El gobierno de Brasil anunció hoy la reducción de sus inversiones y aumento del gravamen en las utilidades de bancos y empresas para cumplir las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional, sin imponer costos adicionales directos a la población.
Las medidas adoptadas son para sustituir los 2.380 millones de reales (1.250 millones de dólares) de ingresos perdidos en el presupuesto del 2000, a raíz del fallo de la Suprema Corte de Justicia del 30 de septiembre contrario al cobro de contribuciones previsionales a funcionarios públicos jubilados.
La mitad de ese monto será cubierta por recortes de gastos, que no afectarán el área social, aseguró el presidente Fernando Henrique Cardoso.
La otra mitad se obtendrá elevando la Contribución para Financiación de la Seguridad Social, pagada por las empresas en el equivalente a tres por ciento de su facturación.
Por el decreto presidencial, las empresas pierden la posibilidad de descontar hasta un tercio de esa contribución, como compensación por el pago de un tributo sobre utilidades netas, anunció el ministro de Hacienda, Pedro Malán.
Esas medidas de emergencia aseguran el superávit de 2,65 por ciento del producto interno bruto en las previsiones del gobierno nacional para el próximo año, según el acuerdo firmado con el FMI, sostuvo el ministro de Planificación y Presupuesto, Martus Tavares.
Son mecanismos temporales que caducarán cuando se apruebe en el Congreso la enmienda constitucional que permitirá cobrar contribuciones de jubilados del sector público, afirmó Malán, pese al escaso apoyo parlamentario a tal propuesta.
El objetivo sigue siendo la reducción del déficit en la previsión social, que en el Estado brasileño alcanzará a 19.000 millones de reales (10.000 millones de dólares) este año, reiteró el ministro Malán.
Además, el gobierno estableció impuestos sobre el pago de intereses por operaciones financieras contratadas en el exterior y propuso al Congreso un nuevo código tributario para evitar la "elisión fiscal", es decir la evasión por subterfugios legales.
Ese conjunto de iniciativas fue bien acogido por sectores opositores. "La mayor parte ya fue propuesta por la oposición desde 1997, como el aumento de gravámenes al envío de ganancias al exterior y combate a la evasión fiscal", dijo José Genoino, líder del Partido de los Trabajadores en la Cámara de Diputados.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), sector rebelde de la coalición gobernante, también aplaudió las medidas anunciadas.
Es una buena solución, porque no aumentan la carga tributaria sobre la población, dijo el senador Jader Barbalho, presidente del PMDB.
El anuncio también tuvo buena acogida en el mercado financiero, promoviendo la tendencia al alza de las bolsas y de los títulos de la deuda externa brasileña, porque alejan las amenzazas de incumplimiento del ajuste fiscal, considerado clave para la recuperación de la economía nacional.
Las medidas no agradaron, sin embargo, el sector más conservador de la coalición gobernante, el Partido del Frente Liberal (PFL), cuyo presidente, Jorge Bornhausen, duda que se hayan adoptado las mejores alternativas.
Las reacciones indican que el presidente Cardoso se inclina a buscar soluciones que no agraven su elevada impopularidad. Las últimas encuestas registran que dos tercios de la población rechaza su gobierno. (FIN/IPS/mo/dm/if ip/99