La recesión que enfrenta Uruguay afecta de manera especial la zona rural del municipio de Montevideo, donde se produce gran parte de los alimentos que consume casi la mitad de la población del país.
El territorio de la capital abarca sólo 0,3 por ciento de los 187.000 kilómetros cuadrados de superficie de Uruguay, pero concentra 42,5 por ciento de los 3,1 millones habitantes del país y genera 60 por ciento del producto bruto nacional.
En Montevideo también está radicada 77,13 por ciento de la industria uruguaya, se consume 53,4 por ciento de electricidad, gas y agua del país, ocupa 63,08 por ciento de la construcción y centraliza 52,88 por ciento del comercio.
Contiene, además, 53 por ciento de las unidades económicas del país y 73 por ciento del personal ocupado en esa actividad.
A pesar de la ínfima parte del espacio destinado a la actividad agropecuaria respecto del total de Uruguay, los 1.500 establecimientos del área rural montevideana generan 3,28 por ciento de esa producción y dan trabajo a casi 60.000 personas, indican estadísticas del gobierno municipal.
Las unidades agrícolas de esa zona, con un promedio de extensión de 10 hectáreas y trabajadas por las familias propietarias, se especializan en actividades intensivas de horticultura, floricultura, fruticultura y viticultura.
La producción láctea también tiene un peso significativo, con productos mayoritariamente comercializados en la Cooperativa Nacional de Productores de Leche, la mayor empresa de su tipo en el país.
La gran concentración poblacional y económica en el departamento de Montevideo, gobernado por el izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio, hace que el impacto de la crisis que afronta el país se sienta con mayor rigor.
Los pequeños y medianos productores capitalinos altamente endeudados se sumaron en los últimos meses a un reclamo generalizado de sus colegas del resto del país para que el gobierno nacional de Julio María Sanguinetti adopte medidas tendientes a superar la crisis del sector.
En caso de no implementarse correctivos, directamente deberán dejar de producir, con el consiguiente aumento del desempleo, y el riesgo de resentir el abastecimiento de casi la mitad de los habitantes del país, advierten.
En los alrededores de la ciudad de Montevideo se produce 57 por ciento de las lechugas que se cultivan en el país, 14 por ciento de los tomates, 43 por ciento de los espárragos, 37 por ciento de las manzanas, 28 por ciento de los duraznos y 25 por ciento de uvas de mesa y 12 por ciento de la usada para producir vino, entre otros productos.
Es un "cinturón verde" en torno a la zona urbana más grande de Uruguay, que no solo tiene relevancia desde el punto de vista productivo sino también como núcleo ambiental y centro recreativo, cuyos habitantes tienen valores culturales propios.
El llamado Mercado Modelo es el centro de comercio mayorista distribuidor de la capital, con un volumen diario de 320 toneladas de frutas y hortalizas procedentes de la zona agrícola de Montevideo y de los cercanos departamentos de Canelones, Colonia y San José.
Ese mercado, ubicado en una zona densamente poblada, fue afectado en 1997 por un incendio que destruyó gran parte de sus instalaciones, lo que determinó que el gobierno del municipio capitalino impulsara un proyecto para ampliarlo y trasladarlo afuera de la ciudad.
La importancia que la Intendencia Municipal de Montevideo le adjudica al sector rural hizo que le otorgara beneficios impositivos que comenzaron por reducir a 50 por ciento el pago de tributos inmobiliarios.
El gobierno municipal envió la semana pasada a la Junta Departamental (consejo) un proyecto para exonerar en hasta 75 por ciento la contribución inmobiliaria a los predios rurales que sean explotados con "sistemas de producción orgánica" o por mecanismos que permitan combatir las plagas.
La recaudación tributaria de la comuna cayó 10 por ciento en 1998. Sin embargo, director del departamento de Recursos Financieros, Hugo Díaz, aseguró que no se renunciará al uso de la desgravación tributaria como incentivo a la producción "ante una crisis económica que no generamos".
En el marco de esa política de apoyo a los productores, el gobierno del municipio declaró a la mayoría de las zonas rurales "áreas de prioridad agrícola y de paisajes protegidos".
Por esa razón, una unidad especializada presta servicios de maquinarias agrícolas, incentiva la creación de pequeños huertos, apoya la producción agroecológica y estableció proyectos piloto para el cultivo de alfalfa y criaderos de cerdos.
Las autoridades entienden que Montevideo rural no es solo un motor que da trabajo y produce alimentos, sino que "también es belleza y calidad de vida".
Esos dos últimos aspectos son los que llevaron en los últimos cinco años a que empresarios locales e internacionales compraran grandes predios improductivos o vendidos por empresarios quebrados, para construir núcleos de viviendas para familias de alto poder adquisitivo. (FIN/IPS/rr/dm/if ip/99