COLOMBIA: Gobierno no reconoce carácter beligerante a las FARC

El gobierno de Colombia descartó hoy la posibilidad de reconocer a las guerrilleras FARC calidad "restringida" de beligerante, propuesta por el ex presidente Alfonso López Michelsen para asegurar que los rebeldes respeten el derecho internacional humanitario.

El ministro de Defensa, Luis Ramírez, dijo que otorgar estatuto de beligerancia a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) no es "conducente ni procedente para el gobierno", y que el grupo no reúne los requisitos para pretender este reconocimiento.

Con su afirmación, Ramírez puso fin a la polémica abierta por el ex presidente López Michelsen (1974-1978), quien afirmó el domingo que el estatuto de beligerancia facilitaría mecanismos para buscar la paz con los parámetros fijados por la Organización de Naciones Unidas y los acuerdos de Ginebra.

Según el ministro de Defensa, las FARC no manejan un territorio definido. Para tener el reconocimiento de beligerancia, uno de los requisitos es que los rebeldes tengan "control sobre un territorio", explicó.

Ramírez sostuvo que lo rescatable de la propuesta del ex presidente, perteneciente al hoy opositor Partido Liberal, es que "conmina a la guerrilla a decir si esta dispuesta a cumplir con las normas del derecho internacional humanitario".

Según López Michelsen, "no proviniendo de terceros el reconocimiento de beligerancia, sino del propio Estado afectado, no hay violación del principio de no intervención".

Así, adquirirían verdadera vigencia los principios del derecho internacional humanitario, al cual se comprometen a someterse formalmente las partes en conflicto.

El diccionario "Para desarmar la palabra", editado por la Corporación de Medios para la Paz, define la beligerancia como un estatuto especial por medio del cual el gobierno del Estado escenario del enfrentamiento o un tercero reconoce en un conflicto armado interno a su contraparte como tal.

El reconocimiento implica que la parte reconocida puede establecer relaciones comerciales, políticas, semidiplomáticas o diplomáticas con ese o terceros Estados, y que también adquiere compromisos.

El reconocimiento de beligerancia implica, además, que dentro del país referido hay dos soberanías, la del Estado y la del grupo armado.

Para obtener el reconocimiento de beligerancia, el grupo armado debe tener control de un territorio ganado en guerra y el mando central debe responsabilizarse ante la comunidad internacional por sus actuaciones.

Además, las partes deben acatar los protocolos del derecho internacional humanitario, que protegen a la población civil no combatiente.

Rafael Nieto, consultor en asuntos de seguridad y derechos humanos, dijo a IPS que con el estatuto de beligerancia "el conflicto armado cambia su naturaleza y deja de ser interno para convertirse en internacional".

En opinión de Nieto, con este reconocimiento, los beligerantes adquieren carácter de combatientes legítimos. Si son capturados, deben recibir tramiento de prisioneros de guerra, explicó.

Además, la beligerancia es el paso previo para una eventual separación de parte del territorio del Estado. Según informes de organismos estadounidenses, la guerrilla controla cerca de 40 por ciento del territorio colombiano.

"Los efectos de la beligerancia son políticos, jurídicos, militares y estratégicos", afirmó Nieto, lo que implicaría que en el estado que sufre el conflicto existen dos gobiernos, uno de derecho y otro de facto que controla parte del territorio y ejerce su autoridad en esa zona.

Alfredo Rangel, analista de la privada Fundación Social, consideró positiva la propuesta de López Michelsen, "para el Estado y la sociedad", si las FARC "a cambio de ese reconocimiento se comprometen a dejar de secuestrar, extorsionar y amenazar con sus armas a la población civil no combatiente".

Según los organismos de seguridad, el secuestro de civiles es uno de los mecanismos con que la guerrilla colombiana obtiene cerca de 30 por ciento de sus finanzas.

Rangel considera también que con el reconocimiento de beligerancia se podría proceder al intercambio de prisioneros que ha pedido las FARC (cerca de 400 soldados y policías por 500 guerrilleros), que es uno de los puntos de negociación más conflictivos en el incipiente proceso de paz.

No obstante, para el comandante de las Fuerzas Armadas, general Fernando Tapias, reconocer estatuto de beligerancia a la guerrilla "causaría graves problemas de seguridad nacional".

Mientras no haya una negociación de paz en firme "no se le pueden entregar a la guerrilla nuevos instrumentos para que se fortalezca militarmnente", sostuvo Tapias.

Para Raúl Reyes, de la cúpula de las FARC, la propuesta del ex presidente López Michelsen "es muy interesante y contribuiría a resolver muchos problemas al pueblo colombiano", y a humanizar el conflicto.

Las FARC y el gobierno desarrollan conversaciones para iniciar en una fecha aún no prevista la discusión de una agenda conjunta de 12 puntos. (FIN/IPS/yf/mj/ip/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe