Unos 5.000 representantes de gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo se reunirán a partir de la semana próxima en esta ciudad en busca de un consenso mundial para la reducción de los llamados gases de invernadero.
La Quinta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático comenzará el próximo lunes 25 y tendrá 10 días de duración.
Los delegados deberán admitir que las temperaturas siguen en aumento en todo el planeta y procurar una mayor reducción de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor, mediante mecanismos flexibles, dijo Michael Zammit Cutajar, secretario ejecutivo de la Convención.
"De hecho, las emisiones de países industriales aumentarán un 18 por ciento sobre los niveles de 1990 para el 2010, a menos que se adopten medidas eficaces", advirtió Zammit Cutajar.
Un plan contra el recalentamiento del planeta fue acordado en 1997 con la firma del Protocolo de Kyoto, que se obtuvo tras intensas deliberaciones en la tercera conferencia de partes.
Una vez que entre en vigor y sea legalmente aplicable, el protocolo comprometerá a los llamados países industrializados del "anexo uno" a fijarse objetivos para reducir las emisiones en el período 2008-2012.
El resultado previsto sería una reducción promedio de cinco por ciento en las emisiones de gases generadores de calor de los países industrializados, en comparación con los niveles de 1990.
El protocolo tiende a alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992, sobre la reversión de la tendencia al aumento de las emisiones de gases de invernadero, generados por la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo.
En el Protocolo de Kyoto, los países desarrollados se comprometieron a reducir las emisiones colectivas propias de seis gases contaminantes clave, en un cinco por ciento como mínimo.
El objetivo del grupo debía ser alcanzado a través de cortes de ocho por ciento por parte de Suiza, la mayoría de las naciones de Europa central y oriental, y la Unión Europea, la cual pretende cumplir ese propósito mediante la distribución de cuotas reductivas entre sus 15 estados miembros.
El protocolo también compromete a Estados Unidos a bajar sus emisiones en siete por ciento y a Canadá en seis por ciento, al igual que Hungría, Japón y Polonia.
Rusia, Nueva Zelanda y Ucrania deben estabilizar sus emisiones, mientras Noruega podría aumentarlas más de uno por ciento, Australia más de ocho e Islandia 10.
Sin embargo, el protocolo sólo entrará en vigor y tendrá fuerza legal cuando haya sido ratificado al menos por 55 países, incluidas las naciones desarrolladas que representen no menos del 55 por ciento de las emisiones totales del Norte industrial.
Hasta ahora, sólo 15 países, todos del mundo en desarrollo, han ratificado el protocolo. La lista no incluye a China e India, que producen grandes volúmenes de emisiones, si bien inferiores todavía a las de naciones industrializadas.
Los países industrializados en general y Estados Unidos en particular, hasta ahora, se han mostrado renuentes a ratificar el Protocolo de Kyoto.
Estos países advierten sobre las implicancias económicas que tendría una rápida transición a economías de bajas emisiones, incluso el posible impacto en la competitividad comercial, tanto entre ellos como en relación a los países en desarrollo que ahora están en proceso de industrialización.
Contra esos antecedentes negativos, la conferencia de Bonn debe definir reglas para que los países desarrollados puedan bajar el costo del cumplimiento de sus objetivos mediante la reducción de emisiones en otros países a través los llamados mecanismos flexibles, apuntó Zammit Cutajar.
Un tema relacionado será la determinación de sanciones para los países cumplan con lo establecido en el protocolo.
"Las conversaciones también podrían allanar el camino para que naciones en desarrollo clave se vean más involucradas en el futuro en la corrección del cambio climático", señaló Zammit Cutajar, refiriéndose a China e India, cuya adhesión es una precondición del Senado estadounidense para ratificar el pacto.
Está previsto que todas las negociaciones queden completadas en la conferencia final sobre cambio climático que tendrá lugar en La Haya en noviembre del 2000, el mismo mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Debido a esa superposición de fechas, la reunión de La Haya podría postergarse hasta la primavera boreal del 2001, según algunos observadores.
Sin embargo, cualquiera sea la fecha, el "encontronazo" se producirá en La Haya, advirtió Zammit Cutajar, y agregó que "los resultados finales deberán satisfacer a los principales países industrializados, impulsarlos a ratificar el protocolo y brindar incentivos a naciones en desarrollo para que adopten medidas en el futuro".
El funcionario expresó que la conferencia de Bonn debe generar confianza en un resultado exitoso en La Haya mediante la adopción de importantes decisiones técnicas, enviando señales positivas a empresarios e industrias y haciendo que los ministros se comprometan a encarar y acelerar las negociaciones. (FIN/IPS/tra-en/raj/mk/ego-mlm/en/99