JAPON: Accidente nuclear socava confianza en el gobierno

El peor accidente nuclear en la historia de Japón socavó la confianza del público en el gobierno y reveló la necesidad de que los japoneses cuestionen más activamente las decisiones de las autoridades, según analistas y ambientalistas.

El 30 de septiembre hubo una fuga de radiación en la planta procesadora de combustible de Tokaimura, 130 kilómetros al nordeste de Tokio, y desde entonces el gobierno prometió que mejorará la seguridad en las 50 plantas nucleares que producen 37 por ciento de la electricidad del país.

Kazuo Sato, de la Comisión de Seguridad Nuclear, prometió que no se "dejará piedra sin remover en nuestra investigación sobre el papel que tuvo el gobierno en todo esto".

Así mismo, el primer ministro Keizo Obuchi prometió adoptar una ley que cubra los desastres nucleares y revisar las normas de seguridad.

Pero las declaraciones no logran tranquilizar a la opinión pública. Kaori Ito, una ama de casa que vive a pocos kilómetros de Tokaimura, dijo que visitó un templo budista por primera vez en su vida después del accidente.

"Yo creía en el gobierno y en las compañías cuando decían que el reactor nuclear era seguro. Pero ahora ya no les creo, y estoy aquí para rezar por nuestra seguridad", dijo.

El accidente ocurrió cuando tres trabajadores de la planta agregaron demasiado uranio a un tanque de procesamiento, lo cual produjo una reacción nuclear en cadena que siguió durante 20 horas. La reacción expuso al menos a 49 personas a la radiación, incluso a los tres que vertieron el uranio.

La investigación reveló que la compañía JCO, que administra la planta de Tokaimura, empleó durante los últimos siete u ocho años procedimientos ilegales que menoscabaron la seguridad. El día 6, la policía allanó las oficinas de la firma y confiscó documentos con pruebas de negligencia profesional.

Muchos sostienen que el accidente expuso graves problemas en el sistema japonés que demuestran la necesidad de que haya una cultura que cuestione a las autoridades, algo que no es común en este país.

"El accidente es una importante llamada de atención para el gobierno y, de hecho, para el país en sí", dijo el profesor Keiji Kobayashi, que enseña física nuclear en la prestigiosa Universidad de Kioto.

"En Japón es tradicional que sólo algunos cuestionen las medidas adoptadas por el gobierno. Esta es la razón subyacente de muchos de nuestros desastres", señaló Kobayashi.

"La industria nuclear se desarrolló con la suposición de que la tecnología japonesa no puede fallar. Es una política terrible que provocó el accidente y conducirá a muchos más", destacó.

Los ambientalistas tampoco están conformes con la poca información que recibe el público sobre los reactores nucleares. La opinión pública también se preocupa porque la planta violó las normas de seguridad durante años sin que el gobierno se percatara.

"La mayoría de los japoneses aceptan la situación porque las escuelas enseñan a la gente a confiar ciegamente en los burócratas", explicó Kobayashi.

Informes de prensa revelaron que la gente que vive próxima a la planta de JCO en Tokaimura no sabía que se trataba de una procesadora de uranio.

Funcionarios de la firma reconocieron la semana pasada que los trabajadores no estaban plenamente informados del peligro que implicaban los cientos de toneladas de material radiactivo que manejaban todos los días.

La estatal Agencia de Ciencia y Tecnología admitió que no hizo inspecciones en la planta de Tokaimura desde noviembre de 1992.

La organización ecologista Greenpeace divulgó un informe en Tokio que asegura que la cantidad de personas expuestas a la radiación seguramente es mayor a las 49 que contabilizó el gobierno, lo cual también avivó las dudas del público.

Greenpeace fundamenta su conclusión en el tiempo que demoró la evacuación de la zona afectada y en el alto nivel de radiación que verificó en una calle próxima a la planta 24 horas después de que el gobierno anunció que la situación se había normalizado.

Pero los expertos señalan que es mínima la esperanza de que se modifique sustancialmente la forma en que piensa la gente, dado el respeto por la autoridad que existe en Japón.

Así mismo, las ganancias y la seguridad laboral son grandes factores que apuntalan a la industria nuclear, que en Tokaimura es fuente de trabajo para un tercio de los trabajadores. Las grandes compañías participan activamente en el desarrollo del sector.

Esto ayuda a explicar por qué una encuesta telefónica realizada la semana pasada por NHK, la televisión nacional, reveló que 39 por ciento de los habitantes de la prefectura de Ibaraki, donde se encuentra Tokaimura, siguen apoyando a la industria nuclear con la condición de que el gobierno adopte normas de seguridad más rigurosas.

JCO, que es una de las dos compañías procesadoras de combustible nuclear de Japón, es una subsidiaria de la compañía Minera de Metales Sumitomo. Así mismo, las plantas nucleares son construidas u operadas por grandes conglomerados como la firma Mitsubishi.

Tras el accidente de Tokaimura, descendió el valor de las acciones de las compañías de la industria nuclear. Las de Sumitomo, por ejemplo, cayeron el mismo 30 de septiembre, por la especulación de que la indemnización que se debería otorgar a los afectados por el accidente perjudicaría las ganancias.

Desde entonces, Sumitomo anunció que considera abandonar el negocio del combustible nuclear. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/aq/en/99

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