Tres días después del secuestro en Colombia del reportero gráfico Henry Romero, por parte del insurgente Ejército de Liberación Nacional, sigue creciendo la oleada de protestas y reclamos de que sea liberado.
El flamante Círculo de Reporteros Gráficos de Cali, la sudoccidental tercera ciudad del país, se presentó este viernes al público mediante una muestra de 200 fotografías. Una de ellas registra el momento en el cual Romero, quien fue designado presidente del círculo, era escoltado por un guerrillero tras ser capturado por el ELN.
"Ahí se le ve muy triste y no es para menos", dijo a IPS Osvaldo Pérez, el autor de esa fotografía.
Romero, corresponsal de la agencia de noticias Reuters, fue retenido el martes por el ELN en las montañas de Jamundí, en la periferia de Cali, bajo la acusación de haber difundido una fotografía en la cual es identificable el rostro del comandante "Nicolás", uno de los dirigentes guerrilleros.
"Usted me puso una lápida encima", le dijo el guerrillero al fotógrafo, al comunicarle que sería retenido.
En ese momento los insurgentes anunciaron que Romero sería sometido a "un juicio político", pero el jueves portavoces del ELN aseguraron que no habría un "juicio revolucionario" y que la vida del reportero gráfico no corría peligro.
El fotógrafo de Reuters fue capturado durante un encuentro con los guerrilleros al cual había acudido, junto a unos diez reporteros más, para conocer detalles sobre el secuestro de de feligreses del templo católico La María, acaecido el 30 de mayo.
Romero fue el primer corresponsal gráfico a quien el frente "José María Becerra", del ELN, permitió llegar al sitio en el cual retenía a esos feligreses. Sus fotos, despachadas el 2 de junio a la central de Reuters, fueron una primicia mundial, y recibió por ellas el pago de "unos mil dólares".
La muestra organizada por el Círculo de Reporteros Gráficos de Cali, en la sede de la institución Pro Artes, incluye en un sitio destacado cinco fotografías tomadas por Romero en los últimos meses. La que le tomó su colega Pérez está colgada al revés, en señal de protesta.
El círculo se propone trabajar en defensa de la libertad de expresión, la capacitación permanente de los reporteros gráficos y su derecho a la seguridad social.
El miércoles, 24 horas después de la retención de Romero, varias decenas de reporteros gráficos protestaron en la Plaza de Bolívar, de Bogotá, depositando sus cámaras sobre las escalinatas de acceso a la sede del Congreso, y se colgaron carteles con el rostro de su colega secuestrado.
Este jueves, en el barrio viejo de Cali, se realizó otra protesta de fotógrafos de prensa y camarógrafos de televisión, quienes se concentraron en la plazoleta de San Francisco para exigir la liberación de Romero.
Unas 200 personas se congregaron allí, con consignas como "Los reporteros usamos cámaras, no usamos fusiles", "Los reporteros somos soldados de la verdad" y "La paz necesita la prensa libre".
"Aquí nos dan como a mulas. Exigimos respeto de las partes en conflicto. Nosotros no producimos la noticia sino que la registramos", dijo a IPS Aimer Alvarez, promotor de esa protesta y reportero gráfico de El País, el principal diario local.
"Cuando no es la policía es la guerrilla, y cuando no es la guerrilla son los paramilitares. Ya uno no sabe a quién pedirle permiso para poder trabajar. Cada cual pone sus condiciones. Es como cuando uno va a tomarle una foto a una reina de belleza o a una modelo: no quieren que les tomen en lado feo", comentó.
Alvarez recordó las ráfagas de metralleta disparadas desde helicópteros del ejército que tuvo que esquivar el 6 de agosto de 1998, cuando cubría la toma de la ciudad de Miraflores, en el departamento centromeridional del Guaviare, por parte de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
"Esa vez también estaba Henry. Eramos como 16 que viajábamos en una lancha por el río Vaupéz. Cuando vimos los helicópteros del ejército como a 50 metros de altura, preparamos banderas blancas, pero cuando estaban a unos 5 metros empezaron a disparar", relató Alvarez.
El fotógrafo también contó a IPS un incidente con grupos paramilitares ocurrido hace pocos días en las inmediaciones de la localidad de Corinto, en el departamento sudoccidental del Cauca.
"Habíamos subido a una loma para cubrir una noticia y los paramilitares empezaron a disparar. 'Fotografíen rápido o se quedan con nosotros', nos advirtieron", relató el reportero.
"Uno es simplemente una persona que registra los hechos. Las imágenes no mienten", añadió.
"En un país donde las armas son el poder, la palabra se queda sin poder", opinó Javier Darío Restrepo, miembro de la Fundación por la Libertad de Prensa y Defensor del Lector del diario El Tiempo, el de mayor circulación en el país, tras la retención de Romero.
"La actitud de la guerrilla es cada vez más represora de la libre expresión", añadió.
Restrepo recordó que los insurgentes del Ejército Popular de Liberación (EPL) se adjudicaron en las últimas semanas el derecho de decidir qué medio de comunicación cubriría, en forma exclusiva, la liberación de un obispo católico y un cantor popular a quienes habían secuestrado.
El EPL sólo permitió registrar el hecho a la cadena privada de televisión RCN, la cual proporcionó un helicóptero para trasladar a quienes recibieron a los secuestrados, y los periodistas de otros medios de comunicación fueron retenidos a un kilómetro de distancia
"Con este odioso régimen de discriminación, la información es una información secuestrada por la que hay que pagar rescate", dijo Restrepo.
"Sabemos que en esta guerra sucia los actores armados siempre estan buscando favoritismo", comentó Luigi Melo, redactor del diario El País.
La Organización de Estados Americanos (OEA) se sumó al generalizado repudio a la retención de Romero.
Santiago Cantón, relator especial de la OEA, pidió "la liberación inmediata e incondicional" del reportero gráfico y "exhortó a las autoridades colombianas a lograr su liberación y sancionar a los responsables".
"Los periodistas tienen derecho a trabajar sin que nadie los obstaculice, no están involucrados en el conflicto y deben ser independientes", se afirmó en un comunicado de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Durante los dos últimos años se produjo, en promedio, el asesinato de un periodista cada mes, y durante la última década murieron violentamente 150 periodistas.
No está claro en todos los casos si los mataron por ser periodistas o en el marco de la violencia generalizada en el país, por causas políticas y no políticas, que causa la muerte de miles de personas, pero hay certeza sobre el alto riesgo que conlleva ejercer la profesión.
A mediados de este año la organización Reporteros Sin Fronteras, con sede en París, pidió al presidente Andrés Pastrana que esclareciera los crímenes que hasta ahora están impunes, y destacó seis casos en los que estima que se asesinó a periodistas por sus opiniones o por actos propios de su oficio.
Tales casos fueron, según Reporteros sin Fronteras, los de Gerardo Bedoya, Nelson Carvajal, Francisco Castro, Oscar García, Luz Amparo Jiménez y Jairo Márquez.
Todos ellos asesinados por ejercer "el oficio más bello del mundo", según lo definió el Premio Nobel de Literatura (1957) Albert Camus. (FIN/IPS/mig/mp/hd ip/99