El cese definitivo de la violencia política en el País Vasco español estará condicionado, en gran medida, por el resultado de las elecciones generales que se realizarán en España antes de abril del 2000.
Desde que la organización ilegal separatista Euskadi Ta Askatasuna (ETA, Patria Vasca y Libertad) declaró el 16 de septiembre de 1998 una tregua unilateral y por tiempo indefinido, todas las fuerzas políticas del País Vasco se atribuyen el mérito de que desde entonces no haya habido atentados.
Pese a la tregua, grupos juveniles radicales siguieron realizando la llamada "Kale borroka", o sea enfrentamientos callejeros con la policía vasca, rotura de escaparates, quema de cabinas telefónicas y autobuses, y atentados de poca entidad contra viviendas de alcaldes y dirigentes políticos.
El gobernante y centroderechista Partido Popular (PP), sostiene que los sucesivos éxitos de la policía contra ETA y el creciente rechazo de los ciudadanos a la violencia obligaron a los dirigentes de la organización insurgente a buscar una salida pacífica.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la principal fuerza de la oposición, también opina que ETA planteó la tregua obligada por su debilidad, pero está lejos de atribuir el mérito al gobierno del PP, encabezado por José María Aznar.
El moderado Partido Nacionalista Vasco, que comparte el gobierno del País Vasco con una escisión suya, el partido Eusko Alkartasuna, considera que la nueva situación se debe a su prédica, a su buen gobierno y al deseo de paz de los ciudadanos vascos.
En el seno del nacionalismo vasco radical o independentista surgió a principios de este año la coalición Eusko Herritarrok (Ciudadanía Vasca), formada por Herri Batasuna (la tradicional expresión política de ETA) y otros nacionalistas partidarios de que se abandone definitivamente la violencia.
Todas esas fuerzas políticas tienen ahora la vista puesta en los próximos comicios generales.
Consideran que cuando hablen las urnas podrán medir el grado de aceptación o rechazo que sus respectivas políticas han merecido por parte de los ciudadanos. Una medición importante, porque decidirá si el PP seguirá en el gobierno o será reemplazado por el PSOE,
Será en el País Vasco donde esos comicios tendrán más repercusión, pese a que allí no estará en juego un cambio del gobierno regional. Al igual que los ciudadanos de las demás comunidades autónomas, los vascos sólo elegirán diputados y senadores para las Cortes Españolas (parlamento nacional).
Entonces se verá si los partidos nacionalistas vascos mantienen su leve ventaja de 52 a 48 por ciento sobre los "españolistas" o con implantación en toda España (PP, PSOE e Izquierda Unida), y cómo se distribuyen las fuerzas dentro del campo nacionalista.
Sean cuales fueren los resultados, nadie duda de su importancia para el futuro de las negociaciones con ETA.
Si el Partido Nacionalista Vasco y Eusko Alkartasuna mantienen o amplían su ventaja sobre Eusko Herritarrok-Herri Batasuna se producirá una situación, y si los que se benefician son los más radicales y próximos a ETA, se dará otra.
Quienes ganen votos podrán imponer condiciones y atribuirse el éxito de que ETA siga sin cometer asesinatos o grandes atentados.
Las campañas electorales en las que ya están inmersos todos los partidos, aunque sea de manera informal, constituyen el trasfondo en el cual las fuerzas políticas juegan sus cartas en torno a la paz que todos dicen anhelar, pero a la cual cada una pone su propio precio. (FIN/IPS/af/mp/ip/99