Los políticos que representan a la comunidad de exiliados cubanos en Estados Unidos presentaron todo tipo de argumentos para impedir que Los Van Van, una famosa banda de música bailable de la isla, realicen un concierto en Miami.
El primer argumento contra el espectáculo fue que la mayoría de los exiliados cubanos se sentían ofendidos por la venida de Los Van Van, considerados partidarios del gobierno de Fidel Castro, y por lo tanto el municipio de la ciudad no podía prestar sus instalaciones para el concierto.
"No estamos prohibiendo a nadie. Pero creo que la gente de esta comunidad tiene derecho a sentirse ofendida si se utilizan las instalaciones de la ciudad porque todos pagamos impuestos aquí", declaró Ninoska Pérez, de la Fundación Nacional Cubanoestadounidense.
"No se trata de prohibir bandas (musicales) en la ciudad de Miami. El problema es que representamos a una mayoría de personas que se sienten ofendidas porque (los patrocinadores del concierto) usarán un sitio que les pertenece, ya que pagan sus impuestos", dijo el Comisionado de la ciudad, Tomás Regalado.
Este argumento desapareció cuando el fiscal de Miami, Alejandro Vilarello, anunció que no existe ninguna razón legal para prohibir que la banda presente su espectáculo en el centro municipal.
Aunque Los Van Van y los organizadores no violan ninguna ley federal de Estados Unidos, tendrán que presentar documentos para demostrar que el gobierno cubano no obtendrá beneficios económicos del concierto, anunció el fiscal.
Y la comunidad de exiliados lo tomó al pie de la letra. Pero ese problema se desapareció también con una declaración del Departamento de Tesorería.
"No se harán pagos a Cuba y las personas que viven en jurisdicción de Estados Unidos pagan sólo el viaje y los gastos de estadía y mantenimiento de Los Van Van", declaró por escrito Richard Newcomb, director de Control de Bienes Extranjeros del Departamento.
El diario Miami Herald destacó que "cualquiera sea el beneficio económico que obtenga el régimen (cubano) con la gira de Los Van Van, será poco comparado con el valor de las remesas que envían a la isla los exiliados".
Así, la discusión terminó restringida a la banda misma.
Los Van Van, la banda de música bailable más popular de Cuba que dicen haber tomado su nombre de un discurso de Castro, hicieron varias giras internacionales exitosas, incluso visitas a Estados Unidos.
"Las características de la música cubana están claramente definidas por un ritmo complejo e intenso, la incorporación del rock, el funk y la salsa de Nueva York a los estilos tradicionales del país, y las letras de las canciones, que describen la vida cotidiana", asegura un experto.
Los Van Van son ahora una especie de ícono cultural en la isla y han oficiado reiteradamente, en sus 30 años de existencia, como instrumento del gobierno de Castro.
Eso "es lo que les molesta a muchos exiliados cubanos", según Michael Putney, un popular periodista de televisión.
Pero las actuaciones de la banda no tienen el menor carácter político, según Putney, quien los escuchó en La Habana cuando cubrió la visita del papa Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998.
"No los oí cantar ni una letra política", aseguró en su popular programa de los domingos.
Declaraciones de los exiliados cubanos más militantes revelan que su disgusto con la banda proviene de su pública posición política, lo que coincide con el análisis de Putney.
El alcalde de Miami, Joe Carollo, aseguró que Los Van Van son "la banda principal de Fidel Castro" y el objetivo del concierto es "causar problemas en Miami y dejar contento al tío Fidel".
Regalado declaró que el concierto representa un desafío hacia la ciudad, ya que Los Van Van quieren decir en La Habana que cantaron en Miami, "la madre tierra de los exiliados de Cuba".
"Esta gente sólo quiere venir y decir que lo logró", declaró Luis Zúñiga, director de la Fundación Nacional Cubanoestadounidense.
"Son un símbolo de la dictadura de Cuba. Vienen a Miami para que suceda lo mismo que cuando fueron a los Juegos Panamericanos. Dirán que es una victoria, que vencieron al enemigo en su propio terreno", añadió.
"La gente que se opuso al concierto sintió que su propiedad, su vida y su libertad serían robadas por los partidarios activos de la revolución, o por personas como Los Van Van que, con su silencio, apoyaron 40 años de violencia y opresión", dijo Bill Teck, editor de la publicación cubanoestadounidense Generation N.
"El silencio equivale al asentimiento. Ser músico no implica estar por encima de la moral o la ética social", sostuvo Teck, quien acusó a los promotores del concierto de "ayudar a Fidel Castro en su guerra" contra los cubanos exiliados en Miami.
Debbie Ohanian, la principal promotora del espectáculo de Los Van Van en Miami, rechazó de plano las acusaciones.
"Nunca equiparé la música a la política. Se trata de traer a Los Van Van a esta ciudad, donde se concentra la mayor cantidad de sus seguidores", alegó.
La polémica dejó en claro "un cambio generacional" en la comunidad de exiliados cubanos.
La mayoría de los cubanos exiliados que se oponían al concierto tenían más de 50 años, mientras que los más jóvenes, en particular los llegados más recientemente a Estados Unidos, estaban deseosos de ver a la banda, según una encuesta publicada por el Miami Herald.
En cambio los jóvenes, sobre todo los que llegaron a Estados Unidos hace poco tiempo, son más tolerantes y conciliadores con el gobierno de la isla, y desean mantener vínculos culturales y de todo tipo con su país de origen.
La popularidad de Los Van Van molesta a los exiliados más veteranos, según Ohanian, porque "los obliga a darse cuenta de que hay una cantidad de seguidores de la música cubana, incluso sus propios hijos y nietos, que no piensan igual que ellos".
Su objetivo son los jóvenes de la comunidad de exiliados. "Ese sector de la población cubana creció con esa banda", subrayó Ohanian, quien recordó que "no todo el mundo llegó aquí en 1959".
La premiada periodista cubanoestadounidense Liz Balmaseda, coincidió con Ohanian al destacar que "cada corriente migratoria trajo una nueva definición de nostalgia".
"Para quienes se fueron en los 90, nostalgia no significa la música de antes de los 60, sino Los Van Van. Y, contrariamente a lo que puedan pensar los políticos de Miami, la música bailable cubana tiene un solo dictador que es El Ritmo", concluyó Balmaseda. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/ceb-ag/ip-cr/99