron los granos, los productos lácteos y las frutas de clima templado, como la manzana.
Ambas partes decidieron incluir una cláusula que permitirá revisar el capítulo agropecuario, considerado un eventual punto de quiebre en la negociación, una vez que se clarifique la Política Agrícola Común de la UE.
Ante la falta de consenso en el aparato productivo nacional, la delegación mexicana se aprestaría a decidir por los industriales, según fuentes cercanas a los negociadodes locales.
Los delegados han alcanzado acuerdo en 80 por ciento del capítulo de reglas de origen. (FIN/IPS/pf/mj/if/99