Sandy Berger, asesor de seguridad del presidente de Estados Unidos, criticó a los republicanos opuestos a una política exterior internacionalista que se negaron a ratificar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares.
"Esos neoaislacionistas" son "claramente derrotistas" en sus perspectivas, declaró Berger el jueves en un discurso ante Consejo sobre Relaciones Exteriores, en Nueva York.
Además, "favorecen una política exterior de supervivencia porque construyen un cerco en torno a Estados Unidos y se refugian detrás y, si otras naciones se quejan de que abjuramos de nuestras responsabilidades, o si abandonan las suyas, dejamos que lo hagan porque somos más fuertes y ricos", expresó.
"Esta es la receta para un mundo sombrío, pobre y menos seguro", apuntó Berger, haciéndose eco de la reacción del presidente Bill Clinton ante el rechazo el día 13 en el Senado del Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés).
Sus palabras, notablemente apasionadas para un abogado de empresas a quien se considera más un administrador de relaciones exteriores que un estratega, pusieron de relieve una importante dicotomía entre Clinton y el Congreso controlado por los republicanos.
Las desavenencias entre la Casa Blanca y los congresales de derecha están referidas a numerosos temas presupuestarios, incluidos la ayuda exterior y el pago de más de 1.000 millones de dólares que el país adeuda a la Organización de las Naciones Unidas.
Clinton vetó una ley de ayuda al exterior que reduciría 2.000 millones de dólares de los 14.000 millones por él solicitados, y se dispone a vetar una ley que no permitiría amortizar los pagos atrasados de Washington a la ONU.
"Si le seguimos quitando fondos a nuestra diplomacia, vamos a terminar utilizando excesivamente a nuestros militares, que precisamente es lo que los críticos (republicanos) dicen que pretenden evitar", manifestó Berger. "Los lineamientos de este debate son bien claros", dijo.
"La administración Clinton cree que debemos usar todos los medios de nuestro liderazgo para mantener nuestra fuerza. Los nuevos aislacionistas quieren que dependamos solamente de nuestras defensas militares para proteger nuestra seguridad", agregó.
Las palabras de Berger, principal consejero de Clinton sobre política exterior, hacen prever que los demócratas convertirán dicha área en su gran tema de las próximas presidenciales.
Los sondeos de los últimos 10 años muestran que una clara mayoría de votantes sostienen puntos de vista más cercanos al internacionalismo de Clinton que a la concepción de la derecha republicana sobre seguridad. Más de 80 por ciento del público favorece la ratificación del CTBT.
Berger también se refirió a las críticas exteriores sobre el poderío estadounidense, las cuales muestran preocupación de que Washington se haya convertido en un "matón hegemónico".
"Hay otra imagen de Estados Unidos en el exterior, y es de un país unilateralista y demasiado poderoso", dijo, aludiendo particularmente a la intervención en el conflicto en la provincia separatista yugoslava de Kosovo y al desproporcionado poderío aéreo de Washington.
Rusia y China, en especial, vieron en esa guerra "el comienzo de una cruzada para imponer nuestra voluntad en el mundo. Como las percepciones importan, debemos hacer lo posible para resolverlo", apuntó, si bien rechazó los cargos de que Estados Unidos quería dominar al mundo política y económicamente.
"Algunos dicen que pretendemos imponer nuestros valores al mundo, pero cuando promovemos democracia, promovemos un sistema de gobierno que permite a la gente de otros países elegir su propio destino, de acuerdo con sus propios valores y aspiraciones", continuó Berger.
Aplicó la misma lógica a los cargos de dominación cultural estadounidense.
"Hay una actitud ligeramente confusa por parte de los europeos, que atestan los quioscos de comidas al paso y luego se quejan de la 'Mc-dominación'…, y de los asiáticos, que impugnan el materialismo superficial estadounidense pero compiten en erigir los mayores rascacielos", agregó.
"No es mucho lo que podemos hacer sobre esto, excepto ejercer una justa medida de humildad y, como dice nuestra Declaración de Independencia, un respeto decente para las opiniones de la humanidad".
Berger volvió luego sobre el debate doméstico acerca de política exterior, señalando que "la gran ironía actual es que nos ganamos esa reputación de tratar de dominar el mundo, en gran medida, por causa de un grupo de personas que pretenden desentenderse del mundo".
"Se podría decir que la derecha aislacionista en el Congreso no tiene política exterior, que sólo está impulsada por el partidismo, pero eso sería subestimarla. Creo que hay coherencia en sus convicciones, una coherencia sobre el papel de Estados Unidos en el mundo", dijo.
"Esa visión se compone de diversos elementos importantes", observó.
"En primer lugar, los aislacionistas están convencidos que los tratados internacionales son una amenaza a nuestra soberanía y continuada superioridad", dijo Berger, e indicó que ése fue el argumento usado contra el CTBT.
"Estamos de acuerdo que sería tonto depender sólo de tratados de control de armamentos para proteger nuestra seguridad. Pero sería igualmente tonto desechar los instrumentos que ofrecen los buenos acuerdos, la restricción y disuasión emanadas de reglas globales, la capacidad de contrarrestar una actitud amenazadora a través de inspecciones o movilizar al mundo en su contra".
En segundo lugar, los nuevos aislacionistas creen que deben ser otros los que carguen con el peso de mantener la paz y la estabilidad.
"Se oponen a que Estados Unidos se involucre en las trágicas guerras africanas, pero rehúsan ayudar a financiar los esfuerzos de otros, como Nigeria, cuando asumen la responsabilidad de actuar", señaló Berger, citando la negativa del Congreso de pagar los costos de misiones de paz de la ONU.
"Creemos que esto es peligroso y equivocado. A menos que querramos ser el policía del mundo, debemos sostener las instituciones y los arreglos a través de nuestras responsabilidades compartidas de líder", según Berger.
"Es por eso que todos los estadounidenses, ya sean internacionalistas o aquellos que desean limitar nuestra implicancia, deberían aceptar que es desagradablemente autoderrotista no pagar nuestras cuotas adeudadas a la ONU", apuntó.
Según Berger, el tercer elemento de los nuevos aislacionistas es "si ocurre allá, no es nuestra pelea".
"Déjenme aclarar que Estados Unidos no puede hacer todo y estar en todas partes, pero tampoco podemos permitirnos no hacer nada y no estar en ninguna parte", dijo.
"El nuevo aislacionismo de 1999 no comprende lo que el viejo aislacionismo de hace 60 años tampoco entendió, que los conflictos locales tienen consecuencias globales", agregó.
Una última faceta del nuevo aislacionismo es "miles de millones para defensa pero ni un centavo para prevenir".
Al mismo tiempo, "el Congreso trata de agregar 5.000 millones de dólares a un presupuesto de defensa que el Pentágono dice que no necesita, mientras recorta fondos para sostener la paz en Medio Oriente, salvaguardar la tecnología nuclear en la ex Unión Soviética, y aliviar la deuda de las naciones más pobres del mundo", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/jl/ego-mlm/ip/99