Las ex colonias de Europa en Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP) temen que la Organización Mundial de Comercio (OMC) las obligue a abrir su mercado de modo prematuro.
Ese temor quedó de manifiesto la semana pasada en la capital de Bahamas durante las negociaciones de la Asamblea Conjunta que reúne a 71 legisladores de ACP y 71 miembros del Parlamento Europeo.
La Unión Europea (UE) propone que los países de ACP acepten preferencias comerciales recíprocas para sustituir a las no recíprocas que caracterizaron a sus relaciones durante los últimos 25 años.
Las preferencias son parte del pacto de comercio y ayuda, conocido como la Convención de Lomé, entre el grupo de ACP y la UE, que vence en febrero.
La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE a cargo de las negociaciones del bloque, propone un período de transición de cinco años, durante el cual se mantendrán las preferencias comerciales por una excepción de la OMC.
Luego le seguirá un lapso de 10 a 15 años presuntamente necesarios para instituir los Acuerdos de Sociedad Económica Recíproca (REPA) con los países de ACP que los negociadores europeos proponen para sustituir a Lomé.
Los REPA comprenderían seis regiones (Caribe, Pacífico y cuatro en Africa) y generarían acuerdos de libre comercio por separado con la UE.
Políticos de 86 países de ambos bloques, reunidos en Nassau hasta el viernes pasado, advirtieron que la fecha propuesta para el acuerdo que sustituya a Lomés es demasiado pronto para que los países de ACP se puedan preparar para la integración de la economía mundial.
El nuevo pacto debe cumplir con las normas de libre comercio de la OMC.
"Esperamos que la UE comprenda que los caprichos del subdesarrollo hacen que el campo de juego mundial sea demasiado desigual para que haya reglas generalizadas", dijo en Nassau la delegada Shridath Rampal, ex secretaria general de la Comunidad Británica.
Los delegados pidieron a los negociadores de la UE "que refuercen la sociedad con la ACP para cambiar las reglas de la OMC y poner fin a las restrictivas normas supranacionales que garantizan una jerarquía de valores en que la liberalización comercial precede al alivio de la pobreza y al desarrollo sustentable".
"Personalmente, veo grandes dificultades en la fecha propuesta inicialmente por la UE", dijo el copresidente de la Asamblea Conjunta, John Corrie.
"Hay una inquietud renovada sobre la seriedad del compromiso europeo con el desarrollo como piedra fundamental de las relaciones futuras", dijo Rampal.
Debido principalmente a la diferencia de opiniones en materia comercial, la última sesión de negociaciones ministeriales entre ACP y la UE terminó sin avances concretos en julio.
Para que las preferencias actuales se prolonguen, se debe obtener la autorización de la OMC, pero los negociadores europeos señalan que sólo podrán solicitarla en el 2005.
Los países de ACP señalaron en repetidas ocasiones que no piensan que sea posible avanzar a un nuevo arreglo dentro de la fecha propuesta por la UE.
Philip Lowe, principal negociador de la Comisión Europea, dijo que está a favor de que el libre comercio se desarrolle progresivamente en un plazo de 15 o 20 años.
Según las condiciones propuestas por la UE, los 39 países de ACP incluidos en la lista de Países de Menor Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas seguirán recibiendo el tratamiento preferencial, pero los demás deberán adaptarse al sistema de bloques regionales.
La mayoría de los países de ACP no se oponen al principio de apertura de mercado y de integración gradual a la economía mundial, pero afirman que necesitan más que los cinco años propuestos por la UE.
"Un plazo menor a 10 años no es realista. Un período de transición quinquenal no va más allá de las buenas intenciones", dijo Corrie.
"Los países de ACP necesitan que continúe el régimen no recíproco lo más posible", agregó el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Angel Dalmau Fernández.
Cuba no integra la Convención de Lomé, pero goza de condición de observador en las negociaciones post Lomé de la Asamblea Conjunta.
"Las economías de los países de ACP no están preparadas para enfrentar las importaciones libres de impuestos de la UE, y mucho menos para confrontar las reglas drásticas de la OMC", advirtió Dalmau.
Durante la Asamblea Conjunta en Nassau, los delegados adoptaron una serie de resoluciones planteadas por la legisladora europea Glennys Kinnock quien pidió a los estados de la UE que "brinden a la ACP opciones genuinas de relaciones comerciales" con Europa.
"Europa debe abandonar la mentalidad que busca dictar en lugar de negociar la naturaleza de las futuras relaciones con la ACP", dijo Rampal.
Carl Greenidge, secretario general del grupo de ACP, dijo que los países no tienen nada contra la integración regional entre ellos.
"Es fácil que aparezca una moda, como el libre comercio, que no tiene ninguna semejanza con los problemas que tienen los países, pero la realidad es que la UE tiene obligaciones tanto en la Convención de Lomé como en la OMC", indicó Greenidge.
Organizaciones no gubernamentales en Europa y ACP criticaron los riesgos asociados con las políticas de la OMC.
"En los últimos cinco años, el régimen de la OMC contribuyó a concentrar la riqueza en las manos de unos pocos ricos, y a aumentar la pobreza y la deuda de la mayoría de la población mundial", destacó un grupo de ONG y sindicatos africanos.
El grupo, la Red Comercial Africana, señaló en una declaración divulgada en Accra en septiembre que se opone a todo intento de expandir las facultades de la OMC a través de una nueva ronda integral de liberalización comercial que comenzará en noviembre en Seattle, Estados Unidos.
A pesar de las preferencias comerciales, las importaciones procedentes de países de ACP en Europa descendieron de ocho por ciento del total en 1975 a menos de tres por ciento este año.
De los 71 países de ACP, 55 integran la OMC. Sin embargo, la mayoría de los 39 países de menor desarrollo del grupo no tienen los recursos financieros o humanos para acatar las actividades de la organización. (FIN/IPS/tra-en/ns/ak/aq/if/99