BRASIL: El agua, nuevo factor de competitividad industrial

La escasez convirtió el agua en un bien de valor monetario y en factor de competitividad económica también en Brasil, el país con mayor abundancia de ríos del mundo.

La alarma sonó en la industria del estado de Sao Paulo, hasta hace poco considerada la locomotora del desarrollo nacional.

El gobierno brasileño se apresta a crear la Agencia Nacional del Agua (ANA), que se dedicará a la gestión de los recursos hídricos, ahora considerados un bien público cuya utilización dependerá de concesión estatal y del pago de tarifas.

Hasta ahora las empresas de saneamiento básico solo cobran, formalmente, por sus servicios de distribución, instalación y mantenimiento de la red de tuberías, no por el agua en sí misma. Industrias y proyectos de irrigación se abastecen en los ríos libremente.

Es natural que su precio sea más elevado donde escasea el recurso, disputado por la industria, la agricultura, la población residente y la generación de electricidad, incluso para estimular un uso más prudente y racional.

El cobro por el agua consumida podrá llevar muchas industrias a migrar de Sao Paulo a otros estados donde la abundancia de ríos permite la gratuidad, advirtió Horacio Lafer Piva, presidente de la Federación de las Industrias paulistas.

El agua puede convertirse en otro factor de la disputa por inversiones industriales, tal como ya ocurre con la "guerra fiscal", la concesión de ventajas tributarias, añadió.

La región metropolitana de Sao Paulo vive en esta década una creciente fuga de industrias, que buscan mano de obra más barata y mejores condiciones en ciudades del interior u otros estados.

Las grandes fábricas de vehículos, por ejemplo, pagan salarios promedio de 770 dólares en la periferia de Sao Paulo, la mitad en Betim, estado de Minas Gerais, y menos de un tercio en Resende, a 170 kilómetros de Rio de Janeiro.

Los obreros metalúrgicos realizan desde el mes pasado paralizaciones de 24 horas, cada semana en una de las ciudades donde hay fábricas, como presión por un contrato nacional del sector.

El objetivo es reducir esas diferencias salariales, que estimulan la migración de las empresas en busca de menores costos.

La Gran Sao Paulo, que ya sufre la evasión industrial por su mano de obra más cara y el congestionamiento de sus calles, enfrenta perspectivas desfavorables también por la escasez de agua.

La mayor metrópoli brasileña, con 16 millones de habitantes, tiene un pecado original, su ubicación en un planicie elevada donde están las nacientes de los ríos, por tanto con pocos recursos hídricos.

Además, sus manantiales están contaminados por la ocupación de sus orillas.

El cobro de tarifas elevadas podría, en efecto, estimular el traslado de empresas a otros estados, reconoció el ministro de Medio Ambiente, José Sarney Filho.

El costo del agua será necesariamente distinto en áreas donde escasea, como Sao Paulo y la región nordeste, y donde hay superabundancia, como en Amazonia, según Jerson Kelman, consultor del Ministerio de Medio Ambiente y considerado probable presidente del ANA.

Pero muchas empresas paulistas pagan hoy altos costos para poner en condiciones de uso el agua sucia que captan en los ríos. Además, como no hay gestión hídrica, reina en esa área "una ley de las selva", con el recurso libre pero sometido a duras disputas y siendo contaminado por todos, observó Kelman.

Los empresarios se darán cuenta que pagar la tarifa es más ventajoso que seguir en la situación actual, dijo. El dinero recaudado por el ANA se destinará a la recuperación de los ríos y manantiales.

Además, la gestión directa del agua se hará por comités de cuencas hidrográficas, donde los empresarios tendrán asiento, destacó el ministro.

La creación del ANA abre mejores condiciones también a la privatización de empresas de saneamiento, que hasta hoy afronta dificultades, en gran parte por indefiniciones sobre la jurisdición sobre el agua, lo que genera conflictos entre gobiernos estaduales y municipales.

Es un negocio de 30.000 millones de dólares en el país, estimó el ministro. Solo en tratamiento del agua servida de grandes ciudades se aplicarán 8.000 millones de dólares en los próximos tres años, agregó.

Sao Paulo trata, por ejemplo, de limpiar de su extremada sedimentación y contaminación el río Tieté, que atraviesa la ciudad. El gran proyecto realza la necesidad de considerar los costos ambientales y el agotamiento de los recuros naturales en las evaluaciones económicas. (FIN/IPS/mo/mj/en dv/99

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