MEXICO: Amenazas de división en el PRI

El PRI, gobernante en México desde 1929, corre riesgo de dividirse como 12 años atrás si alguno de los tres aspirantes a la Presidencia que serán derrotados en las primeras elecciones internas de su historia niega su respaldo al ganador.

El ex secretario (ministro) de Gobernación, Francisco Labastida, admitió el viernes no estar preocupado por el resultado de las internas, el 7 de noviembre, sino por lo que ocurra al día siguiente, ante el clima de ruptura que se perfila.

Por primera vez desde su fundación, en 1929, los afiliados del PRI (Partido Revolucionario Institucional) decidirán el candidato que disputará la contienda presidencial más reñida del siglo en el país, en julio del 2000.

Desde junio, Labastida compite con los ex gobernadores Roberto Madrazo, de Tabasco, y Manuel Bartlett, de Puebla, y con el ex director de la empresa estatal Aseguradora Hidalgo, Roque Villanueva.

Las campañas por la nominación del PRI alcanzaron un insospechado nivel de enfrentamiento. Esa situación podría desencadenar un "choque de trenes", una vez conocido el nombre del candidato, afirmó Labastida.

"Debemos hacer un esfuerzo consistente para que los priístas no salgan del partido, y menos militantes con renombre y presencia a nivel nacional", subrayó.

Desde un principio, las encuestas y los medios informativos ubicaron a Labastida y Madrazo como favoritos en la lucha por la candidatura, caracterizada por campañas publicitarias inusualmente duras en este país.

El tono de la contienda configura el riesgo inminente de que se dé una fractura que haría perder la presidencia a ese partido, que la conquistó en 1929 y nunca más la perdió, advierten los observadores.

Madrazo exigió este viernes una revisión "a fondo" del proceso de elección del candidato del PRI, con el objetivo de "ampliar" la autonomía de la comisión encargada del desarrollo de la contienda.

El ex gobernador de Tabasco pidió formalmente el miércoles la renuncia del presidente del PRI, José Antonio González, a quien acusó de inclinarse a favor de Labastida.

Esa impugnación es "notoriamente improcedente, porque no hay pruebas suficientes", resolvió el viernes la Comisión de Justicia del PRI.

Tras ser desechada la impugnación de Madrazo, trascendió que representantes de este precandidato, de Bartlett y de Villanueva adelantan conversaciones privadas con miras a pactar una alianza.

Los tres precandidatos que identifican a Labastida como el preferido del presidente mexicano, Ernesto Zedillo.

La alianza diseña una estrategia para que la elección del candidato se abra a la ciudadanía, ante lo que consideran abierta parcialidad de las autoridades del PRI a favor de Labastida.

Los representantes de los precandidatos coincidieron en que, si no sellan una alianza para actuar juntos "contra el sistema", difícilmente lo podrán combatir de manera individual.

Madrazo, Bartlett y Villanueva acusan además a funcionarios del gobierno de apoyar la campaña de Labastida, aun cuando Zedillo ofreció convertirse en el primer presidente de México que no designará a su sucesor.

"Desde el gobierno y la cúpula" del PRI se comenzó a inducir a periodistas de radio, televisión y prensa escrita para "hablar a favor" de Labastida, sostienen los representantes de los precandidatos.

Por su parte, el presidente de la comisión para el desarrollo de las elecciones internas, el experimentado político y ex secretario (ministro) de Gobernación (interior) Fernando Gutiérrez, descarta el riesgo de ruptura interna en su partido.

La formación política que más años ha detendato el poder en un país decidió invitar a observadores nacionales e internacionales a vigilar el proceso de elección del candidato priísta.

"El PRI no teme que se constate su vocación democrática", sostuvo el otrora poderoso secretario de Estado.

Para los observadores, conforme se acerca la fecha de la elección, se avizora un escenario de división y ruptura en las filas del PRI, que sufrió la mayor escisión de su historia en 1987.

Entonces, el hoy ex gobernador de la ciudad de México Cuauhtémoc Cárdenas y el diputado Porfirio Muñoz Ledo encabezaron una corriente interna que pugnaba por democratizar al PRI y erradicar el "dedazo", eufemismo con el que se conoce la tradición de que el presidente del país elija a su sucesor.

Cárdenas, quien renunció a la alcaldía capitalina para lanzarse a la carrera presidencial con el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, opinó que no ve "autoridad moral en quien pudiera" encabezar una nueva fractura.

Olvidado quedó el llamdo Pacto de Metepeec que firmaron los cuatro precandidatos hace cuatro meses, cuando, fundidos en un abrazo, prometieron evitar fracturas y competir en de un marco de equidad, imparcialidad y unidad. (FIN/IPS/pf/mj/ip/99

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