COMERCIO: Posiciones aún inamovibles casi un mes antes de Seattle

La conferencia de la OMC en Seattle y el futuro de las negociaciones multilaterales de comercio siguen en la nebulosa, a pesar de los intentos de ministros de 25 países, que concluyeron hoy en Suiza una reunión para desbloquear las conversaciones.

La conferencia ministerial reducida realizada en la ciudad suiza de Lausana, terminó con manifestaciones unánimes de buena voluntad pero sin que las partes enfrentadas cedieran un ápice en sus posiciones hacia la reunión que se celebrará del 30 de noviembre al 3 de diciembre en Seattle, Estados Unidos.

La declaración final, leída por el ministro de Economía de Suiza, Pascal Couchepin, encomendó la búsqueda de un entendimiento a las misiones acreditadas ante la OMC (Organización Mundial de Comercio), en Ginebra.

Los delegados deberán esforzarse en los próximos días primero, por identificar los asuntos esenciales para lograr un consenso en Seattle. Una vez logrado ese objetivo, se deberán definir los parámetros de las negociaciones sobre cada uno de los puntos acordados, precisa el documento.

Los ministros confirmaron su determinación de superar las divergencias subsistentes y de adoptar en Seattle un programa equilibrado de negociaciones que pueda atender los intereses de los 134 miembros de la OMC, indica otro párrafo del documento.

Las discusiones del texto de la declaración final de Seattle se prolongan por lo menos desde julio, aunque el primer borrador formal del documento se conoció apenas hace tres semanas.

Un segundo proyecto revisado, que se distribuyó el 19 de octubre, contiene las posiciones enfrentadas de los bloques que se han delineado ante la posibilidad de una ronda de negociaciones.

Uno de los desenlaces probables de la conferencia de Seattle, alentado principalmente por los países industrializados, es la convocatoria de una nueva ronda de negociaciones para proseguir el proceso de liberalización del comercio acentuado con la Ronda Uruguay (1986-1994).

Los países en desarrollo pretenden que antes del llamado a una nueva ronda se terminen de aplicar los compromisos asumidos en la Ronda Uruguay.

La queja generalizada de los países del Sur nace de la convicción de que abrieron sus mercados sin obtener reciprocidad de las naciones ricas, acusadas de persistir en el proteccionismo.

La representante comercial de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, apoyó en Lausana los reclamos de implementación total de las obligaciones contraidas, pero no aceptó la idea de la renegociación de los acuerdos existentes, como también demandan los países en desarrollo.

Por su parte, la Unión Europea (UE) se declara dispuesta a tratar las aspiraciones de los países en desarrollo acerca de la implementación, siempre que se acepten sus pretensiones de que la conferencia de Seattle apruebe una agenda amplia.

Los negociadores comerciales observaron que, con un programa de negociaciones integrado por numerosos asuntos, los europeos dispondrán de cartas variadas para jugar en el momento oportuno cuando se negocie la agricultura, la cuestión que más les interesa.

Durante la conferencia de Lausana, dijeron los negociadores, volvió a evidenciarse que la cuestión agrícola constituye el elemento central de discordia.

La UE mantiene un régimen de subvenciones a la producción y la exportación agrícolas cuestionado firmemente por los países productores eficientes, nucleados en el Grupo de Cairns.

El comisario de la UE para el Comercio, Pascal Lamy, dijo en Lausana que su bloque no rehuye la discusión del acuerdo sobre agricultura, pero sostiene que las condiciones para la negociación no tienen por qué ser establecidas en Seattle.

En cambio, el Grupo de Cairns, apoyado en este caso por Estados Unidos y por países en desarrollo, propone que las bases de la negociación agrícola sean establecidas durante la conferencia en la ciudad estadounidense.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, sostuvo en Lausana que la agricultura es "primera prioridad" y recordó que este sector, a diferencia de las mercancías industriales y de la mayoría de los servicios, no fue alcanzado todavía por el proceso de liberalización del comercio.

Lampreia tomó distancia de la aspiración de los países industrializados, confirmada en Lausana por Barshefsky y Lamy, de implantar una cláusula social que condicione las relaciones comerciales.

"No creemos que, por motivos proteccionistas, tenga sentido relacionar las normas laborales con las reglas multilaterales del comercio", dijo el canciller brasileño.

Negociadores comerciales consultados en Ginebra evaluaron que la reunión de Lausana había concluido "sin ningún avance". La conferencia "fue desilusionante" porque los países se limitaron a reiterar sus posiciones ya conocidas, dijo la fuente, que pidió el anonimato.

Contra el éxito de la reunión conspiró también la circunstancia de que el país convocante, Suiza, comparte los argumentos proteccionistas de la Unión Europea en materia agrícola. Por ese motivo, afirmó la fuente, la presidencia suiza de la conferencia adoptó un rumbo sesgado.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), Rubens Ricupero, comentó a IPS que de la conferencia de Lausana no debía esperarse una solución al bloqueo de las negociaciones en la OMC.

En cambio, Ricupero atribuyó más trascendencia a las discusiones posteriores, en esta misma semana, entre el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. (FIN/IPS/pc/mj/if/99

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