Los médicos se rebelaron hoy en Brasil contra la creación de nuevos cursos en las facultades de Medicina, mientras continúan las protestas de los abogados en el mismo sentido.
Con la consigna "nuevos cursos de medicina le hacen daño a la salud", el Consejo Regional y el Sindicato de Médicos del Estado de Sao Paulo lanzaron el lunes una campaña contra el aumento de la cantidad de estudiantes y por una revisión de la enseñanza de esa profesión.
Brasil vive una situación paradójica en esa área. La asistencia sanitaria a la población es precaria, con miles de muertes anuales por malaria, diarreas, tuberculosis, sarampión y otras enfermedades evitables, pese a la cantidad excesiva de médicos, uno cada 673 habitantes.
La Organización Mundial de Salud considera satisfactorio uno cada 1.000 y países europeos ofrecen servicios casi perfectos con un índice que no alcanza la mitad del brasileño.
Además, la mayor concentración se registra en los estados más desarrollados. La proporción es de un médico cada 473 habitantes en Río de Janeiro y uno cada 479 en Sao Paulo. Mientras, pequeñas ciudades del interior y regiones pobres, como el nordeste y el norte, tienen déficit en esta materia.
Cerca de 8.000 médicos se gradúan cada año en las facultades de Brasil. Es un exceso, según Pedro Roque Monteleone, presidente del Consejo de Medicina de Sao Paulo. Pero el número de escuelas sigue en expansión.
Por eso, entre 20 y 30 por ciento de los médicos no logran cumplir el período de residencia, que les permite completar su formación práctica en un hospital, y representan riesgos de daños a la salud, argumentó Monteleone.
Una de las consecuencias es que el Consejo, órgano normativo, recibió el año pasado 55 por ciento más de quejas por errores médicos que en 1993.
La alarma por la multiplicación "irresponsable" de las facultades partió anteriormente de Reginaldo de Castro, presidente del Colegio de Abogados de Brasil (OAB). Los cursos de Derecho "deforman" a la mayoría de sus estudiantes, acusó.
Son 370 cursos dispersos por el país, con cerca de 300.000 alumnos, la mayoría en centros privados.
Pero en este caso, de distorsiones más antiguas, los graduados tienen que someterse a un examen de la OAB. Una gran parte no logra la aprobación que habilita al ejercicio de la abogacía.
La mala calidad de la enseñanza se comprueba también en los concursos para jueces, que nunca logran completar los cupos ofrecidos. Es así que la Justicia brasileña convive con una crónica escasez de jueces, con uno por cada 26.000 habitantes, contra uno por cada 3.000 en Alemania, por ejemplo.
Además, el exceso de abogados hace que, del total de 450.000 existentes en el país, solo la mitad viva exclusivamente de la profesión. Los demás trabajan en otras áreas.
Situación similar viven los médicos, por su insistencia en concentrarse en las grandes ciudades. La baja remuneración los obliga a dividirse en varios empleos. En consecuencia, son los profesionales que presentan mayores índices de estrés, de problemas cardíacos y drogadicción.
Pese a la saturación del mercado, los cursos de medicina son los más disputados en las pruebas de selección para la mayoría de las universidades. En la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ) había 63 candidatos para cada lugar en los concursos de admisión de alumnos este año.
El idealismo y la inmadurez de la juventud, el sentimiento de solidaridad y la búsqueda de prestigio explican esa opción, según el director de la Facultad de Ciencias Médicas de la UERJ, Humberto Peixoto.
Pese a todos los problemas, la medicina es la única profesión que asegura ocupación segura y permanente y en la que no hay desempleo, aunque la remuneración pueda ser baja, justificó Daniel da Gama Chaves, médico graduado hace tres años que ya cumplió su residencia e inició su carrera en Rio de Janeiro. (FIN/IPS/mo/mj/he ed/99
