Investigadores del Banco Mundial se dirigen a China este fin de semana para investigar las posibles consecuencias de un proyecto de colonización que causa serias discusiones políticas.
El proyecto con fondos del Banco Mundial propone trasladar a 58.000 campesinos que viven en regiones gravemente erosionadas a las áridas llanuras de la provincia de Qinghai, próximas al Tibet.
Pero la propuesta generó duras críticas del líder exiliado Dalai Lama, de grupos defensores de los derechos humanos y del ambiente, y de varios importantes miembros del Banco Mundial.
El argumento que dieron los detractores fue que el reasentamiento reducirá la presencia de tibetanos y mongoles en la zona, que comprende casi un décimo de la meseta del Tibet.
Jim MacNeill y Edward Ayensu, presidente y miembro respectivamente del equipo de inspección del Banco Mundial, saldrán hacia Beijing este sábado a fin de investigar el conflictivo «Proyecto de Reducción de la Pobreza en China Occidental».
La iniciativa generó controversias a principios de este año, y el Banco se vio obligado a aplazar dos veces la decisión de brindar fondos.
Los representantes de los 182 países miembro del Banco Mundial asumieron en junio un compromiso inusual. Aprobaron el proyecto de 160 millones de dólares, pero congelaron 40 millones para el reasentamiento en la remota provincia de Qinghai.
Esto se hizo para que el equipo de inspección pueda estudiar las violaciones políticas que denunció la Campaña Internacional por el Tibet, una organización no gubernamental.
Los investigadores enviados a China tendrán conversaciones con el gobierno y los funcionarios del Banco en Beijing, pero «el objetivo principal de la visita es reunirse con la gente de la región que se verá afectada si se lleva a cabo el proyecto en Qinghai», según una declaración del equipo.
MacNeill y Ayensu deberán volver a Washington el 20 o 21 de este mes para entrevistarse con el equipo en la sede del Banco y revisar los documentos del proyecto. Se espera que entreguen un informe final a principios del año próximo.
Los documentos del Banco Mundial sobre la iniciativa muestran que el porcentaje de tibetanos en la población de la región disminuirá de 22,7 a 14, y el de los mongoles pasará de 14,1 a 6,7 por ciento tras la realización del proyecto.
La zona del reasentamiento es, según el Banco, «adyacente» al Tibet, que fue anexado a China en 1959.
Los opositores a la iniciativa alegaron que la consecuencia del reasentamiento será el incremento de la competencia para obtener los escasos recursos disponibles, y el agravamiento de las tensiones étnicas de la región, que tiene tendencia a los estallidos de violencia.
Grupos ambientalistas acusaron al Banco Mundial de mentir sobre las consecuencias ecológicas del proyecto, que incluye una represa, carreteras e irrigación, al que el organismo calificó de «menores».
La institución habría ocultado sus conclusiones hasta que se completó la evaluación del proyecto, lo cual infringió sus propias normas con respecto de la divulgación de información.
También afirmaron que el proyecto viola compromisos ambientales del Banco Mundial al permitir el uso de pesticidas tóxicos en granjas en la zona donde se hará el reasentamiento.
Los directores ejecutivos de Alemania y Estados Unidos en el Banco Mundial optaron en junio por votar en contra del proyecto. Austria, Canadá, Francia y los países nórdicos se abstuvieron, mientras los demás estados votaron a favor.
Legisladores estadounidenses propusieron sancionar al Banco Mundial porque el proyecto fue aprobado a pesar de las objeciones de Estados Unidos.
«El director ejecutivo de Estados Unidos votó contra el proyecto, pero el Banco Mundial no obstante utilizará dólares de los contribuyentes estadounidenses para hacer el préstamo» que permitirá la obra en China, declaró el presidente del Comité de Política de la Cámara de Representantes, Christopher Cox.
Cox es el autor del proyecto de ley de Protección al Ecosistema y a los Pueblos Indígenas que, de ser aprobado, obligará a Estados Unidos a reducir automáticamente sus pagos al Banco Mundial si el organismo aprueba proyectos que sean nocivos para el ambiente.
Pero funcionarios del Banco Mundial respondieron que el plan de reasentamiento en Qinghai es voluntario y que hay muchos más campesinos que solicitaron su traslado de los que puede aceptar el proyecto.
El organismo sostiene que el proyecto es la mayor esperanza que tienen los aldeanos de escapar a la destitución.
El arreglo al que se llegó en junio sobre el proyecto sucedió después de que China, el mayor cliente del Banco Mundial, advirtiera en forma reiterada que debería «reevaluar» su relación con el organismo si no se aprobaba la iniciativa, dijeron a IPS fuentes de la institución. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ceb-aq/dv/99