Al menos 80 muertos y más de 100.000 damnificados es el saldo hasta hoy en México de cuatro días de lluvias torrenciales que han desbordado ríos e inundado comunidades de ocho estados del centro y sur.
En coordinación con las autoridades de Protección Civil, el ejército mexicano puso en operación este martes el plan DN-III en los estados de Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Michoacán y Campeche, los más afectados por las lluvias.
El drama que se vive en esas localidades, algunas declaradas zonas de desastre y otras en estado de alerta, obedece a la temporada de ciclones que caracteriza los meses de septiembre y octubre, explicó a IPS el experto del Servicio Meteorológico Nacional Alberto Hernández.
Como en los últimos dos años, cuando los huracanes Paulina y Mitch azotaron las zonas costeras del Caribe y del golfo de México, "esta fecha es propicia para que cobren intensidad ese tipo de fenómenos", señaló Hernández.
La etapa de "transición entre los sistemas invernales y los ciclones tropicales provoca en estos momentos tormentas más intensas agravadas por frentes fríos, que crean mayor inestabilidad y trayectorias erráticas", indicó.
La situación en México comenzó a gestarse la semana pasada en países de América Central, como Guatemala, Honduras y El Salvador. La baja presión que afectaba esa región se trasladó el domingo hacia la península de Yucatán, en México, añadió el experto.
En Hidalgo, lindante al norte con la ciudad de México, las lluvias caídas en las últimas 48 horas representan 20 por ciento del volumen anual promedio del estado y causaron nueve muertes, perjuicios a 10.000 familias y sumersión de cultivos en más de 10 municipios.
Desde la madrugada del miércoles, las autoridades comenzaron el desalojo de unas 20.000 personas de la ciudad de Tulancingo, al desbordarse el río del mismo nombre y la represa de La Esperanza.
Cerca de 6.000 casas de Tulacingo fueron dañadas por las inundaciones, que en algunas áreas residenciales alcanzaron hasta 1,8 metros de altura.
Amplios tramos de carreteras quedaron bloqueados por los derrumbes, impidiendo que fluya la asistencia a la población afectada.
En el estado oriental de Puebla, donde la tormenta fue catalogada como la más grande tragedia por desastres naturales de las últimas tres décadas, 39 personas murieron al derumbarse sus viviendas por el desbordamiento de cinco ríos de la Sierra Norte.
En ese estado, las lluvias perjudicaron gravemente a 12.000 personas, dejaron a decenas de familias atrapadas e incomunicaron al menos 70 comunidades.
Además, más de 8.000 personas que habitan 30 comunidades de Puebla se encuentran en peligro ante la amenaza de desbordamiento de las represas Nuevo Necaxa y Tenango. Más de 10 carreteras quedaron bloqueadas a causa de los deslizamientos de tierra.
La compañía estatal Pemex debió ordenar el cierre temporal de la extracción en los campos petrolíferos de Veracruz, debido al desbordamiento de 20 ríos y arroyos que mantienen en alerta máxima a unos 67 municipios.
Las intensas lluvias dejaron ya 18 muertos a su paso por Veracruz, así como un número indeterminado de desaparecidos y unas 30.000 hectáreas de cultivos básicos dañadas.
El desbordamiento de los ríos Usumacinta, Carrizal, Grijalva y La Sierra afectó a 161 comunidades de 15 municipios del sureño Tabasco, donde Protección Civil reportó 53.000 damnificados.
La naturaleza se ha ensañado con el sureño estado de Oaxaca, donde el 30 de septiembre un sismo que tuvo su epicentro en el istmo de Tehuantepec causó cerca de 30 muertes, hirió a 167 personas, dejó a 300.000 indígenas damnificados y casi 24.000 viviendas dañadas.
La zozobra se apoderó de la población luego de que las lluvias arrojaran seis muertes y obstaculizaran las ya difíciles labores de abastecimiento de víveres y medicinas. Decenas de comunidades siguen incomunicadas por los estragos del temblor y el clima.
En Chiapas, que genera más de la mitad de la electricidad que se consume en todo el país, tres importantes represas debieron abrir sus compuertas debido a que las aguas colmaban 98 por ciento de su capacidad.
Eso hizo que el torrente del río Grijalva, que atraviesa Tabasco, creciera más de 80 centímetros sobre su nivel crítico. En Chiapas fueron reportados tres muertos.
Al ingresar a territorio mexicano, las lluvias se fortalecieron con las aguas cálidas del golfo de México hasta formar la depresión tropical. Hoy, presentan condiciones favorables para convertirse en tormenta en las próximas 36 a 48 horas, pronosticó Hernández.
En su recorrido por el litoral del golfo de México, se espera que la depresión se intensifique frente al norteño Tamaulipas y alcance el sur de Texas, en Estados Unidos, explicó Hernández.
Las autoridades informaron de tres muertos en Jalisco y en Michoacán hubo más de 5.000 damnificados y 6.000 hectáreas de cultivos anegadas.
Pese a la tragedia, muchas familias pobres de distintas comunidades del país se resisten a salir de sus domicilios por el temor a perder sus escasas pertenencias. (FIN/IPS/pf/mj/en/99