La derecha política intenta servirse en Italia de la absolución del siete veces jefe del gobierno Giulio Andreotti, que estaba acusado de asociación mafiosa, para poner fin a todos los procesos judiciales contra sus representantes.
Un tribunal de la ciudad de Palermo, en Sicilia, dictó el sábado sentencia absolutoria a favor del senador vitalicio Andreotti, una de las figuras políticas más importantes de la posguerra en Italia, cuyo proceso se basó en las confesiones de 38 delincuentes "arrepentidos".
Los partidos de derecha y centroderecha pretenden demostrar, con el ejemplo del caso Andreotti, que no es posible confiar en las declaraciones de mafiosos y de otros acusados arrepentidos.
Se trata de quienes tras su detención aceptaron colaborar con la justicia a cambio de la reducción de condenas y de protección. Sus confesiones han sido determinantes en la lucha contra la mafia.
El veredicto del tribunal de Palermo se podría transformar en una condena para los 1.148 arrepentidos encuadrados en el programa de protección del Ministerio del Interior.
Aunque la corte de Palermo anunció que sólo dentro de 90 días dará a conocer los fundamentos de la sentencia favorable a Andreotti, la derecha ya enfocó su ofensiva contra los jueces que investigan a sus representantes y a los arrepentidos que acusan a éstos.
El presidente de la derechista Alianza Nacional, Gianfranco Fini, expresó que la absolución de Andreotti es "la condena definitiva de algunos teoremas judiciales basados en algunos arrepentidos y en el deseo de protagonismo político de algunos jueces".
El líder de la coalición opositora Polo de la Libertad, Silvio Berlusconi, quien también ha sido acusado por arrepentidos de colaboración con la mafia, sostuvo que se debe "poner término a la revolución judicial que ha intervenido como un cáncer en nuestra vida política".
Berlusconi atacó también a los fiscales y jueces que a principios de esta década condujeron la Operación Manos Limpias, contra la corrupción de los partidos políticos.
Esos fiscales y magistrados "provocaron la disolución de partidos que nos habían garantizado 50 años de democracia, abriendo el camino a la toma del poder de parte de los herederos de una ideología (el comunismo) que en su conciencia tienen centenares de millones de muertos".
Las fuerzas que están en el gobierno de centro izquierda, sentenció, "no son para nada democráticas".
La Operación Manos Limpias determinó el procesamiento de líderes de la Democracia Cristiana (DC) y del Partido Socialista, dos grupos que habían gobernado Italia durante 50 años y que no pudieron sobrevivir a esa ofensiva judicial.
La rehabilitación de Andreotti, dirigente histórico de la DC, sugirió también la idea de reconstituir este partido, como lo propuso Enzo Carra, que fue brazo derecho del último secretario de este partido, Arnaldo Forlani.
"Es necesario organizar inmediatamente un encuentro con todos aquellos que forman parte de grupos nacidos de la DC", afirmó Carra.
De los restos de la DC, disuelta en 1993, surgieron varios movimientos, y algunos se aliaron con la derecha y otros con la izquierda.
Berlusconi pidió también la rehabilitación del ex jefe de gobierno y líder socialista Bettino Craxi, refugiado en Túnez para escapar de la justicia, que lo condenó por corrupción.
Representantes de la derecha pidieron así mismo la renuncia del fiscal de Palermo, Giancarlo Caselli, quien tuvo a su cargo la investigación sobre Andreotti.
El primer arrepentido de la mafia fue Leonardo Vitale, un joven muy religioso y melancólico detenido a principios de los años 70 que estaba obsesionado por el recuerdo de un caballo blanco que había tenido que matar con un fusil.
Vitale fue declarado enfermo mental, pasó seis años en un hospital psiquiátrico y al salir fue asesinado por la mafia de Sicilia. Había identificado a Toto Riina como jefe de esa organización secreta.
El siguiente arrepentido fue Tommaso Buscetta, en 1984, cuya captura dio lugar a la orden de detención de 366 integrantes de la mafia.
El juez Giovanni Falcone, a cargo de la causa de Buscetta, pagó en 1992 sus investigaciones con la muerte. Pero poco después, centenares de mafiosos rompieron el silencio ritual de su banda.
Marcello Dell' Ultri, miembro del parlamento europeo y hombre de confianza de Berlusconi, declaró plena confianza en obtener una sentencia absolutoria, como Andreotti.
Dell' Ultri fue sometido a proceso judicial por asociación mafiosa a solicitud del fiscal de Palermo. (FIN/IPS/jp/ff/ip/99